El segundo idioma de hablantes nativos en el mundo es el español. 483 millones según el informe Ethnologue Languages of the World, 2025. Sólo superado por el chino mandarín: 989 millones. 

La “Estrategia de Acción Exterior 2025/2028” publicada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación recoge este dato en la página 67 bajo el epígrafe de “poder blando y capital cultural”, incluido en su parte III, bajo el título de “Nuestras Fortalezas y Valores”.

En su página siguiente, ese informe recoge algunas frases interesantes: “España debe seguir abierta al talento extranjero” … “La atracción de estudiantes internacionales de grado y postgrado refuerza la proyección educativa de España y potencia la captación de talento global” …

Ante la potencia de nuestro idioma y la oportunidad que se abre para España en su sector universitario, se están dando dos posiciones distintas.

La del Gobierno, concretamente, el Ministerio de Universidades, y la de la Comunidad de Madrid.

Matar la flexibilidad de una institución privada es quitarle uno de sus valores

La primera posición, la del Ministerio de Universidades, que dirige la socialista ministra Morant, se ancla la defensa a ultranza de una universidad asida a los privilegios que le otorga una legislación restrictiva y estrecha. Su propósito es controlar a las universidades y procurar restringir su sector privado. 

A los gestores de este gobierno se les llena la boca con la APP (Asociación Público/Privada), cuando en realidad desconfían de cualquier tema que suene a actividad lucrativa. No se dan cuenta de que es esa actividad lucrativa la que empuja con más fuerza la inversión, la iniciativa y la innovación.

Por eso, una cooperación entre un sector universitario público con el privado daría lugar a un florecimiento docente e investigador enorme. 

Pero, al parecer, el ministerio quiere que la universidad privada sea una copia de la pública. Un error de libro. Matar la flexibilidad de una institución privada es quitarle uno de sus valores.

Lo mismo que lo sería eliminar la disciplina de una institución pública que maneja dineros de todos los españoles.

La Comunidad de Madrid no contrapone la universidad pública a la privada

El ministerio está preparando un decreto para asfixiar a las universidades privadas imponiéndoles cargas absurdas para unas instituciones que, salvo las acogidas al concordato, no llegan a los 40 años de vida universitaria. Algo absurdo, cuando se sabe que estas instituciones empiezan a florecer cuando se matriculan los nietos de los primeros estudiantes. Necesitan varias generaciones. 

Frente a la posición cuasi-estatalizadora del ministerio, la Comunidad Autónoma de Madrid, que preside la popular Ayuso, opta por un sistema de libertad y competencia.

El último viaje de Ayuso a Miami ha sido para anunciar la Comunidad de Madrid como distrito universitario global. Abierto al mundo universitario en español e inglés aprovechando ese capital cultural del que habla el plan estratégico del Ministerio de Asuntos Exteriores.

La industria universitaria es puntera en Madrid. Atrae y crea talento, el mejor recurso económico actual, crea puestos de trabajo cualificados, no es contaminante, es centro de iniciativas empresariales y de creación de ciencia básica y aplicada.  Atrae talentos científicos y los crea. 

La Comunidad de Madrid no contrapone la universidad pública a la privada. Al revés, cree en la cooperación entre ambos sectores y en la sana competencia entre ellos. 

¿Por qué en lugar de Ayuso vs. Morant no podría ser Ayuso+Morant?

La coexistencia entre ambos sectores los mejora. Se pueden producir traspasos de profesores e investigadores entre ambos, los doctorandos de unas suministrarán profesores a las otras. Hoy en día los grupos de investigación suelen ser interdisciplinares, interinstitucionales e internacionales. 

¿Por qué no es posible aprovechar esa potencia que la existencia de una lengua universal nos ha abierto? ¿Por qué no hacer lo mismo que los anglosajones?

Además, se ha abierto una oportunidad en la medida que las políticas del presidente Trump dificultan la concesión de visas para estudiar en EEUU.

Ayuso lo ha visto, Morant lo ignora. Más le valía al ministerio copiar la política de la Comunidad de Madrid, que por cierto ha anunciado más plazas para las universidades públicas. Porque en las privadas es el mercado y su capacidad de competir la que crea sus oportunidades. 

¿Por qué en lugar de Ayuso vs. Morant no podría ser Ayuso+Morant? Mejor nos iría a todos y a la propia Morant, tal como pinta el panorama político. 

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.