Imagen de la carretera Madrid- La Coruña.
Esta es la nueva autovía que abre sus puertas a más de 10.000 conductores diarios tras más de 20 años en obras
El pasado miércoles 1 de octubre se inauguró el último tramo de 12,8 kilómetros, poniendo fin a un trabajo que ha supuesto más de 61 millones de euros.
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El primer día del mes de octubre trajo consigo una buena noticia para los conductores, especialmente para los que transitan por las zonas de Huesca hasta Lérida, correspondiendo a la carretera A-22. Unas obras que comenzaron en 2004 tras una previa aprobación del plan informativo en 1999.
Un periodo largo que vio un ápice de esperanza en 2008, cuando se inauguró el primer tramo de la vía, la variante de Monzón. A partir de ese momento se fueron inaugurando tramos progresivamente hasta el año 2012, que a consecuencia de la crisis económica y los recortes de presupuestos se contuvo el proceso, interrumpiendo el acceso a Huesca.
La última fase del proyecto tuvo que esperarse hasta ser aprobada en el año 2018, pero a pesar de esto los planes se vieron alargados desde los 36 hasta los 87 meses, de la misma manera que supuso un incremento del 30% en el presupuesto.
Imagen de una carretera española.
Se trata de un recorrido de 110 kilómetros aproximadamente, en el que se esperan 10.000 conductores diarios, una carretera que ha necesitado 25 años para poder completarse. En este periodo, se han generado polémicas y controversias, que se vieron envueltas por recursos judiciales y complicaciones ambientales.
Incluso La Audiencia Nacional se involucró mientras los ayuntamientos y poblaciones cercanas denunciaban la situación. Mientras que los conductores necesitaron utilizar una vía alternativa para su movilidad, la N-240, que se convirtió en un foco continuo de accidentes.
A pesar de su inauguración aún quedan por finalizarse dos enlaces relevantes, uno de ellos está en el tramo situado entre Lanave-Sabiñánigo, A-23, mientras que el otro se encuentra en el Puente de la Reina, en conexión con Fago, en la A-21 situada en Jaca, Pamplona.
En cuanto a la autovía, esta contará con dos carriles en cada sentido de la vía en la que habrá arcenes exteriores con una dimensión de 2,5 metros. Durante el recorrido existirán dos viaductos sobre los ríos Flumen y Botella, además de las cuatro salidas y entradas entre las que estarán: Centro de Ronda Norte, Oeste de Ronda Norte, junto con Loporzano y Montearagón.
Como medidas de prevención, en la vía se encontrarán implantados tres radares fijos que ya se encontraban en la antigua vía de carretera nacional.
Esta calzada, que ha tenido un coste superior a los 61 millones de euros, traerá consigo algunos avances como el acceso a Cataluña mejorando la calidad de vida de sus usuarios habituales, aunque también pone de manifiesto la lentitud de las gestiones realizadas, que sin duda sus vecinos no van a olvidar.