
Las Herreras, pedanía perteneciente al municipio de Santa María de la Alameda.
La 'aldea gala' del Canal, el único pueblo de Madrid que no está conectado a la red de agua: "Nos están dejando morir"
Los vecinos de Las Herreras, en Santa María de la Alameda, se quejan de que todavía les llegue el agua por medio de camiones cisterna.
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"Estamos olvidados". Así se sienten los vecinos de la pedanía de Las Herreras, una pequeña aldea de apenas diez habitantes que forma parte del municipio madrileño de Santa María de la Alameda. Un lugar que cuenta con la desgraciada distinción de ser el único núcleo de población de la región que todavía no está conectado a la red de suministro de agua.
La única manera de poder abastecerse para hacer cosas tan cotidianas como ducharse, cocinar o poner una lavadora es mediante los camiones cisterna que llegan cada semana al pueblo de parte del Canal de Isabel II. Estos rellenan el depósito de 50 metros cúbicos de capacidad para que nunca les falte algo tan esencial como es el agua.
"Nos están dejando morir y no queremos que el pueblo se muera", asegura Alejandro Herranz, vecino del pueblo. Es un jubilado de 67 años (la edad media de su población) que se ha puesto a la cabeza del movimiento vecinal. Unas quejas que comenzaron hace dos años con el objetivo de conseguir los ansiados enganches que les proporcionen tener agua corriente, como en el resto de la Comunidad de Madrid.
Asegura que el sistema actual no les ha fallado. De hecho, el agua "es potable, es buena y nunca ha faltado". Y es que explica que el depósito cuenta con un chivato que avisa al Canal cuando se está vaciando para que suban los camiones a rellenarlo. Pero, aun así, argumenta que les "limita".
"Por ejemplo, no nos pueden dar licencia de obra", explica Alejandro. Cuenta que tanto él como otros vecinos quieren llevar a cabo reformas o construcciones en sus casas y propiedades que no les dejan empezar por la falta de autorización de enganches. "No dejan que el pueblo se desarrolle".
Más de 160.000 euros
La explicación que da Gloria de Castro, la alcaldesa de Santa María de la Alameda -al que pertenece Las Herreras, junto con otras siete pedanías-, para que sea dificultoso llevar agua a través de la red general de distribución es su ubicación: rodeada de montañas.
Pese a esto, se está estudiando una forma para dejar de utilizar el sistema actual. De esta manera, desde el Canal de Isabel II lo confirman a este diario. "Estamos valorando la posibilidad de suministrar agua potable al núcleo urbano de Las Herreras mediante un entronque desde la arteria de Robledo de Chavela, por medio de una conducción y una estación elevadora, sin descartarse otras opciones que están siendo analizadas", comentan desde la institución.

Una de las pancartas de Las Herreras.
El coste de estos camiones corre a cuenta de la Comunidad de Madrid, ya que, como explica Alejandro, ellos pagan las tarifas normales. En este sentido, el partido socialista en la Asamblea de Madrid realizó una petición de información al Canal el pasado mes de febrero para preguntar por los costes que conllevaban estos camiones.
En la respuesta aseguraban que en el periodo del 1 de junio de 2023 al 31 de diciembre de 2024 se han realizado exactamente 265 actuaciones con 465 cisternas de 15 metros cúbicos cada una. El coste total fue de 166.495,75 euros.
"Incomunicados"
El problema con el agua en esta comunidad no es nuevo. Alejandro, que ha vivido en Las Herreras toda su vida, cuenta que no fue hasta los años 90 que se llevó a cabo una captación y canalización del agua. "Antes había que ir a buscarla a un manantial".
Pero, aunque esta es principal situación que quieren cambiar, no es la única por la que se sienten "desconectados" del resto de la Comunidad. Tampoco tienen transporte público y la única manera de moverse es en coche o a pie. "Estamos incomunicados".

El depósito de agua con el que se abastece el pueblo de Las Herreras.
Fue hace unos años cuando pensaron que se solucionaría esta cuestión, ya que habían hablado con la Comunidad de Madrid para solventarlo, "pero no ha llegado a nada". "No queremos una línea de bus todos los días. Lo que pedimos es un bus a demanda a un precio asumible y que el resto lo aporte el Gobierno de la región, para poder llegar a la estación de tren de Santa María de la Alameda -la más cercana-", dice Alejandro.
Para poder llegar a día de hoy en transporte público a dicha estación solo cuentan con el servicio de taxi, el cual aplica las tarifas normales en un trayecto por carretera de aproximadamente media hora. "No todos tenemos o podemos coger el coche. No pedimos nada raro. El transporte público tiene que llegar a todos los sitios. Tampoco queremos lujos".
Además, explica que no tienen fibra óptica y para navegar por Internet o tener línea de teléfono se conectan vía satélite, lo que a veces dificulta la cobertura. Tampoco hay tiendas; el único establecimiento es un restaurante.
Pero, a pesar de ello, Alejandro asegura que es un lugar que despierta los fines de semana por su encanto. Y es que afirma ser el lugar perfecto para el turismo rural, con casas de vacaciones, rutas cerca y un oasis natural a una hora y media de la capital. Por eso, su sueño y su lucha es conseguir que no termine por morir.