Perder el complejo para no perder la identidad. Ayer, nueva muestra de lo particular de este país llamado España, que en un 12 de octubre más volvió a exhibir su cuota más petulante para con lo nacional, frente a otro batallón (seguramente menos, pero preparados para hacer todo el ruido del mundo) a los que la bandera no les gusta y para quienes todo lo que suene a orgullo patrio parece estorbar. Las dos Españas. Una pena, si nos fijamos en la unidad que otros países (la mayoría) sí que saben demostrar, en torno al símbolo que representa a altos, bajos, mujeres, hombres, de derechas o de izquierdas, flacos y gordos, bibliotecarios o bomberos... pero todos de un mismo país. A todos debería unir… pero aquí no hay tanta suerte.

Pasó el 12 de octubre y le hicimos el doblez a una semana que encara ahora su segundo tramo en una Málaga que tiene un ojo en el regusto cultural que nos dejó la ‘Noche en blanco’ el pasado sábado y otro ojo en el futuro y las noticias que nos hacen ser optimistas, cuando hablamos de la progresión de la ciudad, a pesar de la que está cayendo. “Algo tendrá el agua, cuando la bendicen”. Y es que en la semana en la que la estadística vuelve a dar un espaldarazo a Málaga, con un PIB turístico nacional que se sitúa en 2,7% por encima de los niveles prepandemia y con Málaga o Alicante como los destinos con mejores resultados, el de fuera sigue apostando por un lugar como este. Ayer, más motivos para brindar, como la noticia con la que nos desayunamos el Día de la Hispanidad: Nueva York y Málaga volverán a estar conectadas por avión el próximo verano, después de varios años de ruptura de un amor que nunca terminó, sino que se dio un tiempo. United Airlines le da un ‘like’ a Málaga y anuncia que, entre el 2 de junio y el 28 de septiembre de 2023, ‘los boquerones llegarán más frescos’ a Manhattan.

Es, esta segunda completa del mes de octubre, una buena semana para Málaga. La fiesta nos dio un respiro y ayuda a sobrellevar mejor tanto gris como tenemos acostumbrado últimamente en el día a día. Hubo ‘gatillazo’ con las lluvias (nos contaron que la Dana podría dejar agua en cantidad en la provincia y hubo más de chaparrón de foto que de líquido almacenado), pero al menos se mojó la tierra en algunas zonas de la provincia, donde en cualquier caso tres nubes no bastan. La sequía no es broma, por si alguno pensó que había más de sensacionalismo que de realidad).

El que va en serio es Nico Sguiglia, ahora portavoz de Unidas Podemos en el Ayuntamiento (casi más portavoces que años de legislatura) y que anuncia que da el paso y concurrirá a las primarias de su formación, para ser elegido alcaldable. Sigue rechinando, y mucho, la falta de acuerdo de la izquierda, donde una vez más Izquierda Unida irá por un lado en las municipales, mientras que Podemos (“los modernos de izquierda”, les llamaba hace unos días en conversación de pasillo un activo del equipo de gobierno) buscará su camino y promocionará su propuesta por su lado. No hay nadie con ciertos conocimientos de política interna en Málaga que no coincida en que, sin acuerdo entre las dos grandes fuerzas de la izquierda del PSOE, el efecto gaseosa (quiten el tapón de una de esas y verán lo que sucede) está garantizado. Pierden ambos y seguramente lo saben, si bien no parece sencillo que acabe habiendo acuerdo para concurrir en una misma candidatura en las municipales malagueñas.