El miércoles se cumplió un año de la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de EEUU. NY se lo amargó. La elección de un candidato demócrata, joven y musulmán es un bofetón en su cara. Máxime cuando el propio Trump se había manifestado públicamente contra su candidatura.

La Torre Trump, el símbolo de poder económico del presidente, está nada menos que en la V Avenida, cerca de Central Park. Pero los neoyorquinos no se identifican con él. Su electorado básico se asienta, sobre todo, en el horizonte conservador del Midwest estadounidense y el sur.

Sin embargo, hay una zona de NY donde Trump recibe mejores noticias: Wall Street, el más importante mercado de valores del mundo, incluyendo la cotización de futuros y materias primas. 

El índice Dow Jones Industrial subió en 2025. Este año pasó de 42.625 puntos el 8 de enero a 47.336 el 3 de noviembre. Un crecimiento del 11%.

¿Qué significa?: que las empresas industriales de larga trayectoria, el corazón empresarial tradicional norteamericano, está recuperando terreno. 

Trump ha ejercido de negociador inmobiliario a lo largo de su vida

La producción industrial de EEUU ha tenido un ritmo sostenido de subidas mensuales todo este año y, aunque se ralentizó en los últimos meses, sigue subiendo mes a mes. Algo coherente con la política de “sustitución de importaciones” que conlleva la subida de aranceles de Trump.

Esto sería un cambio profundo en la estructura económica estadounidense. Pero aún es pronto para hacer un balance definitivo de la gestión de Trump en este terreno. No ha pasado tiempo suficiente para ver los efectos. Aunque es seguro que los habrá. 

Eso en el interior de EEUU. En el exterior no sabemos con precisión el efecto del cambio del acuerdo económico global por negociaciones bilaterales; un elemento básico de la política de Trump. 

De momento, su primer efecto ha sido la proliferación de esas negociaciones bilaterales. Lo que lleva consigo una sensación de inseguridad temporal de cualquier acuerdo. 

Trump ha ejercido de negociador inmobiliario a lo largo de su vida. Una profesión en que los acuerdos se firman y rompen con facilidad. Fenómeno que puede ser tolerable a corto plazo, pero que lleva consigo una inestabilidad comercial importante a medio y largo plazo. 

Un mercado especulativo en el que el conocimiento de “información privilegiada” es el camino hacia la acumulación de beneficios

Al principio hubo momentos en que, ante los anuncios de posibles subidas de aranceles, determinados sectores optaron por importar para llenar los almacenes. Lo hicieron a la espera del aumento de restricciones que dificultarían esa importación. Por tanto, de momento, en lugar de restringir el comercio, a cortísimo plazo lo aceleró, para entrar después en un periodo de sequía comercial. Luego Trump creaba moratorias, para volver a anunciar subidas posteriores de aranceles con negociaciones continuas y sorprendentes.

No hace ni dos semanas de que EEUU redujo el arancel a los productos chinos y días después China suspendió el gravamen provisional del 24% a las importaciones de Estados Unidos. Gravamen provisional que estaba manteniendo desde el verano. Todo para desbloquear, entre otras cosas, el comercio de tierras raras necesarias para la producción norteamericana.

Ante ese desconcierto los inversores recurren a comprar oro. El valor refugio típico que ha superado a veces hasta los 3.700 dólares la onza, para estabilizarse alrededor de los 3.300 dólares pero con subidas y bajadas. 

Un mercado especulativo en el que el conocimiento de “información privilegiada” es el camino hacia la acumulación de beneficios.

En consecuencia, la proximidad a Trump se puede convertir en un factor de riqueza. Saber con un poco de antelación sus decisiones, permite moverse en ese y otros mercados especulativos.

Ante ello, hay sospechas de que el entorno del presidente norteamericano se debe estar forrando. Algo sobre lo que curiosamente los medios de comunicación no hacen ningún comentario ¿Se conocerá de verdad algún día?

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.