Un montaje con imágenes de José Antonio.
Muere José Antonio Sánchez, el creador del club de ajedrez de calle Larios: 'enganchó' a más de 400 personas
El trinitario dejó su vida en Francia para traer el ajedrez a Málaga, donde ha logrado crear estampas mágicas en la calle más famosa de la Costa del Sol con decenas de jugadores.
Más información: José Antonio, el trinitario que dejó su vida en Francia para traer el ajedrez a Málaga
Día triste para el mundo del ajedrez malagueño. José Antonio Sánchez, el gran impulsor de las partidas de ajedrez al aire libre en uno de los bancos de la calle Larios de Málaga, ha fallecido este viernes, 9 de mayo, dejando huérfana a una comunidad de más de 400 personas que se reúnen en torno al ajedrez gracias a la iniciativa que él creó con entusiasmo y generosidad. Tenía 69 años.
Para muchos malagueños, José Antonio no era solo un aficionado al ajedrez: era toda una institución de este deporte que no está hecho para todos. Bastaba con pasar cualquier tarde por el centro de Málaga para verlo, con su inconfundible acento francés y su eterna sonrisa, organizando partidas sobre tableros apoyados en los bancos de mármol de calle Larios. Lo que comenzó como un gesto espontáneo se convirtió, con el tiempo, en un punto de encuentro multicultural, donde se reunían grandes y mayores, novatos y expertos... Un espacio dedicado al ajedrez abierto a todos y todas.
Nacido en el barrio de la Trinidad, emigró con su familia en su infancia, primero a Barcelona, luego a Orense y finalmente a Francia, donde vivió gran parte de su vida. Tras su jubilación, volvió a Málaga, su ciudad natal, en busca del buen clima y la tranquilidad. Fue entonces cuando en su tierra natal revivió un recuerdo que marcaría su nueva etapa: las partidas de ajedrez en La Vieille Bourse de Lille, donde libreros, floristas y ajedrecistas se dan cita en un edificio histórico para compartir espacio y cultura.
La chispa definitiva para su proyecto la encontró en febrero de 2019, cuando se topó con un mochilero que, tablero en mano y cartel en francés, animaba a jugar a cualquiera que pasara. Poco después, aquel mochilero desapareció, y José Antonio decidió continuar con la idea por su cuenta. Así nació su “club de ajedrez callejero”, un concepto que democratizó el acceso a este juego dejando una estampa mágica en la calle Larios de Málaga.
Hasta ayer, más de 400 personas estaban en el grupo de WhatsApp que él mismo creó para coordinar los encuentros, y es que su legado iba mucho más allá de esos cuatro tableros que llevaba a la calle Larios varias veces por semana. “Si pusiera veinte, también se llenarían”, decía con humor en 2021, cuando fue entrevistado por EL ESPAÑOL de Málaga. Quienes compartieron partidas con él, lo recuerdan no solo por su conocimiento del ajedrez, sino por su amabilidad, su humildad y su capacidad para tender puentes entre desconocidos.
“Se merece una medalla o que uno de los bancos lleve su nombre”, dicen los que le conocían. Para muchos, José Antonio fue un maestro sin título oficial, un organizador sin pretensiones y un amigo sin condiciones. Acercó el ajedrez a cientos de personas sin buscar nada más a cambio que un buen rato con amigos. Por sus tableros han pasado turistas holandeses, rusos, ingleses, jóvenes inspirados por “Gambito de Dama” y veteranos, esos que se piensan bien su jugada antes de mover la ficha.
Una partida en calle Larios.
Su profesión principal fue la de trabajador en una correduría de seguros en Francia. No se casó ni tuvo hijos y cuando le llegó el momento de descansar tras años de trabajo, decidió que Málaga sería su lugar seguro para disfrutar de la vida. Durante estos últimos años, decidió compartir gratuitamente su tiempo, su pasión y su sabiduría con quien quisiera sentarse a jugar. Esa entrega desinteresada ha dejado una huella imborrable para siempre en cientos de corazones.
Algunos de los que jugaron con él han compartido en redes sociales que les encantaría que el Ayuntamiento de Málaga siguiera fomentando iniciativas ligadas al ajedrez. "El Ayuntamiento podría instalar más mesas fijas para jugar al ajedrez en zonas como el Paseo del Parque", propone uno de ellos.
Hoy Málaga pierde una figura única, pero su espíritu seguirá presente cada vez que alguien haga un jaque mate en la calle Larios, ya que todos sus colegas aseguran que seguirán su legado. Saben de sobra que el "rey" del ajedrez les seguirá vigilando desde el cielo sus jugadas.