Cuando el penúltimo presidente de la Generalitat convocó elecciones, pensé que ganaría. No había pensado bien, era evidente. Mi reciente paso, a punto de quedarme en una silla de ruedas por la sanidad pública, frustrante, decepcionante, con ineptos, negligentes, lentos y avariciosos que, mientras no me atendían por un lado me ofrecían toda suerte de soluciones pagando, ha sido clarificador. Más le vale al que fue ministro de Sanidad poner remedio.

Mi profesión, intereses, entorno de relaciones profesionales, académicas, intelectuales, amistades, está relacionado con los temas que me apasionan, ocupan y preocupan, innovación, tecnología e industria. Había seguido muy de cerca, no el discurso sino los actos, los hechos, las decisiones políticas desde los tiempos del primer tripartito. Había leído sus publicaciones y había asistido a las sesiones de su Fundació Irla.

De la mano de un maestro que sigo echando de menos cada semana, Carles Vivas, medalla de Oro póstuma de Ametic, un MWC que se había cancelado por la pandemia, había trabajado en el seno de Secartys con el Conseller Huguet, con Carme Botifoll, en un gobierno de la Generalitat que tras años de desprecio de la industria y la innovación, y tras una visión sesgada y de amiguismo, habían puesto la industria en venta. La burguesía industrial vendía las fábricas a fondos de capital privado (ojo no de capital riesgo).

Phillips, Piher, Inter, Elbe, Radiola, Lavis, Sony, Samsumg, Sanyo, Sharp, Derbi, Yamaha, Ecotecnia, Avisor, Crovisa, vendría luego Nissan, General Cable, Robert Bosch, TE Conectivity, Aludine, Italco, Delphi… la lista de fábricas que hemos visto cerrar… Pocos tomaban riesgos. Los que de los 50 a los 80 hicieron fortuna industrial vendían las plantas para comprar pisos y dejarles rentas a los hijos.

Hacer industria en Europa, y Cataluña, desde la revolución industrial se encuadraba más en Europa que ninguna otra parte de España, no estaba de moda. Deslocalizar, vender, cerrar… que fabriquen otros. ¿Invertir en I+D+I? La innovación aún no estaba. Mucho hizo el Cercle pel Coneixement para sensibilizar a la sociedad y a los líderes políticos sobre el cambio en el modelo económico que suponía la combinación de internet y globalización.

La economía del conocimiento era la clave, por ahí iba el mundo, por ahí iba el Reino Unido, EE. UU. y en parte Francia, sólo Alemania, Japón y China mantenían sus apuestas industriales. La última con foco a ciencia, universidad y tecnología de excelencia al ritmo que se acumulaban las plusvalías de la industria y la recaudación fiscal aumentaba la capacidad para invertir en un Estado Emprendedor que había radiografiado en los 80 a su rival, los EE. UU.

Para competir había que ser excelente en ciencia, academia y tecnología. La parte industrial solo vino a defenderse cuando era tarde, con la boca pequeña y sin Europa que se da cuenta que está “en pelotas” tras el COVID. De repente todos hablan de soberanía estratégica aunque la producción industrial europea sigue cayendo.

¿Cómo que no importa el color de las manos que fabriquen las cosas? Pregunta ahora que las plusvalías del comercio tienen el dólar en jaque, pregunta ahora que la que fue la envidia de todas las industrias, en Manchester, el textil, los astilleros, la automoción, la aviación, no es más que un sueño nostálgico. Hoy veo de nuevo sectores industriales en peligro. Por ejemplo, pocos saben que en Cataluña se concentran la mayoría de los fabricantes españoles de cargadores de vehículos eléctricos, la estrella era Wallbox porque venían de Tesla, salieron a lo grande cotizando en EE. UU. con una SPAC y cuando Pedro Sánchez se quiso hacer la foto con el sector, ellos estaban allí en primera fila. Hoy han perdido el 90% de su valor. ¿Seremos proactivos para crear compra pública innovadora que tire del sector mientras pasa el temporal? ¿Incentivaremos su consolidación?

