El 24 de marzo de 2018, el tiempo se paró para Virginia Froilán del Valle. La arena de su reloj tardaría mucho en volver a caer. Aquel día, su hijo Darío murió por la caída de un árbol en el parque del Retiro de Madrid. El niño tenía cuatro años y falleció en el acto.

Cuando se van a cumplir seis años de esta tragedia, Virginia saca a la venta el libro Mamá, eres el amor de mi vida, su manual de resistencia personal ante el mayor envite vital que puede vivir una madre. 

"Comencé a escribirlo primero como terapia personal, para poner en orden todo lo que me fue ocurriendo desde que Darío se marchó. Los primeros meses es como que no existes", narra Virginia al otro lado del teléfono. 

"Entonces llega un momento que no sabes lo que ha pasado en tu vida en esos meses y decides poner orden. Además lo necesitaba. Después vi que el texto iba tomando cuerpo, tomando forma y que podría servirle a alguien. Así fue. Surgió en mí una necesidad enorme de hacer algo bonito y que viera la luz para poder ayudar a alguien". 

El proceso no fue fácil. Plasmar en el papel una tragedia así implica abrirse en canal y remover el dolor sin anestesia ni gasas. "Recuerdo que, en los primeros momentos, lloraba cada página que escribía. Pero al mismo tiempo ese llanto es liberador. Escribir me permitió darme permiso para llorar y llorar. Es mágico, sanador, porque al final vas liberando todo lo que llevas dentro". 

Virginia posa con un ejemplar de su libro. Cedida

"Fue una decisión mía. Lo compartí después con la psicóloga que indudablemente me apoyó, me dijo que era una buena forma de poner en orden emociones y pensamientos. De ir dando forma a esa nueva mente que se va formando. Porque te caes por completo cuando pasa una cosa así".

"La situación cuando se muere un hijo es tan tremenda que dejas de existir. Tal cual. No eres la misma persona. Y a partir de ahí inicias el camino que denominan duelo para volver a reconstruirte. Y eso que surge es otra persona distinta totalmente a lo que eras".

La denuncia

Aquel fatídico 24 de marzo, los parques madrileños estaban en alerta por rachas de viento, pero estaban abiertos. El árbol cayó sobre Darío a las 13:30, estando su padre a pocos metros. 

La entonces concejal de Medio Ambiente, Inés Sabanés, afirmó que el ejemplar había sido revisado en los últimos días y que los técnicos habían ordenado 40 minutos antes el cierre del parque debido al fuerte viento. Sin embargo, la zona seguía abierta y sin restricciones en el momento del suceso. 

La familia denunció al Ayuntamiento de Madrid, entonces bajo la batuta de Manuela Carmena. "Hubo un proceso judicial largo, muy tedioso y muy poco esperanzador. Se iniciaron protocolos de responsabilidad penal al principio, pero que se archivaron sin mucha justificación".

"Y luego hubo un proceso de responsabilidad civil. Pero mi familia lo vivió lo más alejado posible. No quisimos entrar mucho porque lamentablemente en estos casos la justicia no funciona. No hay manera de valorar un daño moral de esta magnitud. No hay jurisprudencia. El proceso de responsabilidad civil siguió su curso y terminó por fallar un juzgado y cuantificar un daño moral y ya está. Nada más. No se valoró negligencia".

Finalmente, una indemnización dio por cerrado el episodio. Desde entonces, el cierre de parques en Madrid por episodios de viento o calor es algo muy habitual. Tuvo que morir Darío para que los protocolos cambiaran radicalmente.  

Volver a construirse

—Virginia, ¿qué se aprende después de vivir algo así?

—Se aprenden muchas cosas, porque profundizas mucho en tu dolor. Entonces empiezas a conocerte muchísimo. Empiezas a elegir cómo quieres llevar tu vida, en qué quieres emplear tus días, tus horas, con quién y cómo vives. Yo creo que vives en el momento en el que la vida está sucediendo, que es ahora. No te atormentas por el pasado ni te preocupas por el futuro. 

El libro de Virginia se presentará este martes en la biblioteca municipal Lope de Vega de Tres Cantos a las 19 horas. La presentación contará con la presencia de Noelia Illán Caballero, amiga de la familia. 

"Yo creo que le puede interesar a cualquier persona que tenga este tipo de inquietud de no tenerle miedo a la muerte, de tener bien presente que todos tenemos un tiempo determinado y que esto se acaba. En ese sentido yo creo que es un libro que puede ayudar no solo a los padres y a las madres. Puede ayudar al entorno cercano que acompaña a estos padres y puede ayudar a cualquiera que tenga esa inquietud".