La luz de la mañana ilumina su rostro a través de las lujosas vidrieras. Ordena los cubiertos con magistral agilidad, como si estuviera tocando el piano. En cuanto nos ve llegar al lobby, acude a nuestro encuentro y nos acomoda en una mesa junto a la ventana. "Son las mejores", nos dice mientras nos dedica una perfecta sonrisa.

Su nombre es Lara y lleva seis años en Europa. Llegó desde un pueblecito cerca de Mar de Plata, Argentina. No puede hablar de su país, le da tanta melancolía que las lágrimas comienzan a aflorar y tiene que cambiar de tema. Agradece poder hablar en español y se siente cómoda. Dentro de 3 semanas se reencontrará con su madre en España, hace cuatro años que no la ve. Está feliz, pero nerviosa.

Es amante de la arquitectura y habla perfectamente inglés. Le encanta trabajar en este hotel por su cuidada arquitectura. El edificio se inauguró en 1912 como la sede central de Correos. En 2017 fue adquirido por un grupo inversor noruego y, tras una reforma que duró más de tres años, abrió sus puertas en 2020.

Nos cuenta que está en un buen momento, por fin ha podido ahorrar algo de dinero y traer a su madre, van a ser sólo unas semanas, pero viajar con ella por Europa es un sueño cumplido. Los cuatro primeros años en Europa fueron muy duros, llegó con todos los ahorros de su juventud y vio cómo se desvanecían rápidamente. Pasó por Italia y España, países que se le antojaron comunes, pero subsistir fue complicado.

Llegó a Dinamarca con dinero prestado y en dos años ha conseguido ahorrar y tener una situación estable. Va cada día a trabajar en bicicleta y su sueldo de camarera le permite vivir sola en un apartamento no muy lejos del centro, está feliz.

Dinamarca no solo brilla en los rankings, también lo hace en los hechos. Según el último informe de la OCDE, el país cerró 2024 con un crecimiento del PIB del 3,7 % y mantiene una inflación estable por debajo del 2 %.

No parece casualidad: su modelo combina un alto nivel de bienestar con una economía dinámica y sostenible. La previsión para los próximos años, aunque más moderada, sigue siendo sólida, con políticas centradas en la innovación, la transición verde y la digitalización.

El FMI, en su revisión anual, insiste en que Dinamarca ha logrado un equilibrio envidiable: crecimiento, estabilidad fiscal y confianza ciudadana.

Dinamarca no es especialmente rica en recursos naturales, si la comparamos con otros países nórdicos como Noruega o Suecia, pero su modelo económico basado en apostar por sectores estratégicos funciona. Mientras otros países se enredan en tensiones políticas o ajustes improvisados, los daneses parecen ir un paso por delante. Tal vez porque allí, la economía no se entiende sin la ética pública.

En el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, Dinamarca ocupó por séptimo año consecutivo el primer puesto, con una puntuación de 90 sobre 100, la más alta entre 180 países. La corrupción cero sí existe y éste es el ejemplo.

Como consecuencia, el OECD Trust Survey 2023 revela que el 44% de los daneses confía en el gobierno, una cifra superior al promedio de la OCDE (39%). Esta combinación de confianza institucional y baja corrupción fortalece la percepción de que el sistema fiscal opera de forma justa y eficiente, lo que explica por qué los daneses creen en un sistema redistributivo y se muestran satisfechos con pagar impuestos elevados, con tipos marginales máximos por encima del 50%. Por la confianza en el sistema.

Hemos terminado el desayuno y es hora de salir a conocer la ciudad, Lara nos recomienda que visitemos Norrebro, el distrito alternativo de Copenhaghen y vayamos a comer a Reffen, el mayor mercado de streetfood de la ciudad. Cuando nos alejamos, pienso que Lara podría haber sido mi amiga en un universo paralelo y que también, en otro universo paralelo, podría ser yo la que recomendaba estos lugares mientras ella salía de este hotel de 5 estrellas.