Samuel León, educador canino de Tribu Canina, con su perro.

Samuel León, educador canino de Tribu Canina, con su perro. Samuel

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Un educador canino deja clara la clave para el cuidado integral de tu perro: "La responsabilidad de adaptarse es del humano"

El experto enfatiza en la responsabilidad inherente a la tenencia de perros, subrayando que va más allá de las necesidades básicas.

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La integración de un perro en la familia es, sin duda, un privilegio, pero también una "enorme responsabilidad". Samuel León, un educador perruno de Tribu Canina, enfatiza que va mucho más allá de las atenciones básicas de alimentación y vacunas.

"Los perros tienen necesidades. Ahora bien, ¿las conocemos todas? Y por supuesto, ¿las cubrimos y les permitimos un desarrollo integral pleno?", cuestiona León, destacando la importancia de un conocimiento profundo sobre estos compañeros.

La clave para una convivencia armoniosa y el bienestar integral de nuestros peludos reside en comprender que cada perro es único y diferente al anterior, con necesidades que varían individualmente y que están fuertemente influenciadas por su herencia genética.

"La responsabilidad de adaptarse es del humano", advierte el educador. "La intención de cambiar nuestra rutina de vida para adaptarla al animal que nos gusta, muchísimas veces, se queda en eso, en una simple intención, y al final es al perro al que le pedimos que se adapte a nosotros".

Para abordar este desafío, Samuel León y el blog de Tribu Canina proponen cuatro áreas principales que son fundamentales tener en cuenta para el bienestar canino.

Área física

Esta es la dimensión más reconocida y, por lo general, mejor atendida. Incluye todos los aspectos fisiológicos como la salud, la alimentación y el ejercicio diario.

"Si un perro muestra un cambio de comportamiento inesperado, como morder sin razón previa, el primer paso es un chequeo veterinario, ya que a menudo puede haber una razón patológica, como una infección de oídos", explica el educador.

Sin embargo, la premura para atender problemas de salud física no siempre se replica cuando el problema es, por ejemplo, emocional.

Área emocional

Fundamental, aunque a menudo subestimada, esta área aborda las sensibilidades de los perros. León explica que, "como seres sintientes, tienen sensibilidades y un umbral de mayor o menor tolerancia a estímulos determinados".

Samuel León, educador canino, con sus perros.

Samuel León, educador canino, con sus perros. Samuel

El miedo, por ejemplo, es una respuesta química e involuntaria, y pretender modificarla mediante premios o castigos resulta, cuanto menos, ineficaz.

La gestión emocional es crucial para su equilibrio y felicidad, incluso si sus problemas emocionales no nos afectan directamente.

Área cognitiva

Contrario a lo que muchos pueden pensar, "¡los perros piensan y toman decisiones!". Sus capacidades cognitivas pueden y deben trabajarse con un buen entrenamiento diario.

León ilustra la diferencia entre un enfoque de control y uno cognitivo: "En el primer caso, estamos ejerciendo control sobre nuestro perro. Le estamos diciendo lo que debe hacer, y el perro está ejecutando una orden, reaccionando ante ella. No debe pensar para resolver el problema".

En contraste, un enfoque cognitivo transversal "le estamos pidiendo autocontrol, que se equilibre emocionalmente y que piense qué debe hacer". Actividades como el olfato son altamente cognitivas y requieren una concentración extrema, mejorando la autonomía y la capacidad de resolución de problemas del perro.

Área social

Los perros son animales inherentemente sociales y sus necesidades sociales son un pilar fundamental para su bienestar. Permitirles disfrutar de su naturaleza de forma sana, equilibrada y segura es esencial, y para ello, la confianza y la comunicación son claves.

Una mala comunicación con otros animales (intraespecífica) puede llevar a conflictos y problemas de comportamiento, dejando insatisfecha esta necesidad tan básica.

León concluye enfatizando la interconexión de estas dimensiones: "No olvidemos una cosa: estas cuatro áreas se interrelacionan entre sí, por lo que la situación de una puede repercutir positiva o negativamente en alguna otra o incluso en todas las demás".

Dada la decisión de tener un perro, el llamado es claro: "Hagamos las cosas lo mejor posible. ¿A que no es pedir demasiado?". Es una invitación a la reflexión y al compromiso para asegurar una vida plena y equilibrada para nuestros compañeros caninos.