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El Metro de Málaga guarda sin abrir un tesoro histórico rescatado de la destrucción: casas, calles y hornos árabes

La Junta de Andalucía sigue aplazando el proyecto de creación de un museo en la estación Guadalmedina para exhibir un centenar de estructuras arqueológicas.

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A pocas decenas de metros de donde más de una decena de arqueólogos sigue desenterrando los secretos que guardan los sótanos de Málaga, las más de cien estructuras rescatadas de la destrucción por la obra del Metro en la Avenida de Andalucía permanecen olvidadas y encerradas sin certeza alguna sobre su futuro.

Hallazgos de un valor elevado que fueron descubiertos en el marco de la construcción del tramo del suburbano entre Callejones del Perchel y la antesala misma de la Alameda Principal.

El largo listado de piezas incluye las piezas que componen una casa asentada en el barrio musulmán, así como una calle del antiguo barrio, que datan de entre los siglos XI y XII, y que permiten descifrar la manera en la que los árabes organizador el llamado Arrabal de Attabanim.

Pese al valor de lo encontrado y al compromiso político de impulsar la creación de un museo propio para su puesta en valor, la realidad es que la Junta de Andalucía, como administración responsable de la operación, sigue sin dar el paso definitivo.

Pasan ya casi tres años desde que la Consejería de Fomento resolviese adjudicar a la empresa Civile la redacción del proyecto con el que sentar las bases de un espacio expositivo en el interior del túnel del ferrocarril urbano, en las proximidades de la estación Guadalmedina.

La firma disponía de cuatro meses para dar forma al documento. Un calendario largamente superado. Sin embargo, lejos de haber avanzado en las siguientes etapas, incluyendo la activación de las obras necesarias para la adecuación de la zona al uso pretendido, el Gobierno andaluz aplaza cualquier movimiento.

La ambición con la que Fomento afrontó este reto, ante la dimensión del descubrimiento arqueológico, que permitió conocer nuevos detalles sobre el urbanismo del arrabal, fue evidente.

Tras asumir una inversión millonaria en las excavaciones y extraer las diferentes estructuras, todas fueron depositadas en una zona del túnel próxima al cauce del Guadalmedina.

La elección de este emplazamiento no fue baladí, por cuanto se quiso aprovechar que en ese punto afloraron en 2020 las dos murallas del arrabal de Attabbanin de la época musulmana. Ambas, declaradas Bien de Interés Cultural (BIC), fueron objeto de una minuciosa labor de consolidación y protección.

Detalles de los restos

No es lo único que podrán ver los visitantes de este espacio una vez esté abierto. Porque el listado de piezas es más amplio, destacando un horno musulmán del siglo XI; una vivienda unifamiliar nazarí y una calle completa de la época nazarí de los siglos XI y XII; una calle completa de la época cristiana moderna de los siglos XVI-XVII, y finalmente los elementos de la curtiduría para tratar el cuero de los siglos XVIII-XIX con tinajas y piletas.

La idea es que este museo esté abierto al público en el vestíbulo de la Estación de Guadalmedina, a través del acceso o edículo en la calle Armengual de la Mota.

Pero, dicha boca de Metro constará de un acceso independiente a la línea de validación (tornos) del vestíbulo para posibilitar así que los ciudadanos puedan acceder a dicho espacio expositivo sin tener que ser usuario del suburbano.

El proyecto pretende dar sentido a los restos arqueológicos para que sean capaces de describir la historia de la ciudad de Málaga de una forma pedagógica y comprensible, utilizando las nuevas tecnologías.

Con este objetivo, los técnicos especialistas seleccionaron los vestigios que mejor estado de conservación presentaban y que, además, representaban diferentes elementos constructivos de la ocupación del arrabal de Attabanim, como la necrópolis en el siglo XI, con un vial como eje vertebrador del barrio desde sus orígenes hasta la época moderna como barrio industrial. A estos se suman elementos de referencia relacionados con el uso industrial del barrio de El Perchel: un horno o unas curtidurías.

Una de las particularidades manejadas por la Junta pasaba por resaltar en este espacio la presencia de la ciudad islámica con su muralla nazarí conservada in situ y un extenso arrabal con una intensa secuencia de ocupación.

La zona expositiva tiene unos 2.165 metros cuadrados de superficie, con una altura de 5,2 metros y una anchura media de unos 13.