Berlín

¿Año nuevo, vida nueva? Que se cumpliera ese refrán es lo que no pocos desearían en la dirección de Volkswagen. Después de que el pasado otoño estallara el escándalo de los motores trucados para que sus coches diésel parecieran menos contaminantes, el consorcio germano redobla en los primeros compases del nuevo curso los esfuerzos para reconquistar la confianza de los consumidores decepcionados.

Este mes, la compañía, que atraviesa la mayor crisis de sus 78 años de historia, ha vuelto a pedir disculpas a bombo y platillo, además de haber anunciado inversiones y estar planteándose medidas como llevar a cabo rebajas en la compra de un nuevo vehículo para aquellos que se han visto más afectados por el engaño. Esas acciones se centran especialmente en el mercado estadounidense, donde se han prometido compensaciones económicas. En Estados Unidos, la empresa que dirige Matthias Müller no se ve tan fuerte como en Europa.

Nedo tiene una tienda de coches de ocasión en Rixdorf, un barrio del sureste berlinés. Él no ha notado en su negocio el escándalo de los motores diésel de Volkswagen. “No he visto ninguna preocupación al respecto en los clientes que vienen aquí, la gente sigue confiando en Volkswagen”, dice este joven de 38 años. Junto a su negocio, Fadi, de 33 años, también vende coches de segunda mano.

A mi eso no me interesa, porque creo, como muchos otros, que lo del escándalo sólo es propaganda vertida sobre Volkswagen para dañar a las marcas alemanas

Acaba de cerrar una venta cuando se dirige a EL ESPAÑOL para asegurar que “a la gente aquí no le preocupa para nada el escándalo de Volkswagen, siguen comprando coches de esa marca o de alguna otra del consorcio sin más”. “Además, a mi eso no me interesa, porque creo, como muchos otros, que lo del escándalo sólo es propaganda vertida sobre Volkswagen para dañar a las marcas alemanas”, añade.

Enfrentamiento entre países

Nedo comparte esa opinión. Y es que en Alemania, según Michael Bahles, responsable del área de Negocio Internacional de la Escuela de Negocios de Berlín (BSP), “el tema del fraude de Volkswagen ha dejado de ser un problema para la gente”. “Es más, ha adquirido una dimensión nacional, en la que Alemania se está enfrentando a Estados Unidos”, añade.

En Alemania, las ventas de coches nuevos de Volkswagen no se han visto afectadas por el fraude. Prueba de ello son los más de 685.000 vehículos vendidos aquí por el consorcio en 2015. El año pasado, a pesar del escándalo, Volkswagen vendió 1,7 millones de sus coches en el 'Viejo Continente', un 2% más que en 2014.

“Volkswagen es una marca fuerte en Europa, especialmente en Alemania y Austria, y ser fuerte desde hace ya mucho tiempo implica que la gente no la vaya a abandonar a pesar de los problemas que pueda atravesar”, explica Ferdinand Dudenhöffer, investigador especializado en la poderosa industria del automóvil germana. No obstante, “Estados Unidos no es lo mismo”, matiza este profesor de la Universidad de Duisburgo Essen. “En el mercado estadounidense, Volkswagen es una marca más bien pequeña, y por eso ahora están tratando de ganarse la simpatía del público allí”, añade Dudenhöffer.

En busca de una reconciliación con el público estadounidense, Matthias Müller viajó este mes a Estados Unidos por primera vez con motivo de la celebración del Salón Internacional del Automóvil de Detroit. Fue allí donde se le escuchó decir “lo siento sinceramente, pido perdón por lo que fue mal”.

Matthias Müller, consejero delegado de Volkswagen. Mark Blinch Reuters

A su paso por Detroit, Müller también anunció inversiones por valor de 900 millones de dólares (825 millones de euros) en suelo estadounidense. Protagonizó además una errática entrevista con la National Public Radio en la que aseguró que la empresa “no mintió” sobre las emisiones de sus motores diésel, pues que todo se debió, según dijo, a un malentendido con la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés). “No entendimos la pregunta sobre el problema”, afirmó Müller, aludiendo al interés inicial de la EPA en los motores trucados que acabó destapando el escándalo.

Müller hizo esas declaraciones pese a que su predecesor, Martin Winterkorn –quien dimitió tras salir a la luz el fraude–, reconoció que Volkswagen “había roto la confianza” que millones de personas habían depositado en la marca. Los costes del engaño se cuentan en miles de millones de euros. El consorcio ha reservado hasta 6.700 millones de euros para hacer frente a las consecuencias del escándalo. Sin embargo, hay estimaciones, como las que hacía recientemente la publicación mensual germana Manager Magazin, que situaban el precio total del fraude en unos 30.000 millones de euros.

¿Desafío imposible en EEUU?

En Estados Unidos, hay 500.000 coches afectados por la manipulación. La dura legislación y el músculo de las autoridades medioambientales de ese país suponen un desafío para el consorcio aún mayor que los 8,5 millones de vehículos afectados por el escándalo en Europa. Se cuentan unos 11 millones de coches Volkswagen con motores diésel trucados en todo el mundo.

“Para Volkswagen, en Estados Unidos el problema es mucho más grande porque las autoridades tienen más poder y porque la cantidad de mentiras a las autoridades es mucho mayor”, señala a este periódico Jan Hagen experto en gestión de errores y profesor de la Escuela Europea de Gestión y Tecnología de Berlín.

El daño que ha sufrido la imagen del fabricante de coches al otro lado del Atlántico también es mayor. En California, las autoridades medioambientales rechazaron recientemente los planes con los que Volkswagen pretendía aportar soluciones. De resultas, la compañía alemana tendrá que seguir trabajando para responder de forma más adaptada a las exigencias mercado estadounidense.

Logo de la marca Volkswagen Sean Gallup Getty Images

“Volkswagen ha infravalorado la dimensión de sus problemas en Estados Unidos”, subraya Dudenhöffer, el profesor de la Universidad de Duisburgo Essen. Por su parte Bahles, el experto de la Escuela de Negocios de Berlín, estima que el consorcio alemán “necesita comunicar mejor con las autoridades estadounidenses”. “Fue un fiasco que Müller viajara allí para ver cómo las autoridades medioambientales rechazaban los planes de la empresa”, agrega.

En este contexto, no es casualidad que el consorcio germano haya prometido a decenas de miles de propietarios afectados en Estados Unidos una compensación de unos 1.000 dólares (unos 900 euros), una medida que Volkswagen no quiere tomar en Europa. No obstante, desde Bruselas, la Comisión Europea presiona para que no se trate de un modo diferente a los propietarios del 'Viejo Continente'. Por su parte, el ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, ha tachado de “inaceptable” esas intenciones de Volkswagen.

En Alemania, los medios de comunicación han señalado que el consorcio estaría dispuesto a ofrecer descuentos a los propietarios de determinados vehículos diésel – los del motor de 1,6 litros – en la compra de un nuevo coche. En suelo germano se cuentan alrededor de 2,5 millones vehículos afectados por el fraude.

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