¿Crear valor de verdad o quedarte el de otros mediante la especulación? ¿Economía real o economía especulativa y financiera? ¿Venderás y comprarás, pero nunca fabricarás? ¿Les suena? China llevaba 2500 años fabricando desde textiles, sedas, cerámicas, metalurgia fina hasta pólvora, armas, alfombras, barcos. Los mongoles fueron sobre todo un enorme imperio comercial que conecta Eurasia. Alemania despega solo tras una masiva alfabetización y la unión arancelaria, la fijación de aranceles a terceros, especialmente a Inglaterra que tenia la internet de entonces (la mayor marina mercante y militar del mundo).

Rusia tras Pedro y Catalina (los Grandes) y sobre todo tras ganar a Napoleón, casi derrotar a los Otomanos (ayudados puntualmente por Inglaterra en Crimea) progresa por la alfabetización masiva, las universidades, la ilustración y la industrialización. En Japón tres cuartos de lo mismo.

Hasta en España, tras el primer capítulo de la segunda Guerra Mundial se avanza gracias a la industrialización que incorpora aranceles e incentivos para la inversión internacional directa. Si quieres vender aquí fabrica aquí, crea empleos aquí, paga impuestos aquí ¿les suena? No es Donald Trump, eran los tecnócratas del Opus. Nunca entenderé cómo sus sucesores del IESE abrazaron la escuela de Chicago y siguen muchos ahí, dale que te pego ignorando lo de la patada a la escalera de Friedrich List, padre de las políticas económicas de Bismark e inspirador de las de la UE.

El consenso de Washington, “el libre comercio es chachipiruli” que muchos siguen acríticamente alabando sin ver que caemos en la irrelevancia económica, política, militar y estratégica por no tener fuentes recurrentes de generación de plusvalía: industria competitiva.

Cuando España tenía, en Cataluña y País Vasco, por cierto, una de las plantas industriales más potentes de Europa, nuestros "queridos socios" de la unión se tiran 10 años negociando la adhesión a base de hacernos tragar la medicina de que nuestras industrias, que no gozaban de acceso al mercado único sin aranceles, no eran competitivas y había que cerrarlas.

¿Por qué no exigimos que nos dejaran probar nuestra competitividad con la escala del mercado único? Ya nos habían comido el coco convenciéndonos de lo antigua y caduca que era nuestra industria. Fabricar no era moderno, las fábricas tenían mucha gente, los sindicados eran un incordio, hacían huelgas y confrontaban a los partidos de gobierno con sus traiciones a las clases trabajadoras.

¿Recuerdan cuando la UGT le montó una huelga general a Felipe González? Es que Boyer y Solchaga y luego Almunia eran fieles discípulos del consenso de Washington. La industria siderúrgica, la naval, la militar, una de las mayores industrias de energía nuclear para uso civil, la automovilística, la ferroviaria… Hasta Solana, Telefónica fue un gran tractor de la industria estatal y Renfe y el ejército, y las eléctricas …

Ahora nos despertamos y el dinero está en EE.UU, pero en gran peligro de no valer nada por los festivales de quantitative easing, expansiones monetarias salvajes, que salvaron la cara a los políticos comprándoles tiempo hasta que han podido echarle la culpa a Putin. En EE.UU la Reserva federal compró 1.7 billones en bonos hipotecarios hasta 2010, pero como no era suficiente, compró bonos del Tesoro (imprimir billetes de dólar) por 600 billones y así, nos inundó a todos los que usamos el dólar de lo mismo que el Imperio Romano ya hizo cavando su propia fosa al bajar la ley de los denarios de plata.

Pero, como era poco, hasta 2014 hubo el QE3, con otros 85 billones de dólares. Pero el Covid trajo el Armagedón monetario y en marzo de 2020 el balance de la Fed pasa de 4.3 billones a 8.9 billones en 2022 (billones españoles, trillones ingleses). Ahora había que empezar a culpar a alguien (¿Putin, China y los BRICS?) Nos inundaron de inflación, ¿recuerdan Vds. la República de Weimar? Apenas ha pasado un siglo. Nada.

El BCE, cuando Alemania aún aportaba cordura y prudencia, lanzó el SMP entre 2010 y 2012 con compras limitadas de bonos soberanos, el OMT de Draghi , ¿recuerdan el “whatever it takes, believe me”? No se usó. Pero luego el APP hasta 2018 compró bonos y letras mensualmente de 60-80 mil millones y en la pandemia el PEPP (Pandemic Emergency Purchase Programme) llega hasta 1,85 billones.

Un festival de impresión de billetes que empobrece a todo hijo de vecino. Y claro, nadie se explica lo que pasa en medio mundo con la vivienda y el oro. El kilo de oro valía 90.000 euros en enero. Antes de la crisis del 2008 estaba en torno a 10.000 euros. Se ha multiplicado por 9, casi lo mismo que el balance de la FED, ¡qué casualidad! ¿ Y la vivienda? En EE. UU. se ha multiplicado en promedio por 2 y en algunos lugares hasta por 5. En Madrid por 2. Bienes reales, raíces, tangibles que batan la inflación. No es que la vivienda haya subido es que tus euros valen mucho menos, y tu poder de compra está destrozado, ¿les suena?

El balance de la Fed se multiplicó por 10 desde 2008 y el del BCE por casi 7.

La industria está en China, los que aún tienen el dinero, la divisa de referencia por no sabemos cuánto tiempo y han salido mucho mejor de la crisis de 2008 que nos exportaron ellos, son los que se reindustrializan. EE. UU. con un 22% de capacidad industrial sobrante, está por encima del pico de 2017 y a nivel precrisis del 2008. No sé si llegarán a tiempo de revertir su decadencia, la tendencia del déficit comercial en 2024 fue nefasta ampliándose hasta 98.400 millones de dólares, pero sin una industria potente que cree valor real sostenido, superávits primarios y acumulación de capital, excedentes fiscales, no lo conseguirán. Con 35.46 trillones ( Billones españoles) y 120% del PIB, han multiplicado por 10 la de los 80, la era Reagan, ¿recuerdan?

El Nobel de economía, Daren Acemoğlu, autor de “Por qué fracasan los países”, escribió hace un par de semanas en el Financial Times que la historia es de fracaso. Pero no es más que una posible alternativa. “El declive, cuando llegó, fue repentino e inesperado. El siglo XX había sido el siglo estadounidense, y EE. UU. parecía aún más imparable en las primeras décadas del siglo XXI. Lideraba el desarrollo de la inteligencia artificial, su economía parecía robusta y destinada a superar a sus rivales de Europa occidental, que todavía sufrían las secuelas de la crisis financiera de 2007-09 y la pandemia de Covid-19 de 2020-22. China era un rival formidable, pero muchos analistas empezaban a descartar la posibilidad de que superara a EE. UU. Fue una sorpresa para la mayoría cuando, a principios de la década de 2030, la economía estadounidense dejó de crecer y quedó rezagada incluso con respecto a Europa.” ( The real threat to American prosperity )

¿Y aquí? Cazando moscas. Francia con una deuda del 113% del PIB en el tercer trimestre de 2024 y un déficit comercial del 3.9% del PIB y el “tinglado” post colonial africano desmontándose, no está para sacar pecho y las clases trabajadoras y medias se han polarizado retirando masivamente el apoyo a Macron.

Intentan convencernos de que Alemania está fatal. Hombre, está peor con la tontería de cerrarse el acceso a la energía barata, y doblarse a una Ostpolitik de la OTAN que se está cargando la UE, pero en 2024 tenían un superávit comercial del 5.21% del PIB (mejor que el del 2023). En 2023, la primera economía de la Eurozona tenía una deuda pública del 62.9% del PIB. Uno de los mejores márgenes fiscales del mundo desarrollado. Que no nos vendan que la UE está acabada y que Alemania está fatal. Deberes por hacer muchos, pero aquí hay partido. Lo primero industria, industria, industria. Mírenla como los botes del Titanic.