Varios perros en un chenil de una perrera.

Varios perros en un chenil de una perrera. Istock

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Un psicólogo revela la realidad del Síndrome de Noé: "La persona cree que ofrece amor, pero condena al animal"

Vicente Alcántara explica la situación dramática que provoca esta enfermedad mental, sus causas y posibles consecuencias.

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En una casa de Rociana del Condado, Huelva, la tragedia llevaba tiempo escondida tras la puerta. Una mujer convivía con decenas de perros entre jaulas, suciedad y muerte.

Dentro de la casa hallaron casi veinte cadáveres amontonados y apenas cinco animales con vida. La protectora Salvando Peludos se ocupó del caso y pudo salvarlos a tiempo.

Durante años, los vecinos sospechaban lo que ocurría tras esas paredes, algunos incluso lograron sacar a escondidas a algún perro para salvarlo. Pero fue cuando la propia mujer entregó las llaves a un tercero que el horror quedó al descubierto: olor a podredumbre, esqueletos en jaulas, cuerpos olvidados en cada rincón.

Ahora, los cinco supervivientes comienzan un nuevo camino hacia la recuperación en un refugio, y la protectora exige justicia. Reclaman que se reconozca de una vez el Síndrome de Noé como un grave trastorno, porque mientras no existan protocolos claros, las víctimas seguirán siendo siempre las mismas: los animales.

Este es un caso típico de esta patología que, como explica el psicólogo Vicente Alcántara, se caracteriza por la acumulación descontrolada de animales bajo la creencia ilusoria de que se les está salvando.

Una condena al descuido

"A diferencia de un verdadero amante de los animales, la persona con Síndrome de Noé no mide su capacidad real de cuidado. Cree que ofrece refugio y amor, cuando en realidad los condena al descuido y a la insalubridad", explica Alcántara en una conferencia grabada en YouTube.

Según Alcántara, este trastorno afecta no solo a los animales, sino también al entorno. Los domicilios suelen convertirse en espacios deteriorados, con hacinamiento y condiciones poco habitables.

La mayoría de quienes lo padecen ni siquiera son conscientes del problema y rechazan con hostilidad cualquier intento de ayuda.

Estados psicóticos o ansiedad

Respecto a las causas, Alcántara reconoce que no hay una única explicación. Algunas personas desarrollan el síndrome como manifestación de un trastorno obsesivo-compulsivo, donde la ansiedad y los pensamientos recurrentes los llevan a recoger sin medida.

En otros casos, se trata de estados psicóticos que desconectan al individuo de la realidad, haciéndole creer que tiene una misión salvadora. También aparecen factores emocionales, como la soledad o experiencias de abandono en la infancia, que impulsan a buscar compañía en mascotas.

"No es una cuestión de sensibilidad exagerada hacia los animales, sino un trastorno complejo donde confluyen motivos biográficos, sociales y psiquiátricos", señala el psicólogo.

En su comportamiento diario, destaca una marcada resistencia a separarse de los animales: quienes padecen este síndrome reaccionan con extrema hostilidad si se intenta retirarlos del hogar.

Además, suelen vivir aislados socialmente y adquieren mascotas tanto de manera pasiva —porque otros vecinos se las entregan pensando que encontrarán refugio— como de forma activa, saliendo a buscarlas o incluso promocionándose como cuidadores.

Una particularidad frecuente es la preferencia por acumular gatos, quizá porque son sencillos de mantener y más fáciles de obtener que otras especies.

Una situación insoportable

El diagnóstico no es sencillo. Por lo general, se empieza a sospechar cuando la acumulación crece de tal manera que la situación rebasa cualquier límite saludable. Aparecen no solo suciedad y desorden, sino también animales moribundos o incluso cadáveres.

Muchos perros juntos en el patio.

Muchos perros juntos en el patio. Istock

El rasgo decisivo, insiste Alcántara, es la completa falta de conciencia del problema. "El paciente no percibe que está provocando sufrimiento; siente que hace el bien, aunque los animales digan lo contrario con su estado".

El tratamiento del Síndrome de Noé es largo y complicado. Requiere la intervención de un equipo multidisciplinar en el que participan psicólogos, psiquiatras y, en ocasiones, servicios sociales.

La terapia psicológica busca modificar las creencias erróneas y encontrar las raíces emocionales del comportamiento. Mientras que el apoyo psiquiátrico es fundamental en casos de TOC o psicosis, donde se requieren fármacos.

Aunque poco conocido, se estima que hasta un 2% de la población podría padecer este tipo de patología. Casos como el de la localidad de Huelva se repiten en diferentes lugares, siempre con la misma paradoja: la intención de salvar que termina dañando.

Visibilizar el Síndrome de Noé no solo ayuda a comprenderlo, sino también a recordar que el amor por los animales debe ir siempre acompañado de responsabilidad y cuidado real.