Miles de jóvenes se han enfrentado a la exigente prueba de acceso a la universidad, la EBAU. Aunque algunos más veteranos la siguen conociendo como Selectividad, un nombre que suena menos técnico, pero bastante más intimidante.
Lo hemos visto en los medios: nervios, algo de estrés, cafés mal dormidos… pero también ilusión. Ilusión por una etapa universitaria que muchos adultos recordamos con algo de nostalgia.
Y superado el examen, llega el momento decisivo: ¿qué carrera elegir?
Afortunadamente, los jóvenes de hoy cuentan con una oferta académica extraordinariamente amplia. Pueden optar entre universidad pública o privada (con sus matices), grados dobles, estudiar cerca de casa o hacer las maletas rumbo a otra ciudad —o incluso a otro país.
La movilidad ha dejado de ser una rareza para convertirse en una opción más. Aunque, eso sí, todavía tienen que escuchar a muchos “exjóvenes” dándoles consejos sobre lo que “deberían hacer”.
Aquí va una confesión: si pienso en los consejos que me dieron a mí cuando tenía esa edad, la mayoría no los seguiría hoy. Seguramente eran bien intencionados, pero también bastante desinformados y sesgados por la experiencia o falta de experiencia de cada uno. Así que ¿qué decirles a los jóvenes de hoy?
Primero, que sí, es una decisión importante, porque marcará su trayectoria profesional y personal. Pero también que no es irreversible. Vivimos en una época en la que es posible reconducir una carrera, reinventarse, adquirir nuevas habilidades e incluso volver a estudiar.
No se trata de elegir “bien” como si fuera una cuestión de vida o muerte. Se trata de elegir con determinación y con ilusión, dos ingredientes más duraderos que cualquier moda laboral.
Segundo, ¿qué factores deberían tener en cuenta? Lo primero que suele decirse es “elige algo que te apasione”. Pero seamos sinceros: no todo el mundo descubre su pasión a los 17 años. Y no pasa nada. En muchos casos, la pasión llega después, como consecuencia de estudiar algo que se te da razonablemente bien y que te permite desarrollarte. No hay nada como tener éxito en algo para que empiece a gustarte.
Pero quizá en una sección de economía y finanzas debemos recordar que el factor más decisivo sea pensar en tu carrera profesional después del grado. Qué habilidades van a estar más demandadas en el futuro. Qué sectores ofrecerán más oportunidades. En otras palabras: no solo preguntarse “¿qué quiero estudiar?”, sino también “¿en qué quiero trabajar?”
Y aquí, por fortuna, hay algunos faros que nos ayudan a orientarnos. Por ejemplo, el informe de McKinsey Global Institute de mayo de 2024, titulado “A new future of work”, alerta de que entre 2022 y 2030 se acelerará la demanda de profesionales en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), salud, sostenibilidad y tecnología de la información.
También crecerán los empleos relacionados con la inteligencia artificial, la ciberseguridad, las energías renovables y la atención sanitaria, especialmente en el contexto del envejecimiento poblacional europeo.
Harvard, por su parte, en su informe de 2025 “Future-Proof Job Skills”, pone el foco en las habilidades que resisten el paso del tiempo: pensamiento crítico, adaptabilidad, resolución de problemas complejos y capacidad para aprender de forma continua. Nos recuerda que lo interesante es que estas capacidades no son exclusivas de ninguna carrera, pero sí pueden entrenarse y desarrollarse en algunas más que en otras.
¿Y Málaga? Aquí las oportunidades no son menores. El ecosistema tecnológico y digital que se ha consolidado en los últimos años (con Google como gran bandera, pero con muchas otras empresas innovadoras detrás) ha elevado la demanda de perfiles técnicos, bilingües y bien formados. Además, sectores como el turismo de calidad, la sostenibilidad urbana o la logística internacional están ganando peso y necesitan talento nuevo. En resumen: estudiar lo que tiene futuro no significa renunciar a quedarte cerca de casa.
Me gustaría terminar mirando un momento al pasado. En 1992, cuando yo mismo pasé por Selectividad, las carreras con más nota eran Medicina, y algunas Ingenierías en ciertas universidades, y también eran algunas de las que prometían mejores carreras profesionales. Los que las estudiaron, desde luego, no se equivocaron. Por supuesto igual de importante es el título como lo que haces con él.
Así que, a quienes están a punto de tomar esta decisión, especialmente en Málaga, un último mensaje: el mundo es vuestro. Pensad bien la elección sobre todo en cuanto a vuestras futuras carreras profesionales, informaos, pero quizás también seguid vuestro instinto. Y una vez tomada la decisión, avanzad con determinación y con ilusión. Empezáis una etapa que, con sus desafíos, será una de las más intensas, interesantes, y por qué no, también felices de vuestra vida.