Habló Powell -presidente de la Reserva Federal americana (Fed)-. Se esperaban pistas sobre la evolución del tipo de interés en EEUU en la reunión de Jackson Hole de esta semana. Las ha dado. Su mensaje: la política de la Fed traerá dolor a la economía.

Dada las diferencias de horario, habrá que esperar al lunes para ver la reacción de los mercados europeos. Probablemente bajarán las cotizaciones.

Ha anunciado una "política monetaria dura". Subidas de tipos de interés entre 0,5 y 0,75, o más, en las próximas reuniones de la Fed. Es decir, tipos del orden de 3,7% en Estados Unidos.

Para Jerome Powell no es un problema subir el tipo básico de interés. La tasa de paro en el país es inferior al 4%; pleno empleo. Los ciudadanos estadounidenses encuentran trabajo.

Además, con su política de tipos muy superiores a los de Europa fortalece el dólar. Cómo el viejo continente necesita su gas, petróleo y otras materias, que paga en dólares revaluados respecto al euro: EEUU se enriquece y mientras la UE se empobrece.

Por si fuera poco, la poderosa industria armamentística norteamericana ha encontrado un cliente en su propio gobierno, que envía parte de sus stocks excesivos a Ucrania.

En EEUU, como en Europa, los salarios pierden capacidad adquisitiva al crecer menos que la inflación; el factor trabajo se abarata. Las empresas norteamericanas prefieren contratar a invertir en otros factores de producción.

Por eso la economía de EEUU tiene una situación singular: decrece su PIB y crea trabajo. Como hay inflación, la situación es: estanflación con pleno empleo. Situación en la que todo banco central tiene claro lo que hay que hacer: subir la tasa de interés básico.

Lo mismo le pasa al Banco de Inglaterra (BoE). El Citi asegura que hay peligro de que la inflación suba del 15%. Pero su paro es bajo. Por tanto, el BoE puede subir los tipos de interés. En Reino Unido ya está por encima de 1,75%.

La Sra. Lagarde, la jefa del BCE, no ha ido al simpósium de Jackson Hole. Así evita que le pregunten sobre sus intenciones.

Su situación es diferente a la de Powell. Europa no tiene pleno empleo. España, por ejemplo, supera el 13% de paro y subirá este otoño. Europa tiene costes excesivos en energía, componentes industriales, alimentos y fertilizantes agrarios. Eso dificulta la exportación y alimenta la inflación.

Parece como si Lagarde dudase entre atacar a la inflación (como Powell) con subidas agresivas del interés o evitar el desplome de la economía europea, con subidas tímidas.

Parece como si Lagarde dudase entre atacar a la inflación (como Powell) o evitar el desplome de la economía

Con la timidez el euro se debilita frente al dólar. Si un país paga muchos más intereses por el dinero, su moneda se fortalece frente al que paga menos. Así las importaciones europeas en dólares (energía incluida) se encarecen y alimentan la inflación.

Por eso Lagarde tendría que acelerar la subida de tipos de interés. Pero el BCE no se atreve por el excesivo endeudamiento público de los estados del sur de Europa. El coste de los intereses sería una losa para los Estados endeudados (España al 117% del PIB).

Lagarde sabe que el principal papel de un banco central es controlar la inflación. ¿Por qué no lo hace?

Porque Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea no cumple con su obligación. Con las vacaciones fiscales la UE no controla el déficit público de los Estados miembros.

Sin embargo, la inflación aumenta los ingresos fiscales monetarios de esos Estados. Sería la ocasión perfecta para disminuir el endeudamiento. En lugar de desbocar los gastos públicos con subvenciones de todo tipo ¿no se debería utilizar ese exceso monetario para bajar la deuda? Pero Von der Leyen no lo está pidiendo.

Si se bajase la deuda, Lagarde podría ser agresiva en sus subidas de tipos de interés para reducir la inflación.

Si se redujese la inflación, que es el impuesto de los pobres, la “clase media trabajadora" mejoraría el poder adquisitivo de sus rentas salariales. Además, el euro se fortalecería, bajarían los costes de importación de energía y la inflación disminuiría aun más, mejorando la economía.

No está claro si el error es de Lagarde o de Von der Leyen. Pero una u otra incumplen su responsabilidad.

*** J. R. Pin, profesor del IESE.