Pienso en la guerra y me da pavor. Creo, como los chinos, en el comercio y la diplomacia como fuente de prosperidad compartida y paz. Este año, me ha hecho mucha ilusión un regalo especial. El último libro de uno de nuestros mejores historiadores vivos, Julián Casanova, Franco, Editorial Crítica, publicado hace apenas un mes. Merece lectura.
La dedicatoria a un ingeniero amante de la historia ocupa un lugar especial. Aún no me parece la obra definitiva. Aporta una visión necesaria para los que estamos convencidos de que la Historia es poliédrica. No hay duda de que el producto tiene el oportunismo editorial de las efemérides. A los 50 años del fallecimiento del dictador es económicamente oportuno para la editorial revisitar, con el estilo fresco, ágil, con pocas oraciones largas y casi sin frases subordinadas. Un estilo casi periodístico, este ensayo que es más que una biografía.
Julián Casanova ha sido el historiador que desmintió que los años veinte fueron felices. Nos contó cómo los nazis habían sido precedidos en la violencia por los jóvenes turcos, exterminando armenios, y por polacos, ucranianos, rusos de uno y otro color, persiguiendo judíos en esa zona tampón a los dos lados del Dniéper. Nos contó cómo los ingleses en África, Australia, India… habían ensayado nuevas formas de violencia masiva. En Una Violencia Indómita, Ed Crítica, 2022, nos contó el siglo XX europeo. Y fue de verdadero pavor, mucho peor que lo que siempre nos cuentan sobre las dos guerras mundiales. A mí me quedó claro que nuestra Guerra fue Civil lo fue porque solo en España se combatió frontalmente el fascismo. En el resto de los países en los que gobernó, hubo resistencias, guerrillas, partisanos, pero no una guerra frontal.
Por poner un ejemplo, Francia, que pronto se vendió como luchadora y ganadora de la Guerra tuvo 140.000 muertos militares y 98.000 civiles (W. van Mourik: Bilanz des Krieges, Ed. Lekturama, Róterdam, 1978). Lo de Vichy y Pétain solicitando a prisa y corriendo un armisticio, no parece una gran defensa de los valores republicanos ni una lucha contra el fascismo, la verdad.
Tan pronto como se estableció, el gobierno de Pétain tomó medidas contra los "indeseables", es decir, judíos, métèques (inmigrantes), masones, liberales y comunistas. La persecución de estos cuatro grupos se inspiró en el concepto de Charles Maurras de "Anti-Francia", o "extranjeros internos", que definió como los "cuatro estados confederados de protestantes, judíos, masones y extranjeros". El régimen también persiguió a gitanos, homosexuales y activistas de izquierda en general.
Es cierto que De Gaulle se opuso, pero plantó cara desde Londres, no en un abierto y frontal conflicto de guerra total como sucedió en España.
Oigo estos días que en España no vivimos la Segunda Guerra Mundial y que por eso no tenemos percepción de riesgo como en los países que sí la vivieron y mencionan el Reino Unido, que tuvo 60.000 víctimas civiles, aunque perdió muchísimos soldados (370.000). Nosotros vivimos el primer capítulo de la Segunda Guerra Mundial, en nuestro país se enfrentaron abiertamente Italia y Alemania de un lado y Rusia y brigadistas internacionales de otro. Aquí aún no hay consenso suficiente entre los historiadores, pero el rango de muertes en el frente es de 350.000 (Gabriel Jackson) a 700.000 (Enrique Moradiellos). La represión en ambos bandos y la represión de la posguerra dejó otra enorme cantidad para el horror. El Juez Garzón pidió desde la Audiencia Nacional a todos los ayuntamientos que suministraran listas de desaparecidos. En 2008, el recuento ascendía a 143.000 nombres, acercándose a las estimaciones de Paul Preston de 200.000 desaparecidos.
Claro que en España conocemos y sufrimos la guerra, claro que en las familias, en los pueblos, en la conciencia colectiva se conoce ese horror. Sí que hemos tenido agresores extranjeros, de uno y otro lado, los que más veces nos han agredido, ingleses y franceses.
El informe Picasso sobre la Guerra de Marruecos y el desastre de las masacres de nuestros jóvenes, mal pertrechados, mal entrenados, sólo los más humildes, enviados a mataderos, dejó en la conciencia colectiva una imagen de militares de alto grado corruptos y de que la guerra no era más que un negocio para algunos. La Guerra de Marruecos, las sospechas de corrupción sobre el mismo Alfonso XIII, que amnistió al único condenado, el General Berenguer, y dio carpetazo al Expediente Picasso facilitando el Golpe de Primo de Rivera le acabaron costando la Corona. Los últimos valientes que resistieron doce días sin agua ni comida en el monte Arruit, a un paso de Melilla, no fueron asistidos, se tuvieron que rendir, sin munición ni víveres, pactaron una salida desarmados hacia Melilla. Los rifeños de Abd el Krim los pasaron a cuchillo y bayoneta. Eran los últimos 3.000. En total fallecieron cerca de 12.000.
El espíritu del 98, los desastres de África, marcaron nuestra historia hasta 1975 en la figura de Franco y sus colegas africanistas. La corrupción siguió, según Casanovas. Los ingleses pagaron al general Kindelán a través de Juan March para influir en la neutralidad, por ejemplo. Las pulsiones independentistas del Rif necesitaban enemigos externos y grandes causas para unir al pueblo marroquí en torno a la bandera. La Marcha Verde, la descolonización del Sahara, los recursos mineros, la mínima protección del pueblo saharaui, la necesaria defensa del espacio económico exclusivo de Canarias, la necesidad del Gas de Argelia, el equilibro de fuerzas de los dos campeones enfrentados del Magreb, nos lleva desestabilizando vía problemas de emigración cuyo grifo abren y cierran como medidas de presión política.
Hemos perdido buena parte del acceso al gas a favor de Italia. Las reservas de hidrocarburos en las costas de Canarias están siendo exploradas por una compañía israelí, New Med Energy con permiso de Marruecos. Estados Unidos construye una base en sus costas en Tan-Tan a 300 kilómetros de Canarias. Tras Tánger Med, Nador será otro puerto que sumará una enorme capacidad, dejando a Algeciras irrelevante.
Los proyectos de oleoductos y gasoductos desde el África negra a Marruecos debilitan a Libia y Argelia y fortalecen a Marruecos, que ya tiene superioridad o igualdad militar en ciertas armas. Dispone de Helicópteros Apache, drones MQ 9B de General Atomics, que tienen un alcance de 11.000 kilómetros. Este diario dio la noticia de que Marruecos ofrecía, a un año del cierre o renovación de los acuerdos de utilización de la Base de Rota, la ubicación de Alcazarseguir, como alternativa. Ironías de la Historia, ahí dejó la vida el heredero de Portugal Don Manuel, sobrino de Felipe II.
Nuestras amenazas de seguridad no vienen de Rusia, vienen del sur. Proteger nuestros legítimos intereses económicos, incluida la navegación segura, las reservas submarinas, los cables submarinos de comunicaciones, el comercio, la pesca, los flujos de personas, y el narcotráfico, así como asegurar un suministro energético y la competitividad de nuestras empresas, en particular nuestros agricultores, será clave.
Regular cuotas pesqueras en un mar compartido es dejar los boquerones, las sardinas y los atunes, que no conocen fronteras, a disposición de los que sí pueden pescarlos, mientras nuestra flota está atracada y en decadencia. Restringir la desalinización masiva con renovables y bombeos reversibles en nuestras costas es poner a nuestros agricultores en inferioridad. Ni nuestros socios europeos nos ayudarán en tensar los aranceles para proteger nuestra producción, en especial de aceite, ni la OTAN nos ayudará en un conflicto con Marruecos cuando están llenando de bases su territorio.
Necesitamos aumentar la inversión en defensa, no el gasto. Gastar es comprar a EE. UU. las mismas armas que tiene Marruecos, eso nos deja en tablas, pone a los EE. UU. de árbitro y no crea empleos en España. Eso no mejora el PIB.
La solución inteligente es apostar por nuestras tecnologías, españolas y europeas, que son mucho más avanzadas, por el momento, en los campos del I+D+I en ciberguerra, ciber defensa, UAS, láser, Radar, Microondas, IA, diseño y fabricación electrónica, producción y transformación metalúrgica, materiales compuestos, Aero estructuras, construcción de barcos y submarinos, extracción y refino de metales estratégicos y explosivos que las de nuestros vecinos del sur.
La guerra no la ganan los que compran las armas porque en el desgaste se arruinan. Miren Ucrania y sus aliados. Ahora se han dado cuenta de que Rusia produce en 3 meses lo que todos en un año. Nada es tan intensivo en I+D+I y en industria que la guerra. Para poder defendernos, lo primero es reforzar nuestras capacidades industriales propias. De otro modo, no habrá inversión en defensa sino gasto, y lo sufriremos vía aumentos de impuestos, de deuda que no generará PIB para pagarla y de pérdidas importantes de servicios públicos a largo plazo. Si hay que armarse hay que dejarse de milongas, armamento es armamento, incluido el ofensivo. ¿De qué vamos a cargar los tanques, los drones y los cazas? ¿De palomitas? ¿Cómo hacer sistemas antimisiles supersónicos? ¿Cómo parar un caza de sexta generación como ha anunciado EE. UU.? ¿Podemos siquiera parar los cazas de quinta generación rusos que tiene Argelia y los americanos de Marruecos?