Mariana, italiana.
Mariana (27), italiana que llegó a España en busca de futuro: “Gano un 40% más en Málaga, pero pago el doble de alquiler”
Su historia es la misma que la de cientos de jóvenes europeos que han elegido Málaga en los últimos años. Todos buscan lo mismo: oportunidades, estabilidad y buen clima, pero se topan con el mismo muro, la vivienda.
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Mariana tiene 27 años y llegó a Málaga con una maleta pequeña, pero llena de ilusión. Nació en Bari, y siempre pensó que acabaría viviendo fuera de Italia, aunque nunca imaginó que sería la Costa del Sol la que le abriría la puerta que llevaba años buscando. Hoy habla de la ciudad con brillo en los ojos, como quien siente que por fin ha encontrado un lugar donde construir algo sólido.
“En Italia no podía más. Pasaba de un contrato temporal a otro, nunca sabía si en tres meses iba a seguir trabajando. Aquí, desde el primer momento, sentí estabilidad”, cuenta.
A Mariana la contrataron en una empresa tecnológica del Parque Tecnológico. Hizo la entrevista por videollamada y una semana después ya tenía decidido que venía a Málaga. No lo dudó. Ahora trabaja como analista júnior en un equipo multicultural que la ha ayudado a sentirse parte de algo.
A los dos meses le ofrecieron un contrato indefinido. “En mi país eso es casi imposible para alguien joven. Aquí cobro un 40% más que en mi último trabajo en Bari. Por primera vez en mi vida puedo pensar a largo plazo”, explica.
Pero también reconoce que este avance tiene un lado oscuro. “Gano un 40% más que en Italia, pero pago el doble de alquiler. Esa es mi realidad ahora mismo”, dice.
Mariana vive en un piso compartido en Huelin. Paga 600 euros por una habitación interior, sin luz natural. “En Bari tenía un estudio entero para mí por 350 euros. Aquí comparto y pago casi el doble. Vi estudios diminutos por más de 1.000. Nadie te prepara para eso”, relata.
Durante semanas visitó pisos en los que había colas en el portal, gente compitiendo por un espacio básico para vivir. “Encontré trabajo muy rápido, pero encontrar un sitio para vivir fue una pesadilla. Hubo días en los que pensé que tendría que marcharme”, reconoce.
Pese al desgaste, no se plantea irse. Siente que Málaga la ha acogido. Le gusta bajar a la playa después de trabajar, recorrer Pedregalejo los domingos y escuchar todos los acentos que llenan el centro cualquier tarde, se siente, dice, "muy incluida en el ritmo de la ciudad".
“Esta ciudad me hace sentir bien. No quiero irme. Solo quiero un alquiler que no me obligue a estar haciendo cálculos todos los meses”, expresa. A veces tiene la sensación de que Málaga le abre las puertas con una mano y se las cierra un poco con la otra. “Me encanta mi vida aquí, pero el mercado del alquiler te hace sentir que no eres bienvenida del todo”, confiesa.
La historia de Mariana es la misma que la de cientos de jóvenes europeos que han elegido Málaga en los últimos años. Todos buscan lo mismo: oportunidades, estabilidad, un clima amable y un modo de vida que no encuentran en sus países. Muchos lo consiguen. Pero casi todos tropiezan con el mismo muro: la vivienda.