Se abre la puerta del despacho oval en Washington. Entra Trump seguido de sus  ayudantes. Se sienta, toma el bolígrafo y firma una serie de cartas. Es el nuevo trabajo epistolar del presidente de Estados Unidos.

Cartas dirigidas a los gobernantes de otros países.  

Cartas que tienen el mismo efecto que las cartas que se reciben en las casas españolas con membrete de hacienda o de la Guardia Civil.

Nadie espera buenas noticias de esas cartas. Por eso cuando se reciben se miran con respeto. Luego se abren poco a poco. Se leen despacio. Se meditan y se reflexiona.

Las cartas tienen un contenido sucinto, pero importante: se refieren a los aranceles que EEUU va a aplicar al país receptor.

El país receptor lo primero que tiene que hacer es analizar cuál es la dependencia de su comercio exterior con Estados Unidos

La cara de estupor se refleja en el ministro de economía o de comercio al leerla. Por ejemplo, los de Corea del Sur o Japón ¡Que me han puesto un 25% de aranceles!

La carta no solo expresa la decisión “la justifica amablemente”. Dice algo así como: “ese 25% es mucho menor del que necesitaríamos subir para igualar la diferencia que ahora hay a su favor las relaciones comerciales entre nuestros países”.

Junto a esa disculpa “amable” la carta contiene otro párrafo en tono de amenaza: “si, por casualidad, se les ocurriese responder a esta misiva con una subida de aranceles a los productos estadounidenses, les sorprenderíamos con otra “cartita” menos suave. Probablemente sumando otro 25% a esos los aranceles”.   

Por eso el país receptor lo primero que tiene que hacer es analizar cuál es la dependencia de su comercio exterior con Estados Unidos. 

Si el país receptor no tiene mucha dependencia de las compras de EEUU, puede tomar represalias o, más bien, hacer caso omiso de la carta, al fin y al cabo no influirá mucho en su economía. Algunas pocas empresas del país dejarán de vender o sus productos serán más caros en ese mercado. Poco más.

Sánchez ha indicado que la negociación de España se enmarca dentro de las de la UE. Eso dice que ampara a España de arbitrariedades

Si el país receptor (como Japón o Corea del Sur) es bastante dependiente del intercambio comercial, lo que hará primero es enviar negociadores a la Casa Blanca. 

En algún caso como la UE, aún hay una moratoria para negociar. La carta se está redactando, pero no se va a enviar si hay un acuerdo final.

¿Y para España, como será la carta? 

El presidente Sánchez ha indicado que la negociación de España se enmarca dentro de las de la UE. Eso dice que ampara a España de arbitrariedades.

Nada más equivocado. Es la UE la que no puede aplicar aranceles distintos en cada uno de sus países. Mientras que EEUU si puede aplicar aranceles diferentes a productos de cada uno de ellos. Lo hizo con las aceitunas negras en la anterior legislatura de Trump.

La única razón para que España reciba una “cartita” de Trump es una respuesta política a las bravatas de Sánchez

Así que no sería nada raro que el Gobierno reciba una “cartita”. Sobre todo después de la diatriba con los gastos de defensa, que usó Trump para poder lanzar un aviso de navegantes. Aviso que le ha servido en bandeja Sánchez.

Por contra, Sánchez ha reforzado su posición anti Trump, con su cinta de firmar un 5% del PIB en gasto de defensa, mientras afirma que sólo gastará el 2,1%. Un paso más después del reconocimiento del Estado palestino. Bravatas políticas.

De manera que el intercambio puede ser epistolar por parte de Trump u oral por parte de Sánchez.

Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y España son favorables a la primera. España vende a EEUU unos 18.000 millones de euros, sólo el 4% de todas sus exportaciones. 

EEUU vende a España unos 26.000 millones de dólares. Una cifra también poco significativa en sus exportaciones. 

De manera que no hay razones comerciales para que Trump arremeta con España. Salvo que en algunos productos, como el aceite de oliva y las aceitunas negras, se quiera favorecer a otros países más alineados con la política exterior de Trump, como Italia.

En consecuencia, la única razón para que España reciba una “cartita” de Trump es una respuesta política a las bravatas de Sánchez. 

Entre gallitos anda el juego, aunque, de momento, parece que el espolón de Trump es mucho más potente que el de Sánchez, que ya tiene bastante con pelear dentro de casa.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.