Soy muy de horóscopos. Me encanta la astrología, las constelaciones y las casas lunares… Me leo y le doy al play a todo lo que pueda aportarme información sobre el tema. No me lo tomo al pie de la letra, ni mucho menos; no me afecta de forma importante en mi vida, pero sí me despierta curiosidad y, en ocasiones, me dejo llevar por las energías o tomo decisiones según la fase lunar en la que estamos. (No profundizaré mucho en esto, no vaya a ser que me quiten la columna por lunática.)

Este 2025, según todo lo que he visto hasta el momento, se presenta muy movidito. Será un año de grandes cambios, grandes caídas, importantes nacimientos, rupturas y de nuevos comienzos y, cómo no, tenemos a la vuelta de la esquina el primer Mercurio retrógrado del año. Crean en ello o no, es un buen recurso para culpar de todo lo que nos salga regular tirando a mal del 15 marzo al 7 de abril. Que no se cierra el proyecto en el que llevas meses trabajando, eso es Mercurio retrógrado. Que se te estropea el coche y la reparación te sale por un pico, la culpa: Mercurio retrógrado. Que el mayor de tu casa ha vuelto a suspender mates… Mercurio retrógrado que te crió.

Mercurio está ligado a la mente y se supone que controla la comunicación, los viajes y la tecnología. Normalmente lo vemos moverse en el cielo de derecha a izquierda, pero cuando está retrógrado, parece que va hacia atrás. Esto pasa porque la Tierra y Mercurio giran alrededor del Sol a distintas velocidades y la sensación es que lo vemos retroceder. Para algunos astrólogos, este fenómeno viene acompañado de problemas, malentendidos, confusión y caos, pero la ciencia tiene claro que estos eventos astronómicos no afectan nuestra vida de forma predecible.

Es probable que el poder se lo demos nosotros mismos creyendo. Yo creo en los astros y en las energías, lo reconozco. Nací un 18 de octubre, pero mi padre, de la alegría, debió perder los papeles en todos los sentidos y no me apuntó hasta el 20, así que los astros deben tener conmigo un desequilibrio importante. Entre que soy Libra y ese pequeño baile de fechas… creo que mi balanza nunca terminó de compensarse, pero soy feliz donde me pongan, o por lo menos lo intento.

El caso es que soy Libra de manual: naturalmente indecisa, selectivamente extrovertida, diplomática, conciliadora pero que puedo explotar si me llevan al límite, inquieta y creativa. Y no sé si soy así porque nací bajo ese signo o simplemente encajo en la descripción por mi forma de ser, pero el resultado es el mismo y eso puede ser lo que me lleve a creer.

Creer o no creer, esa es la cuestión. Yo les animo a que crean en algo: en Dios, en su máxima expresión o cada uno a su manera; en energías, en la Pachamama, en Buda, en el horóscopo el zodiacal o el chino, en las constelaciones familiares o, como cantaba John Lennon, en sí mismo y en su pareja. Lo importante es tener, de vez en cuando, un Mercurio retrógrado o similar a quien echarle la culpa de lo que no nos salga bien.