Dani, trabajador con 20 años de experiencia rotundo sobre el comercio: “Estar en el centro es más un obstáculo que un privilegio”

Dani, trabajador con 20 años de experiencia rotundo sobre el comercio: “Estar en el centro es más un obstáculo que un privilegio” Francisco Sánchez

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Dani, trabajador con 20 años de experiencia rotundo sobre el comercio: “Estar en el centro de Málaga es más un obstáculo”

Reinventarse ha sido una de las claves de este gerente, de hecho, la página web que creó le “salvó la vida” en varias etapas de crisis.

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Francisco Sánchez
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“Soy malagueño y comerciante, y después de muchos años al frente de un negocio histórico, puedo decir sin rodeos que Málaga ha cambiado, y no siempre para bien”, afirma Dani, uno de los gerentes de Tornillería Malagueña.

Recuerdo que “antiguamente el centro era más transitable”. Hoy, en cambio, “allí no se puede aparcar, los camiones no pueden llegar… es mucho más complicado”. No es solo una sensación: es una realidad diaria para aquellas personas que necesitan trabajar moviendo grandes mercancías.

Por eso afirma: “Hoy por hoy, el centro de Málaga no es el mejor sitio donde un negocio como el nuestro pueda estar; de hecho, yo te diría que es de los peores”. Y lo dice porque él lo ha vivido en sus carnes desde que pertenece a la empresa.

“Cuando empezamos en el Muelle Heredia, estar cerca del puerto era una ventaja”, comenta. “Ahora, estar en el centro es más un obstáculo que un privilegio”, afirma de manera rotunda.

“Nosotros no estamos enfocados al turismo, estamos enfocados al profesional, a la industria”, declara dando un punto de vista más enfocado a su negocio y contando la realidad por la que está pasando. “Y ese cliente ya no está allí”, afirma.

El cambio no ha sido casual. La hostelería ha crecido de forma descomunal. “Viene mucho turismo, gente que viene a visitar la ciudad… esas personas sí paran a tomarse un café o un helado”. Pero el comercio especializado no entra en ese circuito.

La esencia de Málaga se diluye cuando negocios históricos ceden su espacio a cadenas o locales pensados solo para visitantes. Como me contaron sobre bares de toda la vida, “ya no tienen la misma esencia ni la clientela que tenían antes”.

Nuestro traslado a un polígono industrial fue una decisión práctica. Aquí tenemos “comunicaciones mucho mejores, el polígono está al lado de la autovía… y el cliente potencial está aquí”. No fue por gusto, sino por supervivencia.

Esto no es un alegato contra el turismo, sino una llamada al equilibrio. Málaga puede ser un lugar donde convivan el ocio y el comercio profesional, pero necesita facilidades: más accesos, aparcamientos y zonas de carga y descarga.

En mi experiencia, especializarse es la clave: “Si tú estás especializado en algo, da lo mismo dónde estés, la gente va a buscarte”. Pero ese esfuerzo se multiplica cuando el entorno juega en contra.

No todo es negativo. Hemos sabido adaptarnos, abrir una página web y vender a toda España. Pero no todos los negocios pueden reinventarse igual. Si no se piensa en ellos, se irán apagando.

“Seguiré trabajando por mi ciudad, porque aquí crecí y aquí quiero que crezcan mis hijos”, declara. “Pero también seguiré diciendo lo que pienso: Málaga necesita cuidar a quienes llevamos décadas aquí, no solo a quienes vienen un fin de semana”.