Investigadores de IBYDA.

Investigadores de IBYDA. IBYDA

Málaga

El alga autóctona que está devolviendo la esperanza al Mediterráneo: pueden limitar el crecimiento de la asiática

Investigadores de IBYPA han descubierto que hay una especie que crece hasta 80 centímetros de altura y libera compuestos químicos que limitan la fotosíntesis y el crecimiento de la invasora.

Más información: El alga invasora en Málaga: una especie “imposible de erradicar” con potencial para ser un recurso valioso.

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El alga Rugulopteryx okamurae, también conocida como alga asiática, llegó al Estrecho de Gibraltar en 2016 y poco después aparecieron las primeras algas en las costas malagueñas.

Esta especie, desde que apareció, ha provocado graves impactos a las especies autóctonas, a las playas, al sector pesquero y al turismo, generando pérdidas millonarias en Andalucía.

Al mismo tiempo, científicos de la Asociación Equilibrio Marino con el Instituto de Biotecnología y Desarrollo Azul (IBYDA) de la Universidad de Málaga han estado trabajando para encontrar una forma de frenar y eliminar esta especie de todo el mar Mediterráneo y que ya está llegando al Océano Atlántico y al Cantábrico.

Tras una década de trabajos y seguimiento de esta especie, estos investigadores de IBYDA, después de 10 años, han descubierto que algunas especies de algas autóctonas comienzan a recuperar su espacio en zonas dominadas por la invasora, favoreciendo la restauración de ecosistemas equilibrados y biodiversos.

“Hemos observado en el medio natural una especie autóctona que crece hasta 80 centímetros de altura y tiene ciclos anuales y que en zonas donde estaba esta alga, la especie invasora Rugulopteryx apenas crecía o lo hacía de forma muy débil”, explica Félix López Figueroa, investigador de IBYDA.

Al continuar con los estudios, han comprobado que esta especie autóctona “libera compuestos químicos que limitan la fotosíntesis y el crecimiento de la invasora. Estos efectos los observamos hasta 3 metros de distancia en el medio natural, a unos 10 metros de profundidad en la costa de Estepona y Marbella”.

Hasta ahora lo que sabían era que la especie invasora tenía una tasa de crecimiento mucho más alta que la autóctona y la estaba desplazando. “Si encuentra huecos en la roca, los ocupa enseguida, por lo que donde antes la especie autóctona era dominante y sus restos llegaban a las playas, ahora la invasora ha ocupado ese espacio y la autóctona ha desaparecido”, señala.

No es una solución definitiva

En este punto, hace hincapié en que pese a haber dado con que un alga autóctona puede frenar la expansión del alga asiática, “no se puede hablar todavía de una solución definitiva”.

“Hemos observado un mecanismo fisiológico que limita el crecimiento de la invasora, pero esto no implica que se resuelva el problema. El alga autóctona puede frenar la expansión, pero hacen falta más estudios”, añade el experto.

En relación a la restauración de las zonas afectadas por el alga invasora, asegura que todavía queda mucho para lograrlo porque la solución definitiva para erradicar esta especie no llegará a corto plazo.

Asimismo, incide en que “hace falta coordinar recursos, condiciones ambientales favorables y actuaciones interdisciplinares. Restaurar plantas marinas o algas requiere esfuerzos prolongados y buena gestión ambiental”.