Sor Marisa y Sor Marizele.
Sor Marizele y Sor Marisa, las monjas que se han viralizado por enseñar la palabra de Dios a ritmo de 'beatbox' y hip hop
Pertenecen a la congregación brasileña Copiosa Redención, la cual trabaja en la prevención, concienciación y el tratamiento de las adicciones.
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Los católicos dicen que uno de los atributos que distingue a Dios del resto de los mortales es que está presente a la vez en todas partes.
Y aunque en función de las creencias se pueda pensar que eso es imposible, quizás la viralidad que se produce en las redes sociales es lo más parecido a la ubicuidad que tiene la humanidad en la actualidad.
Recientemente, por las plataformas de Instagram y TikTok ha circulado un vídeo de dos monjas cantando y bailando una canción cristiana.
La peculiaridad de su actuación ha sido la base de beatbox que hacía una de las hermanas y los pasos de hip hop con los que la acompañaba la otra.
Ellas son Sor Marizele y Sor Marisa, dos brasileñas pertenecientes a la congregación Copiosa Redención. La comunidad está formada por "religiosos y laicos consagrados a Dios en la adoración y en el servicio a las personas con adicción a las drogas".
El éxito viral se debe a su paso por Familia de Amor, un programa brasileño de la cadena de televisión católica Pai Eterno; aunque, a las hermanas las redes sociales no les son ajenas.
La cuenta institucional de la congregación ha superado los 65.000 seguidores en Instagram y la personal de Marizele tiene 146.000.
Marizele lleva 25 años en la música y siempre le ha gustado "jugar con la voz y los ritmos", por eso es la responsable del beatbox en la dupla.
Por su parte, Marisa ha llevado el ritmo 'en la sangre' desde pequeña, ya que ha dado clases de ballet, hip hop y street dance y con su gemela "siempre montaba coreografías en casa".
La idea de unir el beatbox y la danza para predicar la palabra de Dios surge de intentar "acercar la vida religiosa a todos, pero especialmente a los jóvenes". Lo hacen con el propósito de "romper el paradigma de que los religiosos son serios y rígidos".
"La música animada y el baile en los retiros ayudan a que los adolescentes se acerquen y empiecen a conversar", afirma Sor Marisa.
Congregación Copiosa Redención
La canción con la que sorprendieron al público de televisión se titula Vocación. Ellas dicen: "Todos, en algún momento de nuestras vidas, necesitamos cuestionarnos cuál es nuestra misión, adivinar qué proyectó Dios para mí, es decir, saber cuál es nuestra vocación".
Pero no se debe quedar ahí la pregunta, ya que creen que debe trascender al plano profesional.
"Por ejemplo, un médico debería preguntarse si lo es porque quiere ganar mucho dinero, porque quiere ayudar a las personas o porque ayudando está viviendo el proyecto de Dios, su misión", expresa Marizele.
Insisten en que "todos tenemos una vocación" y que ellas la han encontrado en la fe y en su congregación. "Copiosa Redención nació hace 35 años porque Dios nos entregó el don de ser una salvación abundante".
El nombre de su comunidad es bastante realista, ya que se dedican diariamente a ayudar a personas con problemas de adicción al alcohol y las drogas. "Trabajamos la prevención, la concienciación y el tratamiento de las adicciones", afirma Sor Marizele.
Cuentan con grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos o Amor Exigente para hacer terapias de grupo. También realizan un proyecto, llamado Padre Wilton, con el que orientan y, si es necesario, acogen a personas con adicciones.
Esa orientación y acogida se complementa con atención psiquiátrica, durante y después de superar la dependencia. Además, también trabajan con niños de "hogares disfuncionales" en los que alguno de sus progenitores son drogodependientes.
Inicios en la fe
Ahora, las hermanas comparten fe, congregación y música. Sin embargo, el camino de cada una para llegar hasta aquí ha sido muy diferente.
La madre de Marizele enfermó cuando ella apenas tenía 19 años. "No sabíamos lo que tenía, pasó por varios médicos hasta que uno le diagnosticó un osteosarcoma cuyo tratamiento le supondría amputación y quimioterapia; además de darle pocos meses de vida".
Los especialistas 'daban por perdido' el caso. De hecho, les dijeron explícitamente: "Si creen en Dios, solo él puede salvarla". Esa frase hizo que Marizele se acercara a la fe mediante la oración y la conversación.
"Señor, no te conozco, pero tú me conoces. Si puedes curar a mi madre, seré tuya", ofreció la joven hermana. Al cabo de las semanas y tras varias pruebas médicas, el diagnóstico de su madre cambió.
Se descubrió que padecía una enfermedad rara de la paratiroides con varios tumores, en concreto, "la primera del mundo registrada científicamente", de la cual, se curó con tratamiento. "Para mí, fue un milagro", apostilla.
A partir de ese momento se hizo creyente y "caminó de la mano de Dios". Y, al cabo de cuatro años, cuando solo tenía 25 -habiendo acabado la carrera de veterinaria- entró en la congregación para vivir la fe en exclusiva.
Sor Marizele dando un concierto.
En cambio, la vocación de Marisa viene desde la cuna. Ella dice que "Dios plantó la semilla" porque de pequeña tenía la hemoglobina baja y sus padres la llevaron a un párroco para que la bendijera.
Desde entonces, cada vez que veía a sacerdotes y religiosas "algo se movía dentro y quería ir con ellos".
Cuando cumplió la mayoría de edad, en un retiro espiritual "tuvo una experiencia" con la Virgen María. Allí le dijo que "debía ser toda de Dios y servir a su hijo", lo que marcó su inicio en la vida religiosa de manera más intensa.
"No pensaba ser religiosa, pero tras hablar con amigas y hermanas, me guiaron en el camino del discernimiento hasta que en 2006 la congregación me aceptó como postulante", detalla Sor Marisa.