El experto reveló que Dacia no oculta que se trata de un proyecto conceptual, aunque deja la puerta abierta a desarrollar un modelo similar si se dan las circunstancias adecuadas.
Joan, experto en automoción, sobre el concept car de Dacia que podría revolucionar el mercado por menos de 15.000 euros
El analista subrayó que todo el diseño de este concept car está orientado a reducir costes.
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En un momento en el que los coches pequeños son cada vez más grandes, complejos y caros, un prototipo presentado por Dacia ha reabierto el debate sobre qué tipo de movilidad necesita realmente Europa. Joan, experto en automoción, se detuvo a analizar el Dacia Hipster, un concept car que propone una solución radicalmente distinta para los desplazamientos urbanos y que, de llegar a producción, podría situarse por debajo de los 15.000 euros.
Un concept car pensado para ocupar un nuevo espacio en el mercado
Desde el primer vistazo, el Dacia Hipster despierta reacciones encontradas. Joan comentó que su diseño recuerda más a un coche de dibujos animados que a un modelo convencional, aunque recalcó que esa apariencia forma parte de su planteamiento conceptual. El vehículo, insistió, no es un modelo de producción, sino un ejercicio de diseño que busca explorar una categoría intermedia entre los cuadriciclos pesados L7 y los coches eléctricos del segmento A, como el Dacia Spring.
El experto explicó que la propuesta de la marca rumana pasa por crear un coche eléctrico extremadamente sencillo, urbano y asequible, siempre condicionado a dos factores clave: una legislación europea que lo permita y una buena acogida por parte del público. Según añadió, Dacia no oculta que se trata de un proyecto conceptual, aunque deja la puerta abierta a desarrollar un modelo similar si se dan las circunstancias adecuadas.
Dimensiones reducidas y soluciones pensadas para ahorrar costes
Uno de los aspectos más llamativos del concept car es su tamaño. Joan detalló que el Dacia Hipster mide apenas tres metros de largo, con unas proporciones muy cercanas a las de los kei cars. Las ruedas están situadas en las esquinas, sin apenas voladizos, lo que maximiza el espacio interior pese a sus dimensiones compactas.
El experto subrayó que todo el diseño está orientado a reducir costes. Desde los cristales correderos en lugar de ventanillas convencionales hasta el uso de superficies planas en el capó y el parabrisas, cada decisión responde a un criterio de simplicidad industrial. Incluso los faros y pilotos dejan visibles las placas de LED, eliminando piezas superfluas y abaratando su fabricación.
Un interior minimalista que refuerza su carácter conceptual
En el interior, Joan destacó soluciones poco habituales en los coches actuales. El habitáculo recurre a una banqueta corrida en la parte delantera y a estructuras de asiento visibles, pensadas tanto para reducir costes como para ganar espacio en las plazas traseras. No obstante, volvió a insistir en que muchos de estos elementos cambiarían si el coche llegara algún día a la serie.
El uso del teléfono móvil como centro de control del vehículo es otro de los pilares del concepto. Según explicó, el smartphone se encargaría de la instrumentación, la navegación y el entretenimiento, eliminando pantallas y sistemas integrados más costosos. A ello se suman los accesorios modulares Uclip, que permiten añadir elementos como ventiladores o altavoces de forma sencilla.
Autonomía modesta y enfoque estrictamente urbano
En cuanto a la parte mecánica, Joan señaló que el Dacia Hipster estaría equipado con un motor eléctrico y una batería de pequeño tamaño, pensados para contener el peso y el precio. La autonomía estimada rondaría los 150 kilómetros, con una velocidad máxima cercana a los 110 km/h, suficiente para un uso urbano y periurbano.
El experto recalcó que el objetivo del proyecto no es competir con coches convencionales, sino cubrir un hueco cada vez mayor entre los cuadriciclos y los utilitarios eléctricos actuales, penalizados por el aumento de costes y regulaciones. En ese sentido, concluyó que el Dacia Hipster es, por ahora, “una pequeña caja llena de ideas”, cuyo futuro dependerá de si Europa está dispuesta a replantearse cómo deben ser los coches urbanos del mañana.