La movilidad urbana

ha encontrado un aliado

en la incansable campaña

por ir en bici o andando:

son 4.000 los pacientes

malagueños que aún esperan

sus coches, y desesperan

por llevar desde septiembre

con la ilusión inocente

de un regalo que no llega.

Regalo que nos llegó,

tempus fugit, hace un año

y fue la vacunación,

que de un modo muy extraño

sigue estando cuestionada;

como si gracias a ella

esta enésima oleada

no esté pasando más queda,

algunos medios aparte,

que parecen encantados

con relacionar catástrofe

con lo que ahora está pasando.

Telebasura llamaban

a airear los amoríos

que el nuevo famoserío

por las teles paseaba.

Telebasura es también

el meter miedo a la gente

por ganar televidentes

y dar cancha a los gachés

que un día te hablan de pandemia

al siguiente de volcanes,

de políticas, de guerras

o de sus castas cabales.

¿Por qué no te callas? dijo

Juan Carlos a un presidente.

Que se callen un ratito,

por favor, los maestros liendres.

Por los Santos Inocentes

regresaron los platillos,

los violines y panderos,

los sombreros y sus brillos,

los alcaldes y festeros.

Malagueñía en la frente

lleva inscrita la palabra

que me curaría los males

si partiera a tierra extraña:

la fiesta de verdiales.

Y porque al fin el tributo

que Málaga debía al genio

que hacernos felices supo

sin poner mayor empeño

que repetir lo que hacía

en sobremesas de arte,

y en una vuelta la vida

nos trajo para quedarse,

por la gloria de su madre

y hasta el cielo diodenal,

Gregorio Sánchez Fernández,

te canto por verdial:

“Un flamenco no se muere

cuando su arte se recuerda.

Chiquito, serás y eres

el más profeta en tu tierra,

que te añora y que te quiere”.

Sea pues esta edición

de Portadas Aliñadas

la orgullosa abanderada

de un dos mil veintidós

que nos traiga el Metro al centro,

limpieza para los barrios,

más plazas de aparcamiento

y empleos no estacionarios.

Al tomar las doce uvas

para ustedes pediré,

prosperidad, paz y bien.

y para mí la fortuna

de contarles lo que pasa

cuando me dejan y toca

con un poquito de guasa

y mi Málaga en la boca,

libre, alegre y español.

¡Feliz 2022!