La falda 'Ahora'junto al cuadro que la inspiró.

La falda 'Ahora'junto al cuadro que la inspiró.

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Lo último en moda: rescatar a pintoras olvidadas, en tu falda

Maldita María es una firma de moda sostenible que reproduce obras de arte de pintoras y fotógrafas olvidadas en prendas de vestir.

16 abril, 2020 02:35

Llevar un lienzo en tu falda y poner de relieve el trabajo de mujeres pintoras que había caído en el olvido, este es el objetivo de la diseñadora Maria José Ibarz, creadora de la firma Maldita María. La diseñadora quiere destacar a artistas que a lo largo de la historia han vivido de su talento, han logrado tener éxito y ser reconocidas en su época. Mujeres que hoy han sido olvidadas y que Maldita María pretende recuperar a través de sus faldas ecológicas.

"El objetivo es lanzar faldas que se inspiren o que tomen como modelo las obras de pintoras y fotógrafas. Me gustaría rescatar mujeres que fueron conocidas en su época y colaborar con pintoras y fotógrafas actuales cuya obra provoque sensaciones que me conmuevan", dice María José Ibarz a EL ESPAÑOL.

Todas las prendas de Maldita María se crean en un único tejido, de forma que puedan reciclarse al final de su vida útil. "El objetivo es que menos prendas acaben en un vertedero emitiendo gases de efecto invernadero en su incineración", apunta María José Ibarz.

La falda 'Insomnia y el cuadro en el que se basa.

La falda 'Insomnia y el cuadro en el que se basa.

La sostenibilidad es el elemento clave en los diseños de Ibarz. "Quiero lanzar faldas más básicas utilizando materiales más sostenibles y poco usados hoy, como el cáñamo, el tencel, el lino, nuevas mezclas recicladas, como el InfinitDenim de fabricación nacional. Siempre naturales (o con pocos procesos químicos). Evitando los "plásticos", es decir, el polyester, la licra...", destaca.

Para su primera creación, la diseñadora eligió a como la mujer protagonista de su falda, una de las 79 mujeres que aparecían en el libro de Ángeles Caso, Ellas Mismas, autorretratos de pintoras. "Elegí a Artemisia porque me gustó su historia de superación, de libertad, de independencia. Fue una de las primeras mujeres que vivió de su talento y crió a sus hijas sola, después de separarse. Trabajó para la realeza y la iglesia, pintando obras de grandes dimensiones, nada usual en mujeres. Y las mujeres de sus cuadros dejaron de tener una mirada y una pose de sumisión", explica.

El cuadro de Artemisia Gentileschi y la falda hecha a partir de su lienzo.

El cuadro de Artemisia Gentileschi y la falda hecha a partir de su lienzo.

La segunda artista fue Marina Iborra, una pintora alicantina con una pincelada vibrante y colorista centrada en el ser humano que permitió a María José Ibarz fotografiar sus obras y utilizarlas en sus diseños. "La conocí en la escuela donde estudié patronaje. Me impresionaron mucho sus colores y su trazo grande y fuerte, el uso de caras y cuerpos en su obra, con un punto de vista muy intimista, comunicándolo sin miedo, de forma casi violenta en algunos lienzos", recuerda la diseñadora. "Un tiempo después, cuando Marina Iborra conoció mi proyecto, me invitó a su casa a fotografiar las pinturas que tenía allí".

Una vez en contacto con la obra de la artista, María se enamoró de un lienzo que Iborra había donado para recaudar fondos para el proyecto Chambbaa, una iniciativa para que médicos españoles viajen dos veces al año a Togo a operar, de forma altruista. "Ese lienzo está impreso en una de las faldas".

'Mirada', el cuadro y la falda inspirada en él.

'Mirada', el cuadro y la falda inspirada en él.

Cada estación, Maldita María saca un nuevo modelo de falda inspirada en una pintora o fotógrafa en una edición limitada y con una confección a medida. De cara al futuro, la diseñadora ya tiene a otras artistas en mente: "Ahora estoy trabajando en las fotos de Vivian Maier, una mujer anónima hasta que un gestor inmobiliario adquirió sus maletas llenas de carretes sin revelar. Y estoy investigando también sobre Wanda Wulz, Remedios Varo y Frida Kahlo", dice.

Las faldas de Maldita María son piezas únicas, realizadas de forma totalmente artesanal. "Mi marca debía tener como valores la sostenibilidad, la visibilidad de las mujeres y el arte. Elegí el arte como forma de diseño y de diferenciación, porque me había dado cuenta de que la moda sostenible se percibía como sosa, fea o hippy y buscaba dar un giro a esa sensación", concluye.