Cipri Guillén, el viticultor de Arganda del Rey, junto a la Ermita de Vilches.

Cipri Guillén, el viticultor de Arganda del Rey, junto a la Ermita de Vilches. Cedida

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Cipri Guillén, el agricultor que ha conseguido que reabra una ermita en ruinas desde 1812: "Hay restos arqueológicos"

La Ermita de Vilches data oficialmente del siglo XVII. La Comunidad de Madrid se está encargando de su rehabilitación.

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La Ermita de Vilches, en el municipio madrileño de Arganda del Rey, lleva 213 años clausurada y en ruinas. Ni una piedra ha sido movida en ella ni un acto celebrado en todo este tiempo. Hasta ahora, momento en el que la Comunidad de Madrid junto con el Ayuntamiento han decidido mover ficha para revitalizar el lugar.

No ha sido algo fortuito. La segunda vida de esta construcción viene dada gracias a la labor de un viticultor de la zona: Cipri Guillén. Un argandeño "de pura cepa"; tercera generación de agricultores.

"Yo sabía que tenía mucha historia y que había que recuperarla", cuenta en conversación con este periódico. Y es que la nave donde su padre guardaba los tractores se encuentra justo en frente de la ermita. "He ayudado a mi padre toda mi vida en el campo. He crecido viéndola todos los días".

Así, la oportunidad llegó en abril de este año, cuando la Cooperativa Vinícola de Arganda -de la que es portavoz- comenzó la plantación de un nuevo viñedo en los aledaños de esta construcción. Se trataba de un acuerdo con las propietarias de los terrenos para recuperar estéticamente la zona y convertirla en suelo productivo.

"Se pusieron 10.500 cepas de la variedad Tempranillo y quedando la ermita en el medio se ponía en valor la zona". Por lo tanto, se puso en contacto con el Ayuntamiento, que intentó ponerse en contacto con el Gobierno central, sin respuesta.

"Resultó que unos días después, en el Salón de los Vinos de Madrid, me presentaron al director de Patrimonio de la Comunidad de Madrid. Vi una oportunidad única y le empecé a enseñar los vídeos, la zona...", narra.

"Al mes vino a visitarla. Se reunió con el alcalde y conmigo. Estuvimos viendo cómo estaba, las posibilidades de restauración y el presupuesto que tenían para poder hacer frente al inicio de las obras". Un encuentro que acabó con la promesa de que el proyecto saldría adelante.

La nueva vida de la ermita

El pasado mes de septiembre comenzaron los primeros trabajos para llevar a cabo esta restauración. Desde la Consejería de Cultura -de la que depende la Dirección General de Patrimonio Cultural de la región- señalan que en el presente año se ha encargado la redacción de los Estudios previos y Plan de Actuaciones.

El objetivo es "establecer una prioridad en las obras que se deben llevar a cabo según la urgencia de las mismas, dado que presenta un alto grado de deterioro en parte de las estructuras vistas".

Comenzando los trabajos el pasado mes de septiembre en la Ermita de Vilches.

Comenzando los trabajos el pasado mes de septiembre en la Ermita de Vilches. Cedida

Por eso, se han empezado las actuaciones de desescombrado y limpieza. Actualmente, ya se encuentran los técnicos arqueológicos sobre el terreno. Y es que, como apuntan desde el Ejecutivo autonómico, es necesario recopilar toda la información histórica, topográfica, geológica, así como los análisis de materiales, levantamientos planimétricos, fotográficos y fotogramétricos, estudios constructivos y de las patologías, etc.

"Como la tengo a escasos 150 metros, cada vez que veo que salen con los chalecos amarillos me acerco. Los arqueólogos encargados ya me conocen y me van enseñando cosas: los trozos de los suelos originales, las diferentes edificaciones... He estado viendo también cómo pasan el georradar y hacían las imágenes de 3D con el dron. Están muy intrigados porque creen que puede dar muchas sorpresas. Se están encontrando cosas bastante interesantes", cuenta Cipri.

Interior de la Ermita de Vilches.

Interior de la Ermita de Vilches. Cedida

Aunque todavía no se puede asegurar nada hasta tener los resultados de los estudios, el agricultor explica que le han comentado la existencia de "restos arqueológicos" que podrían ser "de antes" de la fecha de la que data oficialmente la construcción de la ermita, a comienzos del siglo XVII.

Se señalan así "evidencias de posible ocupación en distintos periodos desde el Paleolítico", con "bastantes indicios" de la islámica y la probabilidad de que el asentamiento "de más entidad" sea del periodo medieval (sobre el siglo XIII).

De hecho, el Ayuntamiento también apunta la posibilidad de que se edificara sobre los restos de una ermita anterior.

Una vez concluido este trabajo, en el año 2026 está prevista la redacción de un proyecto de consolidación y restauración de los restos existentes, con objeto de dar una estabilidad al conjunto y que no se pierda, ni se deteriore más su estructura, a la vez que se limpiará todo el interior y exterior de escombros. De esta manera, se devolverá parte de su esplendor como bien cultural.

La idea que barajan, según Cipri, es convertirla en una especie de 'centro de cultura'. "Se está planteando poder hacer un aula interpretativa. Así conseguiríamos que se cerraran los techos. Porque ahora mismo de la cúpula solo queda la mitad". La intención sería que se dieran allí clases de viticultura o, incluso, pequeños conciertos.

"Su recuperación ha tenido bastante repercusión en Arganda, porque no tenemos muchos monumentos históricos en el municipio", añade.

La Ermita de Vilches

Ubicada a unos 2,5 kilómetros del centro urbano de Arganda del Rey, junto a la carretera de Campo Real, se trata de una pequeña iglesia de estilo mudéjar en origen que acogió actos litúrgicos para la población de Vilches. Fue promovida por la familia Santoyo, dueña del mayorazgo.

El poblado -al igual que ocurrió con Valtierra- fue abandonado a mediados del siglo XVI por sus moradores, probablemente por la incidencia de la peste negra. Así se instalaron en los terrenos de lo que hoy es Arganda para dar lugar al primer núcleo importante de población.

La cuarta pared derruida de la Ermita de Vilches, rodeada de los viñedos en Arganda del Rey.

La cuarta pared derruida de la Ermita de Vilches, rodeada de los viñedos en Arganda del Rey. Cedida

Finalmente, en 1812 el Arzobispado (pertenecía a la Diócesis de Toledo) decidió cerrar el edificio al culto por el estado de deterioro en el que quedó tras el paso de las tropas francesas por la villa.

Tras la desamortización de Mendizábal, cuando la adquirió Gonzalo José Vilches, ha sido una propiedad de titularidad particular. Hasta 2023, momento en el que fue cedida al Consistorio argandeño por parte de las últimas dueñas de la parcela: las hermanas Elisabeth y Margarita Elena Rothfritz Schich.

Ahora de ella quedan media cúpula y tres paredes. "Yo he visto caerse la cuarta, hace 20 años", comenta Cipri, que actualmente tiene 47. En el interior, las paredes están decoradas con motivos arquitectónicos de pilastras y cajeados. "Es un sitio que impone cuando entras. Tiene más de lo que parece por fuera. Puedes ver la sacristía o imaginarte donde estaban los bancos de los feligreses".

Cuenta, además, con protección por parte de la Comunidad de Madrid como Bien de Interés Patrimonial y Yacimiento Arqueológico, incluido en el Catálogo Geográfico de Bienes Inmuebles del Patrimonio Histórico de la región.