Este 29 de octubre se celebró el Día Mundial del Ictus. Más de un millar de pacientes de alta complejidad acuden al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria para mejorar su pronóstico en la Unidad de Ictus, que existe desde hace ya dos años.

De media, dicha unidad registra entre dos y tres ingresos cada día, "lo que supone un alto rendimiento en eficacia y calidad en la atención sanitaria especializada a este tipo de enfermos en relación con su población de referencia", según han informado desde el centro hospitalario.

La unidad tiene ocho camas y un equipamiento avanzado para la atención de esos pacientes, contribuyendo a aumentar la supervivencia y la calidad de vida de estos pacientes, disminuyendo las secuelas en las personas afectadas por esta enfermedad, que consiste básicamente en una lesión cerebral aguda ocasionada por la falta de riego (isquemia) o bien, por una rotura (hemorragia) a nivel vascular.

En concreto, los pacientes que son ingresados en esta unidad tras activarse el denominado código ictus, permanecen ingresados durante el periodo agudo de la enfermedad, aproximadamente entre 48-72 horas, para continuar después el proceso de recuperación en la unidad de hospitalización.

En este sentido, y con aproximadamente un centenar de casos atendidos cada mes, las nuevas instalaciones con las que cuenta el servicio de Neurología y Neurofisiología del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria, benefician ya a más de un millar de enfermos cada año.

Cómo apreciarlo

Hay ictus más difíciles de reconocer, pero habitualmente, si uno pierde movilidad en un lado del cuerpo, de repente no puede hablar bien o no entiende lo que la gente le dice, algo está ocurriendo y el reloj se ha puesto en marcha. 

Lo que nunca se puede hacer es quedarse en casa si tienes uno de estos síntomas esperando que el dolor pase. El consejo de los especialistas es que se llame al 061 o se dirija al centro de salud más cercano para que se ponga en marcha el código ictus, un protocolo de actuación multidisciplinar donde hay muchos colectivos implicados y que funciona de manera automática. Este hace que el paciente termine donde tiene que terminar, porque no todos los ictus necesitan los mismos tratamientos, hay que enfocarlo en función del tipo.

¿Se pueden prevenir?

Todos se pueden prevenir y la primera parte de la prevención es la identificación de los factores de riesgo. Según los expertos, no se puede tratar igual a una persona que padece diabetes, que sea fumadora y además tenga hipertensión arterial que a una persona totalmente sana. Las posibilidades de que a lo largo de su vida desarrolle un ictus son muy altas, por ello habría que hacer un plan de recomendaciones a esta persona para que cambie su estilo de vida para corregir los factores de riesgo. Sobre los que son modificables, siempre se debe actuar, priorizando, normalmente, los buenos hábitos.