Imagen de la parcela sobre la que tendría que haberse construido el centro deportivo de Bizcochero-Capitán.
El megaproyecto deportivo de Teatinos renace: Málaga reactiva la operación de la mano de una empresa de Madrid
Dos décadas después de su adjudicación, el gran complejo da señales de vida. El Ayuntamiento ha autorizado la transmisión del derecho de superficie a Multigestión de Instalaciones Deportivas.
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El proyecto fantasma del gran centro deportivo que se iba a levantar junto a la Ciudad de la Justicia de Málaga abandona el mundo de los espectros y empieza a cobrar vida.
La aparición de un nuevo actor privado, un grupo empresarial con sede en la Comunidad de Madrid, permite recuperar la esperanza para sacar del abandono más absoluto este estratégico solar.
Muestra del avance logrado en los últimos meses en relación a esta operación es que la Gerencia de Urbanismo acordó el pasado 6 de febrero autorizar la transmisión del derecho de superficie de esta parcela a Multigestión de Instalaciones Deportivas.
Atendiendo al objeto social de la firma, está especializada en la gestión de instalaciones deportivas. El paso adelante se da después de que haya quedado acreditada la solvencia económica de la entidad.
La determinación adoptada por el organismo dirigido por la concejala Carmen Casero supone un hito en el largo y negativo periplo de este proyecto. Hay que remontarse a hace 20 años para encontrar la primera semilla de la actuación.
Detalles del proyecto inicial
El centro Bizcochero Capitán estaba llamado a ser uno de los grandes complejos deportivos de Málaga y la Costa del Sol. 50 millones de euros de inversión, un gran pabellón cubierto, 14 pistas de pádel, tres campos de fútbol, 1.120 plazas de aparcamiento soterradas…
Fue en los primeros meses de 2005 cuando el Ayuntamiento adjudicó a la empresa Udisa la concesión demanial de los terrenos. Dos décadas después, la mayor parte del solar, de unos 16.000 metros de techo edificable, es un erial donde crece la maleza. Lo único que se atisba es una especie de sótano hormigonado donde crecen los pilares.
En este tiempo, el cúmulo de adversidades que han jugado en contra de su desarrollo es amplio. De las discrepancias iniciales entre la promotora y el Ayuntamiento, que retrasaron la concesión de la licencia hasta septiembre de 2007, se pasó a la crisis del ladrillo, que se llevó por delante a Udisa.
Su incapacidad para disponer de la financiación necesaria sumió la iniciativa en el abandono más absoluto. La decadencia de la mercantil le llevó a la quiebra en 2014, cuando fue declarada en concurso.
Intento de rescate
Durante años, Urbanismo sopesó la posibilidad de rescatar la parcela otorgada en concesión ante el evidente incumplimiento de los objetivos marcados.
Una de las razones expuestas por los entonces responsables municipales para no avanzar en ese camino era la complejidad jurídica de rescatar una concesión que había sido íntegramente abonada por la mercantil: 6,1 millones de euros.
Hace ahora unos cinco años, antes de la llegada de la pandemia de la Covid, se abrió una puerta a la esperanza. El Juzgado de lo Mercantil 2 de Málaga adjudicó en subasta el derecho de superficie del sector. La maniobra formaba parte del plan de liquidación de Udisa.
La afortunada fue la única empresa que concurrió al concurso. Sin embargo, cuando parecía que se despejaba el camino, de nuevo el conflicto. Aunque la subasta judicial se dio por buena, el procedimiento subrayaba la necesidad de que la misma contara con el visto bueno del Ayuntamiento, al tratarse de una parcela municipal.
Y, tras varios años de contactos e intercambio de comunicaciones, a finales de 2022, Urbanismo desestimó el recurso interpuesto por la entidad Comonsa Sur contra el acuerdo adoptado en febrero de 2020 por el que fue rechazada la solicitud de transmisión del derecho de superficie.
Entre las razones expuestas por el Consistorio estaba la ausencia de un plan de la inversión a realizar y el periodo previsto de la amortización, con el objeto de acreditar su solvencia económica.