Un montaje con una fotografía de Mark en la actualidad y en el pasado, junto al lugar donde casi pierde la vida.

Un montaje con una fotografía de Mark en la actualidad y en el pasado, junto al lugar donde casi pierde la vida. Cedidas Málaga

Mijas

La caída de 4 metros que ha dejado a un padre de Mijas sin movilidad y sin empresas: "Todo cambió en un segundo"

El pasado 1 de abril, Mark estaba arreglando el jardín cuando sufrió una tremenda caída que le provocó una extrusión discal C3-C4 y sección medular casi completa. Su hija ahora recoge fondos para ayudarle.

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Un segundo. Solo uno. Eso fue lo que tardó en desmoronarse la vida de Mark Boxe, un padre de familia inglés, residente en Mijas, mientras el pasado 1 de abril realizaba una tarea cotidiana: arreglar el jardín de su casa.

En un instante, sin aviso, cayó de cabeza en un hueco estrecho de unos tres o cuatro metros de profundidad, el espacio que separa su vivienda de la del vecino.

No hubo tiempo para reaccionar, ni para apoyarse, ni para amortiguar el impacto. Su cuerpo quedó paralizado al instante. Su vida, y la de toda su familia, también.

Hoy, meses después, su hija Daniela reconstruye ese día y todo lo que vino después: un accidente doméstico convertido en un puñetazo de realidad, un peregrinaje hospitalario de casi dos meses de sedación, respiración artificial, una sección medular casi completa y una familia que lucha por sostenerlo sin saber qué pasará mañana.

A día de hoy sigue ingresado en Sevilla, le acaban de intervenir por una úlcera que se le ha infectado hasta el hueso”, cuenta Daniela, en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga.

Mark estaba solo en el jardín cuando ocurrió. Cayó por un hueco estrecho, de esos que nunca se miran dos veces porque parecen aparentemente inofensivos. Pero aquel escondía un peligro mortal: una profundidad de tres o cuatro metros y una superficie imposible para amortiguar la caída. Impactó de cabeza. Su cuerpo quedó doblado, en una postura antinatural que le impedía respirar con normalidad. Aun así, intentó pedir ayuda.

La primera en detectarlo fue la esposa del vecino, que escuchó ruidos y pensó que alguien intentaba entrar en su vivienda. Avisó a su marido. Cuando él salió, encontró a Mark atrapado y jadeando con la poca fuerza que su pecho oprimido le permitía. La mujer llamó al 112 mientras intentaba recolocarlo siguiendo las instrucciones del operador. “Mi padre es un hombre muy corpulento; moverlo fue dificilísimo, pero aquel gesto le salvó la vida”, cuenta su hija.

Minutos después llegaron efectivos del 061, los Bomberos y la Policía Nacional. Era solo el comienzo de una batalla que nadie imaginaba tan larga. Mark fue trasladado al Hospital Regional de Málaga, antiguo Carlos Haya, donde pasó dos meses sedado. Entró en Urgencias sobre las 18:00 horas… y permaneció completamente solo hasta las 13:00 del día siguiente. Jamás se imaginaría lo que estaba por venir.

Su esposa apenas pudo verlo un instante, relata Daniela, cuando lo trasladaban en un ascensor hacia una sala donde le realizarían pruebas diagnósticas. En mitad de aquella noche interminable perdió la conciencia durante cuatro minutos y creían que se iría para siempre.

Pero la mañana del 2 de abril llegó la noticia que nadie deseaba escuchar: Mark debía ser operado de urgencia. Daniela y su familia pudieron verle apenas unos segundos antes de entrar en quirófano. “Estaba aterrorizado”, recuerda. La cirujana de neurología fue clara: extrusión discal C3-C4 y sección medular casi completa. Uno de los peores diagnósticos posibles.

Tras la operación, los médicos no sabían si Mark sería capaz de respirar por sí mismo. La lesión era tan alta que afectaba directamente al diafragma. La familia pudo verlo en la UCI ese mismo día: sedado, intubado, conectado a máquinas y rodeado de cables. “Fue devastador ver a mi padre así”, dice Daniela. “Nadie podía decirnos si iba a sobrevivir”, insiste.

La sedación se prolongó durante seis o siete semanas. En ese tiempo, desarrolló una neumonía como consecuencia de la traqueotomía y sus pulmones llegaron a estar al borde del colapso. Cuando finalmente despertó, su mundo había cambiado para siempre.

El padre de Daniela, que se dedicaba al mundo inmobiliario y tenía también una empresa de mudanzas, que vivía por y para su trabajo, despertó desconcertado. No podía hablar por la traqueotomía y no podía moverse.

Para comunicarse con él, Daniela, la pareja de Mark y los sanitarios usaban un papel con letras y una pizarra. Su hija recuerda ese momento como uno de los más duros del proceso: “Mi padre siempre ha sido la imagen de la fortaleza, un hombre de trabajo, muy independiente. Verle así, sin poder moverse ni comunicarse, fue devastador para él y para nosotros”, relata.

Debido a la gravedad y ubicación de la lesión, Mark fue derivado a Sevilla para iniciar un programa de rehabilitación especializado. Allí ingresó primero en otra UCI, donde comenzaron a trabajar con fisioterapia respiratoria para comprobar si era capaz de empezar a respirar de nuevo por sí mismo.

Pero el traslado trajo nuevas complicaciones. Desarrolló una úlcera muy profunda en la espalda. Una herida que hasta hace unos días seguía infectada y que le llevó a volver a pasar por quirófano, dificultando aún más su mejoría. Actualmente continúa ingresado en otro hospital de Sevilla y permanece lejos de su familia: de su esposa, de su hija Daniela. de 26, y de su otra hija de 13 años y de su nieta, que no tiene ni dos años.

“Para él es muy duro estar separado de todos nosotros. Y para nosotros también lo es estar a dos horas sin poder acompañarlo como quisiéramos”, explica Boxe. El accidente no solo ha arrasado con la salud de Mark: también destruyó su vida laboral.

Ha perdido sus dos empresas y aunque ya puede hablar y respirar con normalidad, hoy sigue sin tener movilidad en las piernas y apenas puede mover tampoco sus brazos, depende de ayuda constante para tareas básicas de su día. Su movilidad es muy limitada. “Nadie te prepara para algo así”, dice Daniela. “La vida cambia en un segundo y, de repente, todo lo que dabas por hecho se convierte en una lucha diaria”, expresa.

Ante esta nueva realidad, la joven creó una campaña de GoFundMe para poder costear sus cuidados, desplazamientos y adaptaciones que seguramente necesitará. "Yo tengo mi hija, mi pareja, mi vida... Pero él, su pareja y mi hermana necesitan dinero para sobrevivir sin sus empresas de momento y para pagar todo lo que mi padre necesite". La familia aún no sabe cómo será el futuro de Mark ni qué nivel de independencia podrá recuperar. “Lo único claro es que mi padre necesita apoyo, está muy mal pensando en que sus empresas mantenían a su familia, y no vamos a dejarlo solo en esto”, concluye.