Un tramo de la autopista M-600.

Un tramo de la autopista M-600.

Madrid Comunidad

La duplicación de la M-600 divide al oeste de Madrid: entre las trincheras de la Guerra Civil en Brunete y los atascos

El Plan de Carreteras incluye esta obra que mejoraría los accesos atravesando áreas con fortificaciones del conflicto bélico y afectando a las especies de la zona.

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Mañana tras mañana, la M-600 amanece con retenciones y vecinos apurando el reloj resignados al tráfico. A pocos metros de la carretera, los campos recuerdan que bajo ellos siguen presentes las trincheras de la Guerra Civil, en pleno corredor entre Brunete y Navalcarnero. Ahora, esos restos están en el centro del debate por la futura duplicación de esta vía.

La propuesta del Plan de Carreteras 2025-2032 ha reabierto una vieja promesa —la ampliación de la M-600— que ahora, con los trámites activados en 2024-2025, vuelve a escenificar un pulso que es a la vez técnico, ambiental y emocional.

La propuesta —convertir los cerca de 15 km entre Brunete y Navalcarnero en una autovía de dos carriles por sentido— se vende como solución a una congestión real: en puntos críticos la intensidad media diaria de tráfico supera los 16.000 vehículos.

Los defensores, entre ellos varios ayuntamientos y vecinos, la presentan como la respuesta a una demanda histórica para mejorar seguridad y accesos y como un impulso para el desarrollo: Brunete proyecta la construcción de 17.500 viviendas.

La alcaldesa del municipio, María del Mar Nicolás Robledano, insiste en que el nuevo desarrollo respetará el entorno protegido y subraya que sólo el 25% del suelo se reservará para viviendas, con el resto quedando como espacio protegido en el marco del Parque Regional del Guadarrama.

En dos puntos

A nivel técnico, el proyecto de duplicación prevé dos grandes tramos: uno de 14,8 kilómetros entre la A-5 y la M-501, presupuestado en 96 millones de euros, y otro de 9,1 kilómetros desde Villanueva de la Cañada hasta Brunete, con más de 59 millones asignados.

El nuevo trazado no discurrirá exactamente sobre la actual carretera, sino que bordeará los núcleos urbanos y cruzará paisajes agrícolas y protegidos, incluidas la Vereda del Pijorro y áreas de importancia para aves como la IBA n.º70. El propio documento del Plan reconoce además que parte del tráfico local continuará utilizando la vía original tras la posible construcción de la autovía.

Más que una piedra en el camino

Pero el proyecto ha topado con una piedra que no es técnica: la historia y la naturaleza del territorio. El informe elaborado por Ecologistas en Acción de Madrid sobre el plan de carreteras pone en entredicho el expediente oficial por su impacto ambiental, social y patrimonial.

El trazado previsto no solo atraviesa arroyos y paisajes agrarios; corta por áreas con vestigios de la Batalla de Brunete —trincheras y fortificaciones de la Guerra Civil— y penetra en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de Sevilla la Nueva y en el Parque Regional del río Guadarrama.

La fragmentación de hábitats es uno de los puntos críticos señalados por el informe de impacto ambiental: la infraestructura podría aislar zonas rurales, aumentar la mortalidad de fauna y dificultar tanto la conectividad biológica como la movilidad ganadera tradicional.

Entre las especies en riesgo, los ecologistas destacan el águila imperial y el elanio azul, así como diversas aves esteparias que habitan en los ecosistemas abiertos del entorno de Sevilla la Nueva y Navalcarnero.

Sin bicis

Además, la escasez de alternativas ciclistas se mantiene incluso en el propio plan, que retrasa la aparición de carriles bici a fases muy tardías y solo a efectos propagandísticos según los críticos.

El debate económico tampoco apacigua el conflicto. Las cifras oficiales y los análisis técnicos citados por críticos y por el propio informe plantean dudas sobre la rentabilidad: un coste superior a 150 millones de euros, una TIR (Tasa Interna de Rentabilidad) alrededor del 3% y un VAN (Valor Actual Neto) de apenas 3 millones de euros sitúan la operación entre las menos rentables del Plan de Carreteras.

El método de financiación elegido para la obra, el denominado “peaje en la sombra”, ha sido objeto de controversia: experiencias anteriores, como la de la M-45, han acabado por quintuplicar el coste original para las arcas públicas, algo que varias alegaciones alertan que podría repetirse en la M-600.

Por otro lado, el plan admite que una parte relevante de la justificación económica del proyecto se apoya en estimaciones polémicas sobre el valor monetario del tiempo, calculando ahorros muy optimistas por usuario y desplazamiento, a pesar de que la intensidad real del tráfico en los tramos más conflictivos es inferior al de otros corredores metropolitanos.

Escepticismo y alternativas

Uno de los ejes de crítica técnica al proyecto es el fenómeno del tráfico inducido: duplicar la M-600 puede atraer desplazamientos adicionales y reforzar el modelo de crecimiento urbano disperso, aumentando la dependencia del coche privado.

El informe de Ecologistas en Acción, alineado con estudios sobre movilidad en entornos metropolitanos, sugiere priorizar antes soluciones como la mejora de puntos conflictivos, nuevas rotondas, y un refuerzo real del transporte público y de la movilidad ciclista, para reducir la congestión y el impacto ambiental sin recurrir a grandes infraestructuras.