La odisea de una vecina de Campanillas tras las últimas lluvias: “Ha sido catastrófico, peor que la dana de noviembre”

En Málaga las lluvias han dejado numerosas consecuencias a lo largo y ancho de toda la provincia. La crecida de los ríos obligó a decenas de familias a dejar sus casas y dejó a otras cuantas incomunicadas y sin poder salir de sus casas a no ser que se pusieran sus botas de agua para atravesar la carretera inundada.

Este es el caso de Rocío, una malagueña que vive en un diseminado de Campanillas. Cerca de su casa se encuentra el arroyo Los Pilones y cada vez que llueve con intensidad, como esta última vez, el cauce aumenta y se apodera del camino que atraviesa a diario con su coche.

El pasado mes de noviembre, las lluvias que llegaron con la dana hicieron de las suyas y destrotazon el camino totalmente. Tras aquellas precipitaciones, el Ayuntamiento de Málaga arregló el camino y “ahora se ha vuelto a destrozar”, explica la vecina a EL ESPAÑOL de Málaga.

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Los caminos, que se encontraban en perfecto estado, empezaron a verse afectados a principios de este mes con la llegada de las precipitaciones por las diferentes borrascas que han descargado en Málaga. Todo empeoró la semana pasada cuando las lluvias se intensificaron y aumentaron el cauce del arroyo, destrozando el trabajo que habían hecho los operarios.

“Ha sido catastrófico, peor que la dana”, señala Rocío que incide en que ahora ella se encuentra con un doble problema: debe atravesar a diario siete pasos del arroyo para llegar a la vía principal para poder ir a trabajar y debe esperar un mes para que el agua se seque y que las máquinas accedan a la zona en la que ella reside”.

En su diseminado hay zonas en las que ya se han podido volver a arreglar los caminos y vecinos que ya están totalmente comunicados. "El problema es que hasta mi calle no llegan las máquinas porque hay mucha agua”, sostiene.

Tres días en casa de un familiar sin poder ver a sus hijos

Al observar que las lluvias eran tan intensas, decidió trasladarse hasta la casa de su hermana para poder ir a trabajar, dejando así a su familia sola durante tres días que son los que trabaja a la semana. Tras sus jornadas laborales, se fue a su casa en su coche, que tuvo que dejar aparcado antes de llegar al arroyo, atravesarlo y subir la montaña para llegar a su casa “empapada”.

Además, explica que para llevar a sus hijos al colegio o hacer la compra es otra odisea. “La semana pasada mis hijos fueron al colegio solo dos días. Los cogimos a caballito mi marido y yo y fuimos atravesando los siete pasos del arroyo”, señala.

Ahora, Rocío debe esperar un mes para que todo vuelva a la normalidad, ya que desde la Junta de Distrito de Campanillas le han explicado que eso es lo que va a tardar en secarse la cantidad de agua que lleva el arroyo. “Hay que esperar a que el agua baje para poder intentar arreglar el camino, pero yo no puedo estar un mes así”, sostiene.

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En este sentido, añade que la Junta de Distrito sólo puede arreglar los caminos echándole tierra porque los terrenos en los que se encuentran estas vías y el arroyo pertenecen a la Junta de Andalucía. Por ello, Rocío pide al Gobierno andaluz que intente ponerle remedio a esta situación que experimentan ella y sus vecinos cada vez que llueve y el arroyo Los Pilones coge agua.