Luis Zahera, en el escenario.

Luis Zahera, en el escenario. Alba Rosado

Cultura

Luis Zahera hace llorar de la risa a Málaga: "Mi monólogo lo podría hacer cualquiera"

El actor demostró que además de matar a gente y vender cocaína en las películas, también sabe hacer reír con su inteligente humor gallego y las vivencias de su familia.

15 abril, 2024 00:01

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Solo faltaron un par de tartas de Santiago y Mondoñedo encima de la mesa para que los malagueños que este domingo por la tarde acudieron al Teatro del Soho a ver a Luis Zahera creyeran que estaban en la casa familiar del actor en su querida Galicia natal. Pese a que el patio de butacas estaba a reventar, el artista logró crear un ambiente de sobremesa, de esas que se viven en cualquier familia durante un cumpleaños o festividad navideña. ¿Y cuáles son las 'patas' de esas sobremesas? Las anécdotas.

De ellas se nutre Chungo, el show cómico de Zahera. Sí, cómico. Aunque sea difícil imaginarse a este tipo haciendo reír y no matando a gente o vendiendo cocaína como en sus series y películas, hay que decir que sabe hacer reír. Y muy bien, lo que tiene mérito. Sin embargo, el propio actor dice que su espectáculo podría hacerlo cualquiera, pues, en sus propias palabras, solo cuenta sus ridiculeces "con toda la verdad". 

Hay que partir de la base de que el gallego ha crecido, dice, "en un matriarcado". Es el pequeño de una familia numerosa donde las que mandaban eran sus cuatro hermanas mayores y su madre. La existencia de esta última es uno de los pilares fundamentales del espectáculo. Tras reunirse con sus hermanas, entre todas, decidieron elegir algunas anécdotas para rendirle honores sobre las tablas, a cada cual, por cierto, más desternillante.

Zahera cuenta, entre otros cientos de vivencias, cómo fue la primera vez que su madre --una mujer muy, pero que muy seria-- lo vio sobre las tablas de un teatro, concretamente en la Difusión del Teatro de Aficionado. También los despertares que su padre le daba, parecidos a los de un sargento, o cómo sus hermanas le llamaban sunnormal profundo, con dos enes, y le vacilaban a cada rato, pues siempre fue el chiquitín de la familia.

En cualquier caso, Zahera está sembrado. Es un espectáculo estupendo para descansar mentalmente de tanto estrés que llevamos en nuestro día a día, que no es poco. Quizá pueda ponerte nervioso que el actor recorra, probablemente, kilómetros, mientras va contándote su vida --no para ni un segundo quieto-- y el ritmo es absolutamente frenético, tanto, que incluso no permite al público aplaudir y pide que mejor tosan, eso sí, con mucha guasa y algún que otro grito de "¡No se animen!" cada vez que escuchaba al patio de butacas muerto de risa.
Las interacciones con el público son uno de los puntos fuertes del espectáculo. El actor, que tiene muchísimas tablas, busca captar la atención del público mirándolo a los ojos. En la segunda planta había un chico de unos 15 años que no entendía determinadas referencias por su edad, como la de los dibujos animados Mazinger Z, pero en todo momento le explicó a él en concreto el contexto para que no se perdiera. Todo un detalle.

Al salir de la sala, una chica joven le decía a sus padres que había visto a Luis exactamente igual que en la entrevista que David Broncano le hizo en La ResistenciaY no le falta razón. Zahera es exactamente igual dentro o fuera del escenario, no le gustan los egos y, probablemente, ese sea el motivo por el que lleve más de 15 años recorriendo España contando su vida por los teatros pese a ser uno de los actores más reputados del panorama nacional.