Quiosco Arturo
Arturo, quiosquero con 35 años de experiencia, rotundo con la Feria del Centro: "Hay gente que no respeta a los trabajadores"
"Siempre hay algún caso aislado de gente que no sabe divertirse o que no sabe parar de divertirse".
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Comienza la cuenta atrás para que las calles del centro de Málaga se llenen de gente bebiendo Cartojal y bailando al ritmo de la música. La Feria de Málaga está a la vuelta de la esquina, ansiada por muchos y temida por tantos otros.
Mientras algunos acuden en busca de fiesta y diversión, hay personas que deben seguir abriendo su negocio, por mucho que a su alrededor la estampa sea distinta a la de todos los días.
Arturo es uno de ellos. A las 6 de la mañana abre su quiosco, como siempre. Pero durante la semana de fiesta es la hora que más le perjudica. "Todavía hay gente que viene de marcha que no respeta a los trabajadores", confiesa.
Hay más de uno que vuelve a casa más contento de la cuenta y quiere seguir la fiesta, a pesar de que el sol esté preparado para salir. Aunque la estampa de alcohol y diversión se mantiene las 24 horas del día.
"Quiosco Arturo" está abierto desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Las primeras horas del día son bastante tranquilas, el jaleo empieza a partir del mediodía. "A las 12 de la mañana ya empieza el alcohol y ya por el mediodía es imposible estar aquí. Por eso recojo y me voy".
Está atado de pies y manos, obligado a cerrar antes por la ausencia de sus clientes habituales. "Se van de la feria para no tener que estar aquí en este follón", apunta. Y, los que bajan al centro, solo lo hacen buscando diversión.
"A mí la feria me perjudica", asegura el quiosquero. Sus ventas bajan, su horario se reduce y tiene que hacer frente a gente un poco pasada de alcohol. Intenta evitar problemas, pero "siempre hay algún caso aislado de gente que no sabe divertirse o que no sabe parar de divertirse".
Este quiosquero con más de 35 años de experiencia ha sido testigo ya de muchas ferias. A su parecer, la pasada edición hubo menos gente que años anteriores. Puede que sea consecuencia de que "la feria esté un poco más dejada, menos casetas, menos ambiente, menos feria, más botellón".
Aunque, a decir verdad, no sabe exactamente cuál es la razón. Arturo no vive la feria más de la que observa en el centro desde el quiosco en el que trabaja. "Levantándome a las cinco de la mañana, no puedo vivir la del Real", comenta.
Sabe que este año hay nueva normativa. No está del todo seguro de cómo la van a hacer funcionar. Tampoco sabe si la policía cumplirá a rajatabla, por ejemplo, "lo de no permitir beber alcohol en la calle", algo que es ya una tradición.
Ya se verá, no hay que anticipar nada sin tener claro qué ocurrirá. Pero, si se mantienen firmes a la normativa, "pocas botellas de Cartojal se van a vender", cree Arturo.