Bolsa de Madrid

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Opinión La máquina invisible

Del saber vivir, al saber ganar

María Millán
Publicada

Te encuentras con los amigos de treinta o cuarenta y pico, y, no falla, los más disfrutones te recomiendan un nuevo restaurante, una tienda con estilo a precios asequibles, algún rincón al que viajar.

También tienen claro cómo sería el coche de sus sueños y cómo decorar la casa combinando muebles heredados, Ikea y algún toque especial.

En nuestra cultura mediterránea, el saber vivir equivale a saber disfrutar sin salirse del tiesto, pero rozando el borde. Encontrando tu propia versión del objeto de tu deseo, sin renunciar a la experiencia esencial.

Por eso opinamos sin pudor sobre el valor añadido, sobre ese "no sé qué algo misterioso" que separa lo genérico de lo "cool".

Sin embargo, esta tendencia a movernos por instinto y temperatura emocional no es trasladable a las decisiones financieras.

No hay lugar para el ensoñamiento financiero

Scott Galloway nos demuestra con datos cómo los fuegos artificiales del liderazgo carismático y la visión que enamora equivalen —tras el fin del dinero barato y el alza de tipos— a menor retorno en tu cuenta corriente.

El mercado ha virado: ya no premia el crecimiento a cualquier precio, sino los márgenes reales. Estamos viendo cómo el mercado se está moviendo de poner el foco en  “el crecimiento” a “garantizar el margen".

Para comprar bien, hay que pensar con mentalidad del "gánster": cada transacción que haces —cada compra de acciones, cada decisión de inversión— debe ser rentable, y tú te tienes que llevar una parte.

No hay lugar para el ensoñamiento financiero. Lo importante es garantizar que el margen es óptimo, y que tu “tajada” es sostenible.

El caso español lo tenemos en casa: en los últimos 12 meses, Glovo perdió 12,46 millones vendiendo servicios por debajo de coste —el modelo de "ofrecer 10 dólares de servicio por 5"— mientras Mercadona mantiene márgenes del 12% y crece orgánicamente. Uno quema dinero, el otro lo genera.

La mentalidad gánster no significa renunciar al buen vivir, sino garantizar que puedas pagártelo a largo plazo

Los márgenes son el valor añadido del mundo empresarial: son los que demuestran que lo que haces con un conjunto de activos, genera más valor del que cuesta; y esto se traslada a la cadena de valor.

Además, los márgenes son los que garantizan que tú – como inversor - puedes cobrar bien, porque el negocio es rentable en cada transacción individual que realiza.

Al final, se trata de jugar tus cartas de manera segura, especialmente ahora, que toca apretarse el cinturón.

Para hacer dinero hoy, hasta los más disfrutones han de sacar la calculadora, contar habas y asegurar que cada operación deja pasta en el bolsillo.

La mentalidad gánster no significa renunciar al buen vivir, sino garantizar que puedas pagártelo a largo plazo.

Ser gánster es entender que el dinero que no generas hoy, no lo tendrás mañana para esa cena perfecta, ese viaje soñado o esos Borsalinos que tanto te gustan.

El saber vivir empieza por saber ganar, porque sin márgenes reales, solo quedan promesas vacías.

Al final, combinar el saber vivir con el saber comprar significa esto: disfrutar como mediterráneo, pero invertir como gánster.

Cada euro cuenta, cada transacción importa, y cada decisión financiera debe tener un solo objetivo: que tú te lleves una parte. Solo así podrás seguir viviendo bien, sin vivir de cuentos.