La gata Dusty.

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Mascotario

Un veterinario español revela cómo los gatos perciben nuestros besos: "Es una forma de señalar la jerarquía social"

El especialista explica cómo perciben los gatos los gestos de afecto y en qué situaciones pueden ser perjudiciales.

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Angelica Rimini
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¿Te has preguntado alguna vez si el amor incondicional que le da a su gato, manifestado en besos, abrazos y caprichos constantes, es realmente beneficioso para su bienestar?

El veterinario Carlos Gutiérrez, en un vídeo de YouTube, advierte que existe una línea muy delgada entre cubrir las necesidades del felino y cruzar el umbral del exceso, lo que puede derivar en problemas de comportamiento y salud.

El concepto de mimar a los gatos se divide en dos categorías principales: darles demasiados caprichos (premios excesivos, atender todos sus maullidos o levantarse a las 5 de la mañana para alimentarlos) y, por otro lado, el exceso de contacto físico (besos, abrazos, levantarlos del suelo).

El mito de los besos

Uno de los puntos clave abordados por el experto es la diferencia en la percepción del afecto físico entre humanos y gatos. "Lo primero que tenemos que entender es que ellos no ven este tipo de actividades de la misma forma que lo hacemos las personas", declara Carlos.

Explica que en las relaciones intergatunas no existe nada parecido a los besos y abrazos, e incluso el acicalado mutuo suele ser una forma de señalar quién está más arriba o más abajo en la jerarquía social.

No obstante, en el estrecho vínculo doméstico, sí pueden aprender a asociar los besos y abrazos humanos como una actitud positiva, especialmente por las caricias y el bienestar que les ofrecemos después.

El experto dice que existen gatos que disfrutan y ronronean, se sienten a gusto, incluso devuelven el afecto con formas propias, y otros que muestran signos de tensión y contrariedad, aplanando las orejas, enderezando los bigotes o apartando la cabeza

"Si vemos que nuestro gato responde afectuosamente a nuestros besos y abrazos, sí podemos hacerlo, pero lógicamente dentro de un límite". Subraya que no se puede estar todo el día dándole besos al gato, ya que esto podría interferir y molestar sus actividades diarias.

Si el felino prefiere mantener distancias, "mejor no lo hagas nunca". El mensaje final del veterinario es de moderación: "besar a nuestros gatos y abrazarles siempre y cuando a ellos no les importe no tiene por qué ser nada negativo".

La línea delgada

Mimar al compañero felino tiene aspectos positivos, como el fortalecimiento del vínculo y estar más pendientes de sus necesidades, lo que ayuda a detectar problemas de salud o de comportamiento a tiempo.

Sin embargo, cuando se cruza la línea, los efectos pueden ser muy perjudiciales. Según el profesional, estas son las consecuencias de los mimos exagerados:

  • Alteración de Rutinas: Molestar al gato cuando descansa hace que cambie sus rutinas y busque lugares menos expuestos para dormir, sintiéndose inseguro en zonas antes confiadas.

  • Adicción y Reclamo Constante: El contacto excesivo puede hacer que el gato se vuelva adicto a la atención, reclamándola constantemente, incluso despertando a sus dueños a las 5 de la mañana, especialmente si busca comida.

  • Desórdenes Alimentarios: Los mimos exagerados a menudo resultan en gatos que acaban engordando porque los dueños no logran poner límites y llenan el cuenco cada vez que el gato pide. Se le da comida como recompensa por llamar la atención.

  • Hiperdependencia: Generar una dependencia tal que el gato solo quiera comer o realizar actividades si el humano está presente o acariciándole, es un grave problema que surge de una atención excesiva.

  • Estrés y Frustración: Si el gato aprende que siempre conseguirá lo que quiere (por ejemplo, comida enlatada si rechaza el pienso seco), y en algún momento se le niega, esto puede desembocar en frustración y estrés, que a su vez genera comportamientos anómalos como marcaje, agresividad o ansiedad por separación.