Una escena de 'La larga marcha'.
La larga marcha: King es el rey
La larga marcha, basada en la novela homónima de Stephen King es el último estreno del cineasta Francis Lawrence.
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Aunque al gran público su nombre no le suene tanto como otros, lo cierto es que Francis Lawrence (Viena, 1971) ha acabado convirtiéndose en un valor seguro a la hora de entregar blockbusters que aúnen lo que todos en la industria quieren: buenas críticas y recaudaciones en taquilla.
El realizador ha firmado títulos como Constantine, Soy leyenda, Agua para elefantes, la cuatrilogía de Los juegos del hambre, Gorrión rojo o See. Al igual que otros como David Fincher (que llegó a dirigir videoclips a Michael Jackson o Madonna), Lawrence está detrás de muchos de los mejores vídeos musicales de Justin Timberlake, Beyoncé, Lady Gaga, Britney Spears o Jennifer Lopez. Su talento ecléctico (y mercenario) está fuera de toda duda. El sueño de todo gran estudio de cine.
La larga marcha, basada en la novela homónima de Stephen King (aunque publicada originalmente en 1979 bajo el seudónimo de Stephen Bachman), es su último estreno y aprueba con creces, primero por la calidad objetiva de la película y, segundo, por la dificultad de aplicar con dinamismo el material original al celuloide.
Y es que la cinta cuenta como, en un futuro distópico, varios adolescentes participan en una extrema competición llamada "La larga marcha" en la que deben caminar sin descanso y en la que, tanto si se detienen como si bajan la velocidad, acaban siendo asesinados. Como no hay meta, solo sobrevivirá el que quede al final del todo. Menos es más.
Con esta sencilla y estridente premisa, Lawrence adapta la descarnada novela de King con valentía y consiguiendo lo más complicado: 108 minutos de entretenimiento en una historia cuya base es tan simple como compleja: jóvenes andando por el Estados Unidos más rural bajo la atenta mirada del ejército armado.
Es por ello una especie de Road Movie a pie y, a su vez, una película de (grandes) diálogos. Por supuesto, a la habilidad de Lawrence se suma un casting genial liderado por unos recordables Cooper Hoffman y David Johnson, a los que se suma el icónico Mark Hamill como villano de libro.
La larga marcha no solo será recordada por su inusual premisa, sino también por ser valiente, sincera y desgarradora sin caer en los recursos fáciles. Por si no fuera suficiente, incluye una de las mejores escenas de todas las películas estrenadas en 2025, y es esa cuyo protagonista es un sencillo abrazo (y hasta ahí puedo leer).
En tiempos de largometrajes accesibles para consumos mayoritarios. La larga marcha nos recuerda el poder del cine para removernos por dentro, para hacernos planteamientos incómodos y, por supuesto, para entretenernos en la butaca sin insultar nuestro intelecto.