Sergio en la feria.

Sergio en la feria. Francisco Sánchez

Vivir

Un malagueño habla claro sobre lo que todos piensan de la subida de los precios: “No es solo la feria, es todo el verano”

La población también teme por la pérdida de las tradiciones como vestir el traje campero o la posibilidad de perder la Feria del centro.

Más información: Un vendedor, rotundo sobre la Feria del Centro de Málaga: "Antes se vivía de otra manera, ha cambiado mucho"

Francisco Sánchez
Publicada

La Feria de Málaga, uno de los eventos más esperados del verano andaluz, cada año enciende debates más allá de la música, los colores y la alegría. Entre cañas a tres euros, aceitunas al mismo precio y una portada que ha costado más de 300.000 euros, los malagueños se preguntan si su fiesta grande sigue siendo realmente suya o no.

Sergio, uno de los entrevistados, lo resume con contundencia: “Muy caro, carísimo”. Sus palabras no se refieren únicamente a la feria, sino a la vida diaria en Málaga, donde los precios han ido escalando de manera constante en los últimos años.

Algo tan sencillo y tradicional como pedir una caña en un bar se ha convertido en un ejemplo perfecto de esta subida, puesto que lo que hace apenas cuatro años costaba dos euros, ahora difícilmente baja de tres, y en algunos establecimientos más céntricos o turísticos llega incluso a rozar los seis.

Este incremento, que puede parecer moderado si se observa de forma aislada, se percibe como un golpe en el día a día de los malagueños, según señalan los entrevistados por este periódico.

“No es solo la feria, es todo el verano”, recalca Sergio, con cierto tono de resignación. Lo que debería ser un espacio popular, donde malagueños y visitantes disfruten en igualdad de condiciones, se convierte en un reflejo claro de cómo la inflación y el auge del turismo han transformado el acceso a la vida social de la ciudad.

La sensación general es que se ha producido una especie de normalización de lo caro. Los precios elevados ya no sorprenden, se han convertido en la regla no escrita de cualquier salida al centro o a las zonas de mayor tránsito.

Algunos precios de la Feria de Málaga

Algunos precios de la Feria de Málaga Francisco Sánchez

A ojos del visitante ocasional, puede no parecer un problema: quien viene de paso quizás no mide tanto la diferencia. Sin embargo, para los vecinos, que viven y consumen en Málaga durante todo el año, el contraste con lo que pagaban hace apenas un lustro les resulta demasiado evidente como para pasarlo por alto, según explican.

La conversación deriva hacia la pérdida de tradiciones: cada vez se ven menos trajes camperos y el centro histórico parece diseñado más para turistas que para malagueños. “Al final, el centro está hecho para guiris”, se escucha con resignación.

Muchos locales confiesan que ya ni pisan el centro durante la feria. Recortes de música a las seis de la tarde, colas interminables y un ambiente que sienten ajeno los han llevado a quedarse fuera de lo que un día fue su feria.