Adriana Rodríguez y Juan Escobar muestran sus panes de muertos en Molino Manuela.
Las colas dan la vuelta a la esquina para comprar el 'pan de muerto' de Adriana y Juan: hacen 500 al día y cuesta 3,60€
Estos pasteleros mexicanos hacen en estos momentos el pan de muertos más famoso de Madrid en un obrador de Chamberí de 48 metros cuadrados.
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"¡Mamá, hay tamales!", grita emocionada una clienta mexicana al entrar al obrador Molino Manuela en Chamberí (calle García Paredes, 33). La sorpresa y la alegría se mezclan en su voz al encontrar allí los sabores que evocan a su infancia en México.
Este pequeño refugio de la repostería mexicana que recomiendan hasta chefs de alta cocina lo han abierto hace ocho meses Adriana Rodríguez (35 años) y Juan Escobar (31), ambos nacidos en Ciudad de México, con la intención de traer a Madrid un pedacito de su país.
Su clientela es mayoritariamente mexicana, alrededor del 70%, y llega principalmente desde los barrios de Salamanca y Chamberí, donde se concentra buena parte de la comunidad latina.
Adriana Rodríguez elaborando pan de muerto en Molino Manuela.
Juan y Adriana se conocieron en Madrid a través de amigos en común. Por separado, era habitual que prepararan en sus casas repostería bajo encargo a conocidos y tenían claro que querían abrir un obrador de pan dulce (como en México le llaman a la bollería). En sus años viviendo en la capital española, aseguran: "Es muy difícil encontrar un pan de muerto cuyo sabor sea como el de México".
Una razón más para abrir su propio obrador y café de especialidad en el que también puedes encontrar productos mexicanos como las tortillas, las salsas, los tamales, etc. Ambos están formados en pastelería y gastronomía: Adriana tuvo la pastelería Amalthea en Ciudad de México, mientras que Juan fue jefe de cocina en un restaurante de Chile.
En los 48 metros cuadrados de Molino Manuela solo se hace repostería mexicana. Los fines de semana, además, incorporan comida salada: especialmente tortas (bocadillos), ya que elaboran su propia telera (pan mexicano) rellenos de chilaquiles, panbazos y otras recetas de Latam.
La semana pasada comenzaron a hornear pan de muerto, y la acogida ha sido abrumadora: "Hicimos 300 panes solo el finde y la cola daba la vuelta a la esquina", recuerda Adriana.
Pan de muerto de Molino Manuela.
Preparar este pan no es cualquier cosa: la masa se deja fermentar en frío durante 12 horas y luego se forma y se deja fermentar otra vez entre hora y media y dos horas, dependiendo del clima. "Hoy [este martes] por ejemplo, hizo frío, así que tardó un poco más. La lluvia también afecta", aclara Adriana.
El pan de muerto que elaboran respeta la receta más tradicional de la capital mexicana: lleva ralladura de naranja, azahar y mantequilla. Además, hacen pan de yema, con un pequeño muñeco que simboliza al difunto. "Es como si estuviera metido en el pan. Aquí en Madrid no he visto a nadie que haga pan de muertos así", comenta Adriana mientras señala con orgullo su repostería.
Pan de yema, con un pequeño muñeco que simboliza al difunto.
El obrador también ofrece café de especialidad traído del tostador Hola Coffee, adaptado a la tradición mexicana: café de olla, latte de olla o horchata latte. Además, el escaparate se ha vestido con motivo del Día de Todos los Santos, con un altar de muertos comunitario, cempasúchil y fotos de difuntos enviadas por los propios clientes.
Debido al éxito, desde este jueves y hasta el domingo, el pan de muerto será el único dulce que ofrecerán por un precio de 3,60 euros. "Estamos programados para no dormir esta semana", bromean Adriana y Juan, que tienen previsto hornear entre 400 y 500 panes diarios. La venta se prolongará hasta el 16 de noviembre, aunque en menor cantidad.
Adriana Rodríguez y Juan Escobar con el altar de muertos al fondo.
Entre los demás dulces que elaboran destacan las conchas de vainilla y chocolate o el bizcocho Garibaldi. También planean introducir en un mes el Mamut, una galleta con malvavisco cubierta de chocolate y mermelada de fresa, y bebidas típicas como el frappé de mango con tamarindo o las aguas frescas de Jamaica y horchata de arroz.
Más allá del pan de muerto, el obrador trae productos difíciles de encontrar en Madrid: tamales, tortillas, totopos artesanales o queso Oaxaca. Este último, "en Madrid suele ser chicloso y de mala calidad. Nosotros trabajamos con una quesería familiar que hace un producto muy cercano al original mexicano", explica Adriana.
Calaveras de chocolate del altar de muertos.
Molino Manuela es un pequeño rincón de México en Madrid y, por unas semanas, las colas en Chamberí se alargan para llevarse un pedazo de esa nostalgia envuelta en pan y azúcar.