En los últimos dos años hemos sido testigos de una revolución que está transformando el modo en el que las empresas operan, innovan y se adaptan a un nuevo entorno competitivo: la inteligencia artificial generativa es la culpable de ello.
Todos los expertos confirman que este será el año del mayor cambio, porque ya es una realidad que las grandes empresas están apostando de manera significativa y real por ella. Se dice en voz alta en los principales foros nacionales que estamos en el año de los agentes IA. Agentes que van a revolucionar las automatizaciones y la mejora de procesos. Agentes conversacionales que se van a encargar de tareas comerciales y de atención al cliente.
Es, por tanto, el año para que las pequeñas y medianas empresas de Málaga atrapen al vuelo esta enorme oportunidad y salgan victoriosas del complejo desafío al que se están enfrentando.
Pero surge un tremendo interrogante: ¿estamos preparados para aprovechar todo su potencial?
En mi opinión la respuesta es un rotundo SÍ. Pero necesitamos tener muy claro el campo de juego.
La IA es sinónimo de automatización, personalización y agilidad. Pero ojo, su implementación ni es rápida, ni es barata. A nivel de costes no solo hablamos de costes directos mensuales de herramientas y plataformas como Copilot, Chat GPT o Gemini por nombrar algunas de las más conocidas. Hablamos además de la búsqueda de talento especializado (hay que formarlo y pagarlo). Hablamos de inversiones en infraestructura en la nube para modelos más avanzados (modelos en Azure, AWS, Compute Engine…). Hablamos de medidas de seguridad de datos…y todo ello bajo el estricto cumplimiento de normativas éticas y legales. Estas inversiones deberán ser cuidadosamente planificadas y analizadas.
La clave pasa por adoptar esta tecnología de una manera escalada y planificando los costes a largo plazo, con el foco puesto en la generación de impacto directo en la cuenta de resultados (beneficio) para que el proyecto sea sostenible a corto y medio plazo. Eso sí, midamos primero el impacto interno (mejora de la productividad entre un 15-40%) y después el impacto directo en nuestra cartera de clientes (aumento del margen medio).
Se habla mucho que el gran obstáculo para la adopción de IA en las empresas no va a ser ni a nivel técnico ni a nivel financiero, sino a nivel humano. La introducción de nuevas tecnologías suele despertar temores entre los equipos, temores que tienen que ver con salir de la manida zona de confort (ahora hay que ir cambiando el modo de trabajar) incluso existe el miedo a la desaparición de sus tareas actuales o sus puestos de trabajo.
En este sentido la solución pasa por un liderazgo claro y empático. Pasa por promover una cultura de aprendizaje continuo para construir equipos que vean la tecnología como una aliada y no como una amenaza. Pasa por ser transparentes en la comunicación interna y externa; y centrarnos no solo en los beneficios sino en casos de usos concretos que mejoren la experiencia de uso diaria de todo el equipo.
La clave es empezar con pequeños proyectos pilotos e ir creciendo (es una metodología muy recomendable y que da resultado).
Pero claro esto no termina aquí. Si la AI es el motor de esta revolución, ya sabemos que los datos son su combustible. Para complicarlo un poco más, no cualquier dato nos sirve. Para que esta tecnología cumpla su promesa, las empresas necesitan acceso a información fiable y bien estructurada. Aquellas empresas malagueñas que hayan invertido en sistemas de gestión de datos (modelos de CRM y ERP) tienen mucho terreno ganado para las demás ya no es algo opcional: tiene que ser el primer paso hacia el éxito.
Y lo mejor de todo es que ya no estamos solos. En estos más de dos años con la IA en nuestras vidas, los casos de éxito empresariales abundan y puede ser un buen espejo en el que buscar aplicaciones y ejemplos de usos concretos que nos ayuden a entender mejor donde podemos aplicar IA en nuestros modelos de negocio. Desde empresas de marketing digital que crean y personalizan contenidos con Agentes IA logrando mayores tasas de conversión hasta redes generativas adversariales (GANs) que están ayudando a prever tendencias de mercado o la hiper personalización en el mundo del comercio online. Solo es cuestión de parar un momento a pensar.
Sin embargo, no podemos olvidar que la IA no es una solución mágica. Es una herramienta que requiere un liderazgo fuerte y visionario que parta desde la figura vértice de la organización. Es responsabilidad del CEO y la dirección general asumir la responsabilidad de integrar esta tecnología en sus estrategias, demostrando con hechos y no solo con palabras cómo puede beneficiar a su negocio, a su equipo, a sus clientes, a sus proveedores y a toda la comunidad.
En este momento, la pregunta no es si las PYMEs malagueñas deben adoptar la IA como ventaja competitiva, sino cómo hacerlo de manera inteligente y ágil. En un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, quienes lideren esta transición no sólo sobrevivirán, sino que prosperarán y serán las grandes marcas del futuro.
Málaga está lista para dar el salto.