Estamos terminando 2025 (luces de Navidad puestas, mantecados y polvorones en las estanterías de los supermercados, cenas de empresa puestas…). Las empresas andan ya diseñando lo que será el 2026 a nivel presupuestos, marcando líneas estratégicas y concretando planes de acción.
Por lo que a estas alturas de la serie podemos afirmar con firmeza y sin miedo a equivocarnos que la adopción de la IA es una realidad palpable para las empresas andaluzas.
Los decisores, CEO y Gerentes, se han dado cuenta que este juego no es solo una cuestión tecnológica, sino que se trata de una verdadera transformación de negocio. Sí, otra más y ya hemos perdido la cuenta como empresarios en estos últimos 10 años.
Por lo menos en esta transformación la conclusión es clara: para que la Inteligencia Artificial entregue valor tangible hay que partir de una metodología orientada a resultados, asumir el cambio organizativo, reforzar la gobernanza y aplicar la ética desde el primer día. Algo facilito vamos.
Así lo acredita el último informe de Microsoft que ha caído en las manos del equipo de IA e innovación de Windup. De la estrategia de negocio al caso de uso real, pasando por la dirección.
Parece que la fórmula del éxito comienza con una estrategia clara, un problema bien definido y contando con el apoyo real de la dirección de la empresa (vamos como toda la vida se ha hecho).
Estos proyectos exitosos y efectivos parten de un reto concreto, como por ejemplo mejorar la satisfacción del cliente, optimizar procesos operativos, reducir costes de horas no productivas o lanzar nuevos productos. Y se alinean con indicadores medibles de éxito en el corto, medio y largo plazo.
En el otro lado de la balanza están los proyectos de IA que están fracasando o dando ratios peores. La conclusión son empresas que lo abordaron como un experimento técnico aislado y no como una verdadera palanca de negocio. En este proceso de aprendizaje es fundamental a base de prueba y error.
Os contamos cuáles son los seis ejes estratégicos a trabajar siempre:
Liderazgo activo
En los proyectos exitosos ha sido fundamental el liderazgo activo de los directivos y responsables de área para romper silos, movilizar al talento interno, dotar de presupuesto y sobre todo poner foco.
Esto implica que toda la organización comparta una única visión cuantificable, para lo que hay que definir los KPIs, establecer los hitos de avance y medir dónde está el ROI real. Sin esta visión compartida, los esfuerzos se dispersan, los pilotos no escalan y la inversión se diluye.
Sin buenos datos, no hay IA posible
El informe es tajante en este punto. Los modelos de IA funcionan mejor cuando hay datos empresariales de calidad, estructurados y gobernados. La preparación y limpieza de datos es un proceso continuo para el que muchas empresas aún no se han preparado. Los líderes apuestan por eliminar silos, etiquetar y anotar información relevante, crear diccionarios y modelos semánticos, y establecer circuitos de retroalimentación para perfeccionar los datos a medida que los sistemas aprenden del uso real.
Estandarización o personalización
Las empresas se enfrentan a una decisión trascendental que les hace demorar y perder tiempo clave. Decidir si comprar herramientas de IA estándar (velocidad y bajo riesgo, pero menor personalización), o crear sus propios modelos a medida (más tiempo y presupuesto, pero máxima adaptación).
La clave hoy se encuentra en buscar equilibrar impacto, rapidez y capacidad interna (en cada empresa y modelo los pesos variarán).
Empieza pequeño, escala rápido: iteración y MVP
La hoja de ruta ganadora no implica grandes despliegues de golpe, ni esperar la perfección antes de lanzar. Microsoft recomienda comenzar con proyectos piloto de bajo riesgo, enfocados en casos de alto impacto y viabilidad para medir constantemente el uso, la adopción y los resultados.
El aprendizaje debe ser siempre incremental. Se ajusta lo que haga falta según el feedback, se evidencia rápido el valor aportado y se construye una base de confianza para escalar. Más de la mitad de las empresas encuestadas obtuvieron el retorno de la inversión en soluciones de IA personalizada en menos de un año.
Cultura, equipos y talento: el verdadero cuello de botella
La tecnología no es el reto. El reto es la adopción. Las empresas que triunfan son las que promueven una cultura de innovación en la que la tecnología es vista como un aliado, no como una amenaza. Para ello hay que invertir en formación, crear equipos multifuncionales (no sólo IT, sino negocio, legal, operaciones, RRHH, ventas…), y desplegar de forma progresiva en grupos. Estas acciones ayudan a generar confianza y detectar barreras tempranamente. El informe es contundente: la colaboración entre perfiles diversos y el intercambio de buenas prácticas es la vía más rápida y segura para incorporar IA en el día a día.
La formación continua debe ser sostenida para transformar la resistencia al cambio en impulso para el crecimiento.
La métrica clave aquí es medir la adopción real por los usuarios y el cambio en la forma de trabajar.
Gobernanza, ética y seguridad: imprescindible y evolutivo
El despliegue de IA exige una gobernanza transversal, donde los equipos de seguridad, compliance y legal sean protagonistas junto a IT y negocio. Se requiere establecer reglas claras desde el inicio: políticas de privacidad, control de sesgos, límites de uso, y transparencia tanto en el procesamiento como en la toma de decisiones automatizadas.
El informe recomienda una gobernanza viva, es decir, las directrices evolucionan con el uso, las necesidades y los riesgos. Controles, protección de datos, y evaluación continua son la base para que IA se perciba como fiable, ética y útil. El gran peligro es descuidar este aspecto y enfrentarse a filtraciones, sesgos no controlados o impactos negativos en clientes y empleados.
Para terminar dejamos claro este contundente mensaje, la transformación real con IA exige una hoja de ruta detallada, método, flexibilidad y una apuesta transversal de toda la organización.
Las empresas que apuesten por la IA responsable, ágil y alineada con el negocio serán las que lideren el mercado los próximos años. La pregunta no es si implantar o no (esa fase está ya superada), sino cómo y cuán rápido hacerlo, para no quedarse atrás en una economía digital donde la Inteligencia Artificial ya es diferencial.