La Torres Blancas.

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Madrid Capital

La nueva vida del viejo restaurante de Torres Blancas: 8 viviendas con más baños que dormitorios

La Comisión de Urbanismo ha aprobado el plan para hacer apartamentos en la planta 22, ocupada en su día por un restaurante con estrella Michelin. 

20 febrero, 2024 01:38

De albergar un restaurante con estrella Michelin a acoger ocho futuros apartamentos. La planta 22 de las icónicas Torres Blancas de Avenida de América tendrá una nueva vida como pisos residenciales.

Esta mole de hormigón de Chamartín se construyó a finales de los 60. Fue obra del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza y, su peculiar diseño, convirtió al edificio en "uno de los ejemplos más destacados del brutalismo del momento". 

La Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid ha dado el lunes su visto bueno definitivo al plan especial que permitirá reconvertir la planta 22. El asunto se elevará al Pleno municipal del 27 de febrero, donde saldrá adelante sin problemas.  

Si uno pasea fijándose en la arquitectura madrileña, es inevitable que no quede sorprendido al descubrir las Torres Blancas. Se trata de un edificio de unos 80 metros de altura y que, en realidad, se compone de una sola torre. Su nombre se debe a que Sáenz de Oiza quiso al principio construir dos edificios en vez de uno.

Si por algo llama la atención es por sus pisos redondos rematados por miradores igualmente cilíndricos. "Parecen tornillos", dice una vecina de un barrio cercano. Para el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, "se trata de un edificio único en su concepción" que "difiere radicalmente" con la de los "rascacielos convencionales"

En sus orígenes, se quería recubrir la construcción con mármol blanco bajo el cielo de Madrid. La idea, sin embargo, era costosa y no se llevó a cabo.

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Se levantaron en total 24 plantas, 21 de ellas destinadas para albergar viviendas. Y en el penúltimo nivel, en concreto, se montó un restaurante que funcionó durante los años 70 y hasta mediados de los 80, el Comedor de Ruperto de Nola

Tras el cierre del establecimiento hostelero en 1989, se concedió a este espacio de la planta 22 una licencia para el uso terciario-oficinas. Según informó el Consistorio en 2023, la planta se encuentra en desuso y "en un estado de conservación deficiente". Todo ello, además, en un edificio que está incluido en el Catálogo General de Edificios Protegidos, con Nivel 1 de protección. 

Fue en 2018 cuando la entidad propietaria de esta planta, City Realty Centro S.L., planteó transformar este espacio y parte de la entreplanta en ocho viviendas.

Con la luz verde de la Comisión —con los votos a favor del PP y la abstención de la izquierda—, se modifica el uso de oficinas a residencial y se incluyen mejoras en la evacuación y en la eficiencia energética, informa Europa Press

Este plan especial se ha tramitado de acuerdo al Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM). La propuesta, además, pone en valor la estructura de hormigón armado y plantea, a su vez, eliminar una escalera privada que conecta las plantas 22 y 23.

Cabe recordar que esta iniciativa privada surgió al no ser posible implementar el uso original de este espacio como restaurante por problemas de aforo.

A falta del 'ok' del Pleno, el plan especial permitirá actuar sobre una superficie útil de 787 metros, según la documentación del expediente que se puede consultar en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento.

En total, los ocho apartamentos sumarán 18 dormitorios, 18 baños y siete aseos. Dispondrán todas de una cocina, un salón-comedor y un hall. 

La casa más grande es la 'número 6'. En sus 145 metros cuadrados de superficie útil, se construirá una vivienda con hall, cocina-oficio, salón-comedor, dos dormitorios en suite, dos baños y un aseo. 

El legado de Sáenz de Oiza

Las Torres Blancas fueron la obra más representativa de Sáenz de Oiza y la que le dio renombre universal al arquitecto. Como anécdota, cabe recordar que el 'cerebro' de la icónica construcción de Chamartín vivió muchos años en uno de sus pisos. 

Al margen de las Torres Blancas, Sáenz de Oiza cuenta con una "notable huella en el urbanismo de la capital", según destacan desde el Consistorio.

Su 'vitrina' de reconocimientos incluye dos premios nacionales de arquitectura, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1987) y el Príncipe de Asturias de las Artes (1993).

Suyas son, por ejemplo, la Iglesia Hispanoamericana de la Merced, el nuevo recinto ferial de IFEMA, la Torre BBVA de la Castellana, La Triada, así como urbanizaciones en Fuencarral, Batán o El Ruedo, junto a la M-30.