El disco 'Lux' de Rosalia

El disco 'Lux' de Rosalia

Opinión La máquina invisible

Mística e IA: el choque entre el Lux de Rosalía y la visión vaticana

María Millán
Publicada

El Papa León XIV no está en las redes. Rosalía, sí. Ahí empieza el dilema.

Con Lux, la catalana reclama pureza, conexión con una esfera superior. Tras la saturación vital de Motomami, tras acceder al TODO terrenal, el anhelo vuelve a la Fuente. "A través de mi cuerpo, puedes ver la luz", canta en "Divinize".

Catorce idiomas, la Sinfónica de Londres, santas que se desfiguraron para entrar a un monasterio. ¿Marketing o mística? Probablemente ambos. Y quizá esa paradoja la convierte en el fenómeno espiritual más potente de esta década.

En paralelo, León XIV convocó este 2025 a los líderes de Google, OpenAI, Meta y Anthropic en encuentros físicos dentro del Vaticano, rechazando la mediación digital que su predecesor Francisco abrazó con fervor viral.

La contradicción es reveladora: mientras Rosalía lidera la conversación espiritual de millones desde Instagram, TikTok y Spotify, comercializando la trascendencia como producto, el Papa defiende el encuentro cara a cara y asevera que solo en el mundo real se dan la dignidad, la conexión humana y el encuentro con la verdad divina.

Frente a esa búsqueda de viralidad, León XIV apuesta por menos titulares, más conversaciones significativas, generando impacto en el cara a cara

¿Quién influye más en la vida espiritual de una generación? ¿Puede una influencer influir más espiritualmente que un papa que rechaza serlo?

León XIV eligió su nombre en honor a León XIII, el pontífice de la Revolución Industrial que defendió los derechos de los trabajadores. Su mensaje es explícito: estamos ante otra revolución, y la Iglesia debe proteger lo que nos hace humanos. "La persona no es un sistema de algoritmos: es una criatura, una relación, un misterio", declaró esta semana.

Su estrategia contrasta radicalmente con la de Francisco —el papa de la imagen viral en puffer jacket generada por IA, el pontífice que usó las redes como púlpito global—. Frente a esa búsqueda de viralidad, León XIV apuesta por menos titulares, más conversaciones significativas, generando impacto en el cara a cara.

Con él no hay livestream ni trending topic. Apenas titulares en fuentes de alta reputación, como CNN Internacional. Su apuesta es clara: desconectar para reconectar.

Por eso convoca a los ejecutivos de Silicon Valley no para un photocall, sino para una conversación incómoda sobre dignidad humana, sobre el impacto de sus algoritmos en el desarrollo neurológico infantil, sobre si el acceso masivo a datos puede confundirse con inteligencia.

La IA es un motor de cambio social imparable que León XIV pide canalizar adecuadamente

"En algunos casos, la IA se ha utilizado noblemente para promover igualdad, pero existe la posibilidad de que se use para beneficio egoísta o, peor aún, para fomentar conflictos", advirtió a los líderes tech reunidos en el palacio apostólico.

El encuentro buscó generar cambio provocando una incomodidad inesquivable en mesa redonda. Los decisores del futuro de la IA —apenas media docena de CEOs globales— se enfrentaron, cara a cara, a la necesidad de buscar acuerdos en preguntas sin respuestas algorítmicas.

¿Es este diálogo privado con los decisores la estrategia más eficaz?

León XIV apuesta a que sí. Rosalía, a lo contrario. Ella necesita las redes para que su mensaje de trascendencia llegue a millones; busca detonar conversaciones espirituales gracias a ellas. Él las rechaza porque cree que el mensaje se corrompe en la mediación digital.

Dos caminos opuestos para responder al mismo fenómeno: el exceso de información, la sensación de saturación, el individualismo y cinismo generalizados han creado una sed de trascendencia que se manifiesta por todas partes. De ahí que las monjas se hayan puesto de moda. Y también los artículos sobre conciencia universal y el rol de la IA para cuestionar el materialismo.

El debate sobre cómo canalizar esta necesidad está abierto, porque son muchos los que —dentro y fuera de las redes— buscan inspiración, conexión y guía, conscientes de que no hay respuesta sencilla.

Si buscamos aportar altura de miras, necesitamos reconocer primero que el progreso humano se ha realizado durante milenios sin IA: la inteligencia intuitiva, operando desde el recodo más privado del YO, ha permitido a la humanidad dar saltos exponenciales; saltos ontológicos, científicos y artísticos que no surgieron de la acumulación de datos sino de la contemplación, la conexión profunda y el silencio.

Pero también necesitamos entender que estamos ante un cambio de era. La IA es un motor de cambio social imparable que León XIV pide canalizar adecuadamente.

En este contexto hiperdigitalizado, teme que la exposición excesiva a pantallas y algoritmos atrofie el acceso a esa misteriosa inteligencia universal, superior y "pura" —siendo la pureza espiritual tema clave también para Rosalía en su nuevo disco—.

El dilema sobre cómo integrar inteligencia artificial e inteligencia humana permanece abierto. Buscar respuesta a dilemas universales ha sido la especialidad vaticana desde hace 2000 años, aunque esto no impide que entren nuevas voces en el debate; entre ellas, la de Rosalía, de quien los católicos más tradicionales dirán que "no es lux todo lo que reluce".

Sin embargo, muchos piensan que su iniciativa musical sirve como referente, y que es valioso su testimonio espiritual, su relato de una conciencia más grande que ella misma.

¿Y si ambas estrategias fueran complementarias en lugar de excluyentes? Que las nuevas generaciones escuchen Lux podría despertar preguntas que solo el encuentro real —el que defiende León XIV— puede responder en profundidad.

Habrá que observar cómo se desarrollan los acontecimientos. Quizá, al final, Dios esté escribiendo recto con renglones torcidos: usando las redes para generar el anhelo, y el silencio para saciarlo.