Isabel Cárdenas, experta en comportamiento canino.

Isabel Cárdenas, experta en comportamiento canino.

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Isabel Cárdenas, experta en comportamiento canino, tajante con la humanización de los animales: "Afecta a su bienestar"

La profesional ha compartido un vídeo en el que explica detalladamente los problemas que podemos ocasionar a nuestras mascotas.

Más información: La Dra. Paula Calvo lo deja claro y revela cómo lograr una socialización sin estrés: "Tu perro necesita margen"

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Vestir a nuestras mascotas con trajes, pasearlos en cochecitos o incluso celebrarles el cumpleaños se ha vuelto una imagen cada vez más normalizada en nuestro día a día. Estas prácticas, que buscan expresar afecto y reforzar el vínculo con la mascota, forman parte de una tendencia creciente: la humanización de los animales de compañía.

Sin embargo, esta situación, que para las personas puede resultar entrañable o divertido, para los perros es una fuente de incomodidad.

Precisamente, la educadora canina Isabel Cárdenas ha publicado un vídeo en sus redes sociales en el que advierte que muchas de estas prácticas, aunque bien intencionadas, pueden generar miedo, ansiedad e incluso desconfianza hacia quienes deberían darles seguridad.

"¿Le regalan un coche? ¿De verdad? ¿Un coche teledirigido? ¿A dos perros? ¿De verdad? Yo creo que ese coche se vende como para niños, ¿no? No como para perros", comienza diciendo la educadora al inicio del vídeo.

En el mismo registro, observa la reacción de uno de los animales: "El perro está completamente asustado, huyendo de ese cacharro que se mueve, grande. El perro quiere ejercicio, quiere estimularse en el campo, olfateando, siendo perro".

Para la especialista, la clave está en comprender que lo que los humanos consideran gracioso o tierno, los perros pueden percibirlo como amenazante.

"Este perro en este vídeo no está disfrutando. No para de ladrar", apunta Cárdenas, quien describe al animal ladrando, reculando, e incómodo.

La educadora insiste en que la verdadera forma de demostrar cariño a un perro es respetar sus instintos y ofrecerles actividades acordes a su especie.

"Lo mejor que podemos regalarles es respeto, calma y actividades adaptadas a su naturaleza", subraya.

Consecuencias emocionales

Tal y como se ha mencionado anteriormente, la humanización de los perros no solo genera escenas curiosas para las redes sociales, también puede tener efectos profundos en su bienestar emocional y en la relación con sus dueños.

Según apunta la experta, Isabel Cárdenas, los problemas más frecuentes son los siguientes:

1. Ansiedad y miedo

Un coche teledirigido, un disfraz con texturas incómodas o una vela encendida en una tarta no son objetos neutros para un perro.

Su sistema sensorial, especialmente el auditivo y el olfativo, percibe estas situaciones como potencialmente amenazantes. La ansiedad que experimentan se manifiesta en jadeos excesivos, temblores, intentos de huida o ladridos insistentes.

2. Estrés acumulado

Aunque un episodio aislado pueda parecer inofensivo, la exposición repetida a situaciones que generan incomodidad termina acumulando estrés en el animal.

Este estado permanente de alerta reduce su capacidad de relajarse y descansar, afectando su salud física y emocional. Estudios de etología señalan que el estrés crónico en perros puede desencadenar problemas gastrointestinales, dermatológicos y de conducta.

3. Desconfianza

Cuando un perro asocia a su cuidador con experiencias desagradables, puede comenzar a perder la confianza en él.

Si la persona se ríe o insiste en situaciones que el animal vive con miedo, el vínculo se erosiona: el perro ya no percibe a su guía como una figura de protección, sino como parte del problema. A largo plazo, esto puede traducirse en resistencia a interactuar o en conductas defensivas.

4. Problemas de conducta

La humanización excesiva suele estar en la raíz de comportamientos como ladridos compulsivos, destrozos en el hogar o reactividad en la calle. Un perro que no encuentra espacios para expresarse como especie, olfatear, correr, explorar, busca salidas alternativas a su frustración.

En algunos casos, esto desemboca en agresividad, lo que agrava la percepción de "malo" o "problemático" cuando, en realidad, es un animal desajustado emocionalmente.

5. Malestar emocional

Más allá de los episodios de miedo o estrés, lo que está en juego es la estabilidad emocional del perro. Privarlo de sus conductas naturales en favor de dinámicas humanas lo desconecta de su propia esencia.

"Lo que para nosotros es gracioso, para ellos puede ser incómodo o incluso doloroso", recuerda Cárdenas. El resultado es un perro que, aun rodeado de cariño, vive con carencias emocionales que limitan su calidad de vida.