Fotografía de Antonia y empleados junto a algunos de los últimos clientes de El Laberinto.

Fotografía de Antonia y empleados junto a algunos de los últimos clientes de El Laberinto.

Gastronomía

Cierra tras 32 años El Laberinto: "mítico" por sus camperos y hamburguesas en Nueva Málaga

Los responsables del negocio, Miguel y Antonia, bajan definitivamente la persiana. "Venían chavales de novios que luego han venido casados y con sus hijos".  

4 abril, 2024 16:11
Sebastián Sánchez Alba Rosado

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"Hemos servido a parejas de chavales que han venido como novios y que con el paso de los años han seguido viniendo con sus hijos", explica Miguel. Durante 30 años, la hamburguesería El Laberinto ha sido un local indispensable para quienes iban al barrio de Nueva Málaga buscando un lugar en el que llenar el estómago por la noche. Desde el pasado 28 de febrero, ya no pueden hacerlo.

Porque El Laberinto ha bajado la persiana de manera definitiva. El peso de los años y las obligaciones económicas que supone todo negocio hostelero han acabado por forzar a Miguel y Antonia a poner punto final. 

"Ha sido un poco por todo, porque llevábamos 30 años, porque estábamos cansados y porque al final tienes que trabajar más para ganar menos", reflexiona Miguel en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. Antes de llegar a Nueva Málaga, en el distrito Bailén-Miraflores, el negocio estuvo en Miraflores un par de años, aunque más centrado en la comida para llevar.

Uno de los platos de la carta de El Laberinto.

Uno de los platos de la carta de El Laberinto.

El Laberinto ha sido más que un simple bar donde dar de comer a la gente. Por decirlo de algún modo, ha sido el centro en torno al que ha crecido su familia, como demuestra el hecho de que su hija haya estado trabajando en el mismo durante 18 años. Ahora, seguramente consciente de los males que afecta a la hostelería, ha rehusado seguir con el negocio de sus padres.

Cuenta Miguel que incluso ahora, cuando ya ha pasado algo más de un mes desde el cierre, son muchos clientes los que le siguen llamando o mandando mensajes, "preguntando que porqué hemos cerrado". De su amplia carta de camperos y bocadillos, recuerda el número 8, el de tortilla de patatas "recién hecha con pimientos…"

Los hábitos adquiridos durante tres décadas son difíciles de borrar. "Incluso ahora cuando dan las 19:00 horas le pregunto a mi mujer si no se va para el bar", rememora Miguel, quien cuenta ya los días para la jubilación.

Aunque el cierre es de hace varias semanas, algunos vecinos se han enterado ahora de la decisión. En las redes sociales, como en X, se han podido leer algunos meses de pena. "De los mejores camperos del barrio. Sencillos, no gigantes como otros sitios pero muy buenos. Esperemos que sea por buenas razones", comentan en un mensaje.