"The time Will come one day, you’ll see, when we can all be free", Freddie Mercury.

La evidencia del expolio y ruina que supone el sanchismo se resume en las siguientes cifras: la recaudación total en 2025 llega a un récord de 301.355 millones de euros y, a la vez, España necesitará emitir deuda bruta por 285.693 millones en 2026.

Pedro Sánchez ha aumentado la deuda en 496.000 millones de euros y la recaudación en 88.547 millones de euros, lo que supone una ruina y un expolio. 

Con un incremento cercano al 41 % en ingresos tributarios anuales, las cifras de deuda pública son aterradoras.

La deuda total de las administraciones públicas, que se paga y se debe, ya supera los 2,23 billones de euros.

La deuda pública según el protocolo de déficit excesivo (PDE) se ha disparado a más de 1,7 billones.

La deuda emitida por el estado desde 2018 refleja un incremento de más de 467.000 millones (pasivos totales) y 496.000 millones (deuda según Protocolo de Déficit Excesivo).

La deuda de la Seguridad Social se ha disparado hasta los 136.000 millones con Sánchez, un aumento de más del 260%.

El gobierno se vanagloria de haber reducido la deuda, pero es falso. Incluso utilizando la ratio de deuda sobre PIB, también ha subido con ingresos récord.

La deuda de la Seguridad Social se ha disparado hasta los 136.000 millones con Sánchez, un aumento de más del 260%

En junio de 2018 la deuda pública estaba en un 98,1 % del PIB y en octubre de 2025 se sitúa en el 101,7 % del PIB.

La deuda solo se “reduce” por el dopaje del PIB nominal a través de mayor inflación, inmigración, gasto público y fondos europeos. Es decir, te roban por el numerador y por el denominador.

La evidencia de que la deuda no se reduce es que en 2026 el Tesoro tendrá que emitir mucha más.

El estado se endeudará en 55.000 millones más en 2026. La emisión bruta de deuda subirá un 4,2% a 285.693 millones en 2026. Solo en intereses, se gastarán 44.000 millones, un 51% más que en 2018.

Los intereses de la deuda se comen ya más que el gasto en I+D, infraestructuras, defensa y se estima que superarán a las partidas de Sanidad y Educación pronto.

Países como Grecia, Portugal o Irlanda han logrado fuertes recortes de deuda desde la pandemia, mientras que España figura entre los Estados con mayor deuda y con reducción más lenta que sus socios comparables, según Eurostat.

Los intervencionistas te dicen que la deuda pública no importa porque nunca se paga y el estado es distinto a las familias y las empresas.

La deuda pública se paga todos los días, refinanciar deuda es repagar y volver a emitir.

El hecho de que el coste de intereses de la deuda se haya disparado mientras el gobierno se vanagloria de reducir el endeudamiento es la demostración de que no hay mejora financiera alguna en solvencia.

Los que te dicen que el estado es distinto a familias y empresas a la hora de endeudarse se callan que la razón por la que es, según ellos, “distinto” es porque vive de las empresas y familias y te van a expoliar a más impuestos.

Los intervencionistas te dicen que si hay mucha deuda es porque los impuestos son bajos. Es completamente falso. La carga tributaria, esfuerzo fiscal, de empresas y familias es superior a la media de la UE y la deuda no para de crecer.

Si el estado dispara la recaudación, gasta mucho más y el déficit anual no se reduce de los 50.000 millones.

La deuda pública se paga todos los días, refinanciar deuda es repagar y volver a emitir

¿En qué se gastan estas cantidades brutales de impuestos? Solo en subvenciones se van 42.000 millones. En “Transición Ecológica” se gastan más de 10.000 millones, en “asuntos económicos” o “agenda 2030” se gastan más de 4.000 millones anuales respectivamente. Hay espacio más que suficiente para cortar la gangrena.

El gobierno español está asfixiando a empresas y familias, aprovechando la inflación para dopar los ingresos fiscales, y el déficit fiscal estructural no se reduce, sino que aumenta. 

Todas estas cifras demuestran, de nuevo, que la consolidación fiscal vía ingresos es una falacia del estatismo. Con ingresos récord, el gobierno ha disparado el despilfarro y la emisión neta de deuda se mantiene a niveles alarmantes.

El gobierno de Sánchez está haciendo exactamente lo mismo que hicieron en Grecia antes de la crisis: disfrazar los gigantes desequilibrios, aumentar alocadamente el gasto y empeorar la posición de cara a un cambio de ciclo.

El sanchismo ha despilfarrado el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia democrática, y deja un rastro de deuda y expolio fiscal sin precedentes.

El próximo gobierno solo tiene una opción: cercenar el gasto. Es urgente llevar a cabo una reducción de impuestos que derogue el expolio del sanchismo, pero es mucho más importante que, a la vez, se lleva a cabo una reducción masiva del gasto inútil.

Si el próximo gobierno cae en el error del gradualismo, le va a explotar en la cara el empobrecimiento y las bombas de relojería que comentábamos hace una semana. Y le echarán la culpa de todo.

No existe centro entre la libertad y el expolio. El próximo gobierno debe derogar el sanchismo y sus dos grandes pilares: el gasto clientelar y el expolio fiscal.