Algunas noticias sorprenden. Trump quiere a Powell fuera de la Reserva Federal. Un choque institucional insólito en una de las naciones donde las instituciones se respetaban. Donde la división de poderes de Montesquieu tenía más vigor. El ejemplo que Toqueville quiso mostrar al mundo con su libro: “La democracia en América”.
Entonces ¿por qué Trump ataca a Powell? Puede haber varias explicaciones que no necesariamente son excluyentes.
Una de ellas es que Trump empieza a ver el fantasma de la recesión económica. Recesión que se puede, o no, indistintamente atribuir a las políticas de Trump, o a la torpeza de la política monetaria de Powell o a ambas.
Es posible que Trump sea ya consciente de que sus políticas pueden generar a corto plazo una recesión económica. Recesión que supone una reducción de la creación de puestos de trabajo. Algo que deteriorará la popularidad de Trump, porque incidirá en una parte importante de sus votantes: los obreros industriales del amplio territorio central que irán a engrosar las listas de desempleo.
¿Cómo evitar esa recesión?
Una manera sería eliminar la tormenta económica derivada de los aumentos de aranceles. Pero eso no lo quiere Trump. Ya está lanzada.
Es posible que Trump sea ya consciente de que sus políticas pueden generar a corto plazo una recesión económica
Otra manera de disminuir el peligro de recesión sería reduciendo el tipo de interés, lo que supone un aumento de la masa monetaria, una reducción de los costes de financiación y un aumento artificial del gasto y la inversión.
Esa es una explicación del “enfado” del presidente Trump: intenta que no se produzca la recesión y para ello exige la reducción de los tipos de interés, a lo que Powell no es propicio, por ahora.
Powell no es propicio a esa bajada de interés, de momento, porque la Reserva Federal estima que las políticas de Trump pueden dar lugar a inflación. La subida de aranceles aumenta el coste de los bienes importados y, mientras se sustituyen por producciones internas, los precios suben.
La moratoria de 90 días para la aplicación de muchos aranceles y el inicio de negociaciones ha producido incertidumbre. Ante esa incertidumbre la Reserva Federal se mantiene expectante.
Además, Powell como todos los economistas ortodoxos está convencido que esa reducción de intereses llevará a un aumento de la masa monetaria que, sin un amento de la producción a corto plazo, dará lugar a un aumento de los precios: inflación.
Powell no es propicio a esa bajada de interés, de momento, porque la Reserva Federal estima que las políticas de Trump pueden dar lugar a inflación
Por tanto, bajar los intereses en EEUU podría crear inflación de demanda, que se sumaría a la inflación de costes si no se llega a un acuerdo en los aranceles.
En consecuencia, Powell está esperando para tomar decisiones a que Trump acabe con este periodo de incertidumbre creado por sus políticas.
Por otra parte, puede que Trump sea consciente de que la recesión es inevitable. En ese caso, lo que está haciendo es intentar acusar a Powell de ser el causante de la recesión al no bajar los tipos de interés.
Es decir, Trump está poniéndose la venda antes de la herida. Busca un “chivo expiatorio” al que cargarle la culpa de la recesión: Powell.
Y todo ello ¿Por qué nos interesa al resto del mundo y, en particular, a los españoles?
Porque una recesión en la mayor economía del mundo se expandiría al resto de las economías. EEUU dejaría de importar y, por tanto, todas las economías que exportan a este país sufrirían.
España no es un gran exportador a EEUU (solo 18.000 millones de euros, el 5% del total de las exportaciones). Pero nuestros principales clientes (el resto de Europa) sí dependen más de la economía estadounidense. Así que el efecto de una recesión en EEUU en España sería de forma indirecta.
En consecuencia, el efecto en España será retardado. No es esperable para la primera mitad de este año y su efecto se notaría a finales de 2025 o en 2026. Es lo que prevé el FMI que mantiene altas las expectativas de crecimiento del PIB español este año, pero no es tan optimista para el que viene.
En fin, que la diatriba entre Trump y Powell no nos es ajena. Estar atentos a ella servirá para olfatear cómo están las expectativas de recesión.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.