Las nuevas balizas obligatorias de la DGT tienen conexión móvil
Máximo, experto en automoción, no se corta sobre la baliza V16: “Es una forma más de controlarnos”
El experto comentó que, según numerosos usuarios y la propia Asociación Unificada de la Guardia Civil, la baliza puede ser difícil de ver a plena luz del día o en ciertas condiciones.
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La normativa de tráfico vive un momento de transformación en España, especialmente con la entrada en vigor de la baliza V16 conectada, que sustituirá a los clásicos triángulos a partir de 2026. El anuncio ha generado dudas, críticas y un intenso debate sobre seguridad, privacidad y el modelo de digitalización que impulsa la DGT. En ese contexto, Máximo, en un vídeo publicado en su canal Garaje Hermético, analizó sin filtros el origen del dispositivo, su evolución y las consecuencias que tendrá para los conductores.
Un invento que nació en la carretera y no en un laboratorio
En el vídeo, Máximo explicó que la primera idea de la baliza surgió en los años 90 gracias a Jorge Torres, un guardia civil con vocación de inventor. Señaló que el agente observó los problemas de los rotativos utilizados por coches camuflados y empezó a diseñar una solución más segura para señalizar emergencias sin necesidad de bajarse del vehículo.
Recordó que, junto a su socio Jorge Juan Costas, desarrolló una baliza compacta, sin cables y con activación magnética, que evitaba riesgos derivados de colocar triángulos en plena carretera. Según dijo, en 2009 apareció la primera versión y en 2018 la V16 quedó reconocida como dispositivo oficial de señalización, aunque todavía no era obligatoria.
La DGT y la conversión de la V16 en un sistema conectado
Máximo detalló que el giro definitivo llegó en 2021 con el Real Decreto que transformó la baliza en un dispositivo conectado y obligatorio a partir del 1 de enero de 2026. Criticó que el proyecto encajara dentro del plan de digitalización “DGT 3.0”, impulsado por el director Pere Navarro, y afirmó que la baliza se convirtió en la puerta de entrada para integrar vehículos en una red de datos en tiempo real.
También comentó que la DGT justificó el cambio citando muertes por atropello entre 2018 y 2022, aunque remarcó que el organismo no aportó estudios completos ni datos claros sobre las circunstancias. Para el experto, esta falta de transparencia ha generado todavía más desconfianza entre los conductores.
“La baliza V16 no es solo seguridad: es negocio para muchos”
Durante el análisis, Máximo señaló que el dispositivo abre un mercado millonario para fabricantes, operadoras telefónicas y el propio Estado. Indicó que la conectividad de 12 años implica acuerdos con grandes compañías como Telefónica o Vodafone, y recordó que cada compra genera un 21% de IVA directo para el gobierno.
Añadió que las sanciones también forman parte del impacto económico: explicó que no llevar la baliza podría suponer 80 euros y no señalizar una avería alcanzaría los 200. Subrayó que, para los usuarios que compraron modelos no conectados antes de la normativa, estos quedarán inutilizados en 2026.
Problemas de visibilidad, autonomía y efectividad en situaciones reales
Máximo advirtió sobre fallos prácticos del dispositivo. Comentó que, según numerosos usuarios y la propia Asociación Unificada de la Guardia Civil, la baliza puede ser difícil de ver a plena luz del día o en ciertas condiciones. También criticó la autonomía mínima de 30 minutos exigida por la DGT, que consideró insuficiente para zonas rurales o episodios extremos como nevadas prolongadas.
Además, señaló que no todos los vehículos permiten colocar la baliza en el techo, especialmente descapotables, modelos con paneles de aluminio o furgonetas altas, lo que compromete su visibilidad. Insistió en que, pese al discurso oficial, los triángulos siguen aportando una ventaja clave en tramos sin visibilidad.
¿Seguridad o control? La polémica sobre la privacidad
En el tramo final del vídeo, Máximo abordó una de las críticas más repetidas: el alcance real de la geolocalización obligatoria. Reconoció que muchos conductores temen que la V16 sirva para aumentar el control sobre los usuarios, y aunque la DGT asegura que solo envía datos cuando se activa, afirmó que la desconfianza está muy extendida. “Es una forma más de controlarnos”, dijo sobre la percepción generalizada.
También lamentó que la baliza no se conecte directamente con servicios de emergencia, algo que consideró una “chapuza”, y que el Estado no contribuya económicamente a un dispositivo que se volverá obligatorio para millones de usuarios.