Imagen de los incendios en Cerezal de Puertas.

Imagen de los incendios en Cerezal de Puertas. Cedida.

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Araceli, rota y devastada por la tragedia: "Me siento culpable por tener que elegir entre mi vida y la de la perra"

Según informa la vecina de Cerezal de Puertas a EL ESPAÑOL, el incendio ha provocado la pérdida de una vaca, tres cerdos y 30 gallinas.

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Gran parte de la Península vive estos días una de las peores oleadas de incendios forestales de los últimos años. Decenas de focos activos en varias comunidades han obligado a desalojos masivos, destruido hectáreas de bosque y puesto en riesgo a personas, viviendas y animales.

Entre los municipios más afectados se encuentra Cerezal de Puertas, en Salamanca, que se ha convertido en un ejemplo de la vulnerabilidad de las pequeñas localidades ante la devastación del fuego.

Más de 10.500 hectáreas quedaron calcinadas en cuestión de horas, afectando a familias enteras y a sus animales, que en muchos casos no pudieron ser rescatados. Araceli Hernández, vecina del pueblo, relata a EL ESPAÑOL los momentos de angustia vividos mientras las llamas devoraban las casas y el ganado de la familia.

Imagen de la casa de Araceli.

Imagen de la casa de Araceli.

"Está siendo todo bastante trágico. No hubo tiempo de reacción, me puse una camiseta que no me valía y unos pantalones puestos al revés y salí rápido de casa", confiesa recordando cómo vivió las primeras horas del incendio que ha dejado "completamente desolado al pueblo".

Tal y como corrobora Araceli, madre de dos hijos menores, los primeros momentos estuvieron marcados por la urgencia y la tragedia. Relata que su padre y su hermano intentaron proteger el ganado perteneciente a la familia, acercándose a la finca con los tractores para hacer de cortafuegos. "Me preocupaba la vida de ellos, no sabía ni si estaban muertos", manifiesta.

Afortunadamente, su hermano y su padre resultaron ilesos, logrando ponerse a salvo antes de que el fuego avanzara con fuerza. Sin embargo, la velocidad y ferocidad de las llamas hicieron imposible cualquier acción efectiva para proteger al ganado.

En su voz todavía se percibe la angustia vivida durante las horas más duras del incendio. "Se nos ha muerto una vaca, creemos que del estrés… además, tres cerdos han muerto asfixiados del humo y las 30 gallinas también", cuenta Araceli con la voz entrecortada.

Vídeo de los bomberos en la casa de Araceli.

La evacuación fue caótica, aunque los bomberos y la Guardia Civil lograron organizar la salida de los vecinos dentro de lo posible. Tal y como describe Araceli, la situación era "insostenible". "No había luz, no había agua, solo humo y llamas. No se podía ni respirar", añade.

"A nosotros nos llevaron a otro pueblo y hubo gente que se fue a las fincas. Decían que el pueblo era una ratonera", asegura.

Al regresar horas después para evaluar los daños y rescatar a sus perros y al resto del ganado, Araceli se encontró con apenas un camión de bomberos y un solo efectivo; poco después, la Guardia Civil les ordenó evacuar de nuevo ante la llegada de otra lengua de fuego.

Tal y como manifiesta Araceli, los días posteriores han sido devastadores para la familia: "Psicológicamente estamos fatal… vas dándote cuenta de lo que hemos perdido, de que nos hemos podido morir todos".

Animales rescatados

No obstante, no todas las noticias han sido negativas. La solidaridad de la comunidad y la rápida intervención de voluntarios permitieron rescatar a varios animales que habían quedado atrapados entre las llamas. Entre ellos se encuentran Toby y Luna, dos de los perros que vivían en las fincas familiares que lograron sobrevivir gracias a estos esfuerzos.

Luna, que sufrió algunas quemaduras leves, fue encontrada entre los escombros. Con voz temblorosa, Araceli confiesa: "Me siento culpable porque en un primer momento tuve que elegir entre mi vida y la de la perra".

Explica que Luna fue rescatada, aunque "tiene muchísima anemia por las quemaduras y las almohadillas de las patas las tiene en carne viva. Tiene mucho miedo". Además, Araceli ha querido mencionar la gran labor de la Clínica Veterinaria Salinero, quien se está encargando de curar a Luna. "Ellos se están haciendo cargo de casi todos los gastos", apunta.

Por su parte, Toby salió totalmente ileso. Tras los días críticos del incendio, apareció en las inmediaciones de la finca, lo que alivió enormemente a la familia. "Fue todo un milagro", apunta.

Gran labor de voluntarios

La vecina de Cerezal de Puertas explica que la situación se complicó aún más porque, en esos momentos, apenas había efectivos disponibles: "No había prácticamente bomberos para apagar el fuego porque había muchos focos activos. No les culpo, bastante han hecho", corrobora.

Esta falta de recursos hizo que la intervención de los vecinos y voluntarios fuera fundamental para minimizar los daños y proteger lo que todavía se podía salvar.

Estos no solo ayudaron a rescatar a los animales, sino que también brindaron apoyo logístico a la familia y a los vecinos, distribuyendo agua, alimentos y asegurando zonas seguras mientras los bomberos trabajaban para contener las llamas. "Han ayudado muchísimo a pesar de no poder hacer nada", asegura.

Araceli reconoce el impacto emocional que ha tenido la tragedia en su familia: "Estamos en shock, yo lo estoy pasando muy mal, pero al fin y al cabo, soy la que tengo que estar fuerte para levantar a la familia", añade.

Explica, además, que la situación ha sido especialmente difícil para todos: "Son gente muy mayor, mi madre tiene 77 años y esto no lo ha vivido nunca, lo está pasando fatal; cada dos por tres llora por el miedo a vivirlo de nuevo".

De hecho, Araceli sostiene que los vecinos hacen guardias por las noches para controlar la situación, porque aún hay vigas que siguen ardiendo dentro de las paredes y no se ven: "La media de edad de aquí es de 65 para arriba y todos ellos hacen turnos para que no se reactive el fuego".

A pesar de todo, mantiene la esperanza: "Poco a poco vamos a salir adelante, estoy muy segura. La gente está ayudando muchísimo y se está portando muy bien".