Zona calcinada por el incendio que desde el lunes afecta a la localidad de Tres Cantos, Madrid.
Una clínica veterinaria de Tres Cantos desbordada tras los incendios: "Solo se les pudo brindar la eutanasia"
Cientos de clínicas veterinarias y asociaciones se han movilizado para atender a los animales en medio de la catástrofe forestal.
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España vive este agosto uno de los episodios más graves de incendios forestales en su historia reciente. Con más de 157.000 hectáreas arrasadas solo en este mes, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), el país se enfrenta a una emergencia de dimensiones devastadoras.
En medio de esta catástrofe, hay víctimas de las que poco se habla: los animales. Los incendios no solo destruyen bosques y cultivos, sino que arrasan con la vida de miles de seres vivos incapaces de huir. Precisamente, una de las escenas más dramáticas se vivió en Tres Cantos, donde murieron decenas de caballos y más de 100 ovejas en explotaciones ganaderas locales.
En este contexto de tragedia, la labor de las clínicas veterinarias ha emergido como un pilar de esperanza. Un ejemplo conmovedor se vivió en Tres Cantos, donde la Clínica Veterinaria Tres Huellas se convirtió en un refugio improvisado para animales rescatados.
"Han sido días de no parar", compartieron en un mensaje difundido en redes sociales. Tal y como apuntan desde la clínica, en una sola noche atendieron a tres perros y a dos gatos lactantes recogidos por operarios municipales, mientras al día siguiente acudieron de urgencia a auxiliar ovejas en estado deplorable.
Lo que comenzó con una veterinaria y un auxiliar ATV se transformó rápidamente en una marea solidaria: profesionales de clínicas vecinas, asociaciones como FAPAM, Santuario Salvando Peludos o ANAA, además de voluntarios anónimos, se unieron para aportar manos, material y medicamentos.
La crudeza de la situación, además, obligó en muchos casos a recurrir a la eutanasia ante lesiones irreversibles.
Desde la propia clínica lo explicaban con dolor: "Por desgracia, algunos animales presentaban lesiones tan severas que únicamente se les pudo brindar la eutanasia humanitaria. Ante el dolor, nos tuvimos que conformar con cesarlo".
Sin embargo, también hubo historias de supervivencia: gracias al rastreo de voluntarios, un gato fue localizado con vida entre los restos calcinados y pudo recibir atención médica.
"No todo es bonito ni fácil, pero sí está la certeza de hacer lo correcto", añadieron en su testimonio, reflejando la esencia de la profesión veterinaria.