
Este restaurante de estilo rústico es muy conocido en la capital.
Chilo Rivero, hostelero de Madrid: "Echamos cuentas y vimos que aquí sale mejor cerrar los tres meses de verano"
El encargado de Casa Carola ha tomado la decisión de bajar sus persianas cuando las altas temperaturas hacen difícil la vida en la capital.
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Madrid vive de lleno el verano, y con él, llegan los termómetros disparados y las calles más vacías. Y es que mientras muchos madrileños escapan del calor rumbo a la playa o la sierra, quienes se quedan en la capital no les queda otra que ver cómo la ciudad cambia de ritmo.
Una situación que quienes más lo notan son los bares y restaurantes, ya que durante estos meses sufren de forma repentina una importante bajada de clientela.
Ante esta realidad, ya son muchos los hosteleros que han decidido tomar medidas que hace unos años habrían parecido impensables. Decisiones como la del dueño de Casa Carola, quien cierra "los tres meses de verano" ya "que nos salía mejor, tanto económica, como anímicamente".
Lejos de intentar resistir como otros, Chilo Rivero, quien gestiona este conocido restaurante de la capital, optó hace años por cerrar su local durante los meses de verano. Una decisión que, según cuenta a EL ESPAÑOL, ahora tiene claro que ha sido más que acertada.
"Nosotros desde hace muchísimos años decidimos cerrar en verano porque durante los nueve meses de invierno, gracias a Dios, llenamos todos los días y es una paliza grande", explica el hostelero.
Y es que el esfuerzo que requiere mantener el nivel en invierno, cuando el restaurante no da tregua, pasa factura. "Nos dimos cuenta que cuando llegaba el verano seguíamos llenando, quizás no tanto como en invierno, y sin embargo costaba todo muchísimo más trabajo a nuestros empleados, a todo el equipo", añade.
El calor, la menor afluencia de clientes y el cansancio acumulado pesaban demasiado. Así que Chilo y su equipo se sentaron, hicieron números y tomaron una decisión valiente: parar.
"Echamos números y nos dimos cuenta que nos salía mejor tanto económica como anímicamente cerrar los tres meses de verano y, sinceramente, creo que ha sido la mejor decisión que podemos tomar", afirma.
Desde entonces, cada verano cierran y regresan en septiembre con energías renovadas. Y los resultados no podrían ser mejores. "Los inviernos son increíbles, el equipo, todas las opiniones, todo siempre es fantástico", dice orgulloso.
Y es que el descanso estival les permite llegar a tope al resto del año. "Tenemos a todos superenchufados porque claro, es que esos tres meses de vacaciones animan mucho", comenta.
Un parón que, además de ser bueno para la salud de sus trabajadores, provoca un efecto más que positivo directamente en sus clientes. Pues cuando Casa Carola baja sus persianas en junio, ya hay personas deseando reservar para septiembre.
Esta medida "también nos permite un poco, el crear esa necesidad a nuestros clientes de que durante tres meses no pueden venir, entonces luego la gente reserva con muchísimo tiempo", asegura.
Un círculo virtuoso que, en este caso, ha convertido lo que para muchos podría parecer una pérdida en una ventaja más que competitiva. Un ejemplo de cómo a veces parar también puede ser avanzar, pues "es una dinámica en la que hemos entrado que funciona fantásticamente bien y que pretendemos mantener así", concluye